Este sábado, 2 de marzo, se celebra el Día Mundial del Bienestar Mental para Adolescentes. Para dar visibilidad a los problemas de salud mental que afectan a los adolescentes nos hacemos eco de los datos que el Ministerio de Educación pública en su web:
“Se calcula que más del 13% de los adolescentes de 10 a 19 años padecen un trastorno mental diagnosticado. Cada año mueren 45.800 adolescentes por suicidio, siendo esta la quinta causa de muerte más frecuente entre los adolescentes de 10 a 19 años. El impacto de la pandemia de COVID-19 también ha incidido en un aumento del estrés y la ansiedad entre los niños y los adolescentes. Y si pensamos en la ayuda que se les puede brindar, los datos no son mejores, el número de psiquiatras especializados en el tratamiento de niños y adolescentes es inferior al 0,1 por 100.000 en la mayoría de los países”.
Aparte de la posible ayuda psicológica y psiquiátrica, el apoyo de los padres es fundamental para proteger la salud mental de los jóvenes.
Si este apoyo no llega a los menores, eso les genera un sentimiento de soledad y desprotección que puede tener consecuencias negativas para la construcción de su personalidad, propiciando ansiedad y depresión.
No olvidemos no obstante que los centros educativos constituyen uno de los principales entornos de desarrollo.
Según estudios publicados, los datos muestran que un 61% de los adolescentes se sienten apoyados por sus compañeros en el entorno escolar, mayoritariamente a las edades de entre 11 y 16 años. En cuanto al apoyo por parte del profesorado, el porcentaje de adolescentes que perciben niveles altos de apoyo es notablemente mayor en el alumnado de 11-12 años (73,6%) y baja a un 33% en los grupos de 15-16 y 17-18 años.
El estrés escolar también afecta a los adolescentes, especialmente a partir de los 13 años y siendo mayor en las chicas que en los chicos. Por último, el gusto por la escuela también va descendiendo con la edad y pasa de un 47,9% a los 11-12 años hasta el 13,45% a los 17-18 años.
Para intentar mejorar estos datos se establecen estrategias para disminuir el estrés y la ansiedad, hacer frente al aburrimiento en el aula, reducir el miedo al fracaso, así como las claves para poner en práctica un aula emocionalmente positiva, cuyos componentes son: un aula empática, prosocial y centrada en el aprendizaje, con relaciones fuertes entre los alumnos, aceptación de la diversidad, seguridad, confianza, valores comunes y profesores que les apoyen y sean sensibles a sus necesidades.
En esta línea, Salud Mental La Palma y a través de nuestro Servicio de Refuerzo Educativo y financiado por el Cabildo de La Palma, aportamos esos intentos de mejora entre los cuales destacan nuestros talleres que impartimos en los centros educativos en horario lectivo y que tienen como objetivos:
-Informar y sensibilizar a los/as niños/as sobre la salud mental.
-Incrementar los conocimientos sobre la salud mental de estos grupos de población, con fines preventivos.
-Erradicar el estigma y el rechazo social. Acabar con los mitos y falsas creencias que aún existen en nuestra sociedad.
-Informar sobre los recursos de Salud Mental que existen en nuestra isla.
-Fomentar hábitos y estilos de vida saludables.
-Mejorar la imagen social de la salud mental en edades tempranas.
-Propiciar entre los/as docentes herramientas para poder responder a las demandas que se den en el aula en el ámbito de la salud mental.
En definitiva, se trata de mantener un clima positivo tanto en el contexto familiar como escolar para conseguir el bienestar mental del adolescente.