Han pasado 400 años, con sus días y noches, de aquel hallazgo casual en el interior de un tronco de un loro o laurel a unos 300 metros del templo de San Pedro, Breña Alta. Dos cruces, de color negro, escondían el madero.
El hecho sorprendió a los lugareños e incluso a los máximos representantes de la iglesia católica de La Palma que tomaron decisiones sobre aquel hecho dejando un magnífico testimonio, a modo de detallada crónica, documental del mismo que se conserva.
En el Archivo Parroquial de Breña Alta, se custodia el documento titulado: Información sobre el hallazgo de dos cruces de un madero de laurel, practicada en Breña Alta, ante la audiencia eclesiástica de la Isla de La Palma por el Vicario Romero Xaraquemada. Abril de 1622, en el que se relatan los hechos y testimonio de los testigos.
Ante el cúmulo de cronistas y escritores que durante siglos se han referido a la aparición de las dos Santa Cruces de Breña Alta, esta interesantísima pieza documental adquiere suma importancia para la historia religiosa de Canarias. Aporta nuevos detalles, además de aclarar errores que se han ido copiando sucesivamente por diferentes autores.
En ella se recoge el testimonio o declaración de las personas que vieron con sus ojos y vivieron lo sucedido el 12 de abril y días siguientes del año 1622. Igualmente, la consideramos esclarecedora de los usos, costumbres y manifestaciones de la religiosidad popular insular de la primera mitad del siglo XVII.
Momento decisivo y emotivo debió ser éste: un ministro de la Iglesia confirma con su presencia y comentarios el milagroso hallazgo ante sencillos campesinos y labradores de Breña Alta. Pasado el momento de estupor ante lo que veían sus ojos, Amaro González, primer párroco de San Pedro de Breña Alta, dispuso que se volvieran
“a juntar los dichos maderos, el dicho cura hizo poner vn paño linpio sobre el dicho madero y lo hizo enramar con rosas y flores y con los que estaban presentes y otros vecinos que conbocó el susodicho y los dichos vecinos la traxero [sic] a hombros con la mayor deboción que se pudo a la parrochia de señor San Pedro del dicho término y le pusso en el altar mayor, donde está con el Santíssimo Sacramento”.
Otro párrafo de la declaración de los testigos dice que las cruces fueron enramadas con yerbas y flores, lo mismo pero diferente.
“Y assí llamó muchos vecinos del dicho término y a el cura y les enseñó las cruzes y el cura hizo traer vna toalla limpia y cubrió el madero donde estaban las cruzes; y lo enrramaron con yerbas y flores y lo traxeron a la iglesia de señor San Pedro, parrochia deste lugar de la Breña, y lo pusieron en el altar mayor donde está el Santíssimo Sacramento, a donde a ocurrido mucha gente del dicho lugar y de la çiudad”.
Como hemos visto las dos Santas Cruces de Breña Alta recibieron en 1622 su primer enrame con rosas, flores y hierbas. Los vecinos, por indicación del cura, taparon el tronco de laurel y las cruces con un paño limpio, en señal de respeto, y las enramaron.
Corría el mes de abril y Breña Alta debía estar rebosante del alegre multicolor de los rosales, flores y yerbas. Aprovecharon lo que la naturaleza, al cuidado seguro de manos de mujer, en primavera les daba en todo su esplendor para el primer enrame y culto a las dos Santa Cruces de Breña Alta, hace cuatro centurias.
María Victoria Hernández, cronista oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009)