Es el arrebato de un beso escondido en el aire, la caricia disuelta en un juego de sombras.
Es el camino lleno de sobresaltos y riesgos, el que define la perfección de lo atrevido.
Es la mirada de abismo desordenado, el regalo del tiempo sin prisas, el abrazo lento y valiente.
Es el vértice de las esquinas que olvidaron la espera, la silueta del caos bailando entre flores.
Es la sonrisa que araña el intento, la oportunidad y el vuelo, la cuerda que une y sostiene al silencio y lo siente.
Es la súplica de lo infinito, la búsqueda firme y segura de la esencia sin miedos, de ganar volviendo, de seguir siendo.
Sara Pérez Alonso