El Consejo de Gobierno de Canarias ha declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el Barranco de los Gomeros (La Palma) y la iglesia de Santa Ana, localizada en el municipio tinerfeño de Garachico, que pasan a formar del catálogo del patrimonio histórico de Canarias.
Así, el primero se ha incluido en la categoría de Zona Arqueológica al ser representativo de un poblado de cuevas aborigen de la isla, junto a la presencia de algunas construcciones de interés etnográfico.
El centro neurálgico del conjunto arqueológico del Barranco de Los Gomeros se sitúa principalmente en un recodo, a modo de meandro del término municipal de Tijarafe.
La zona delimitada como Bien de Interés Cultural alberga un importante conjunto arqueológico, de los más sobresalientes de La Palma, tanto por la existencia de una gran cantidad de cuevas de habitación, que en su mayoría poseen una estratigrafía de gran espesor, así como por la concentración de cavidades de proporciones muy grandes.
El mayor número de yacimientos se encuentra en el tramo medio del Barranco de Los Gomeros, a ambos lados de la carretera, convirtiendo a este poblado de cueva, sin ningún género de dudas, en el más interesante de la etapa prehispánica de La Palma y constituye uno de los mejores ejemplos sobre el hábitat característico de la cultura Benahoarense.
Del mismo modo, el poblado, dentro del BIC, cuenta con 39 cuevas naturales de habitación. Además, en tres de ellas aparecieron algunos restos humanos que indican que también serían utilizadas como cuevas sepulcrales en algún momento de su ocupación.
Los materiales arqueológicos superficiales documentados en los trabajos de prospección revelan la existencia de un amplio abanico de material prehispánico, lo cual indica que este lugar estuvo ocupado por los aborígenes por un lapso de tiempo muy largo -unos 2000 años-, que abarca desde el mismo momento de su arribada a la isla hasta que su cultura fue erradicada a finales del siglo XV.
Iglesia de Santa Ana
La Iglesia de Santa Ana, por otro lado, constituye uno de los templos más bellos y monumentales de todo el norte de Tenerife, en relación con la riqueza y dinamismo económico de Garachico en los siglos XVI y XVII.
Sufrió un incendio en 1706, con motivo de la erupción, por lo que hubo de ser reconstruido en su totalidad, bajo la dirección de Andrés Hernández Salgado, que logró una equilibrada armonía en el nuevo edificio y en la proporción de las naves, altura de columnas y arquerías. Es difícil precisar los cambios sufridos respecto al templo original, aunque debieron ser importantes.
La iglesia muestra una planta rectangular, con tres naves y tres capillas laterales. Las naves alcanzan una altura similar, respondiendo al esquema de iglesia-salón, presente en algunos templos de la isla y caracterizado por su amplitud y grandiosidad.