Las libertades se atropellan entre ellas
Las libertades de unos no pueden atentar contra las libertades y los derechos de otros. En la guerra entre libertades y derechos pierden todos.
Residimos en una sociedad abierta y en continua ebullición, y, sin embargo, en ocasiones tenemos la sensación de ser menos libres que en otras épocas. El ejercicio de la libertad de unos golpea la libertad de otros. Obcecados en erigir nuestra libertad no atendemos al respeto de la libertad de los demás.
En el momento en que las libertades de unos intentan imponerse sobre las libertades de otros de manera dictatorial, acaban por convertirse en un imperialismo que no beneficia a nadie. Todos pierden. Y pierde, sobre todo, la palabra libertad, porque su valor queda degradado e infravalorado.
En otras épocas, las luchas por los derechos y las libertades eran generalizadas. Era la mayoría quien se beneficiaba de ellos. En la actual sociedad, tan diversa y compleja, tan multicultural y tan llena de diversas naturalezas de convivencia, pensamiento, conductas…, las libertades son igual de complejas y diversas. Muchas de estas libertades benefician únicamente a ciertas minorías, a ciertos pensamientos o formas de vida.
La sociedad se mueve constantemente, como la vida. Nada se detiene; todo se mueve a una velocidad endiablada. Las libertades y los derechos se mueven en la misma sintonía. Endiablada. En ocasiones sin sustento entendible.
No queda más remedio que aprender a crear espacios y conductas donde las libertades y los derechos de unos y otros puedan convivir en plena armonía. Aprender a respetar las libertades de otros, pero también, a defender sin miramientos nuestras libertades ante la imposición de las libertades de otros
Andrés Expósito
0