Ajenas, precisas, intocables,
no son llamadas pero existen.
Se deslizan en su lenguaje,
se desconocen,
aleteando se pronuncian
en claros celuloides.
Brumosas, endebles, frágiles,
sencillas, ingrávidas, atemporales.
Rostros de un tiempo presente,
se posan en la punta de un grafito,
y desaparecen.