Volveremos a ser nómadas

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Hace unos días un profesor nos aconsejó que nos fuéramos preparando para volver a ser nómadas. Este consejo me recordó a algo que el historiador y escritor israelí Yuval Noah Harari mencionaba en su libro Sapiens publicado en el año 2011: hemos pasado de construir una casa y asentarnos en un lugar en el cual desarrollar nuestra vida junto a familiares y amigos a ser mochileros que montan y desmontan su tienda de campaña para ir de un lugar a otro en busca de oportunidades.

Lógicamente, el Covid-19 ha sido un acelerador de esta tendencia, ya que este no solo ha hecho que muchas empresas implanten el teletrabajo, universidades impartan docencia online, reuniones y eventos sean realizados de forma telemática, etc., sino además ha generado que la tecnología necesaria para dicho fin mejore y sea implantada en las organizaciones a un ritmo que de no ser por su aparición se hubiera tardado muchos años.

Por ello, no es descabellado pensar que volveremos a ser nómadas muy pronto y nosotros, los estudiantes, debemos estar preparados para este grandísimo reto al que nos enfrentamos, ya que cuando salgamos de esta crisis el mercado laboral no volverá a ser como lo conocíamos. Es cierto que esto ha ocurrido siempre, es decir, las crisis siempre han traído consigo grandes cambios a los que la sociedad ha tenido que adaptase para poder recuperarse. Sin embargo, la gran diferencia del reto que tenemos ahora mismo ante nosotros en comparación con el que otras generaciones tuvieron es la velocidad y magnitud del cambio.

En este sentido, aún hoy, un año después del inicio del confinamiento sigue costándonos mucho adaptarnos a la actual situación, incluido a nosotros, los más jóvenes que deberíamos ser aquellos que más rápido y fácilmente lo hicieran. Tanto es así que aún seguimos diciendo lo de “que ganas de volver a la normalidad” o lo de “odio las clases online”. Esta resistencia al cambio nos impide ver las oportunidades que están emergiendo ante nosotros y tomar acción, ya que estamos atrapados en un recuerdo de algo que ya solo existe en nuestra mente: el pasado.

Por lo tanto, ya que el pasado no existe y el presente no lo podemos cambiar, la única opción que tenemos es cambiarnos a nosotros mismos para así tener un futuro más próspero. Dicha transformación implica ser capaces de cambiar de trabajo, lugar de residencia y hábitos fácil y rápidamente, ser estudiantes multidisciplinares de por vida y perder el miedo a la incertidumbre y lo desconocido. En definitiva, estar preparados para ser nómadas nuevamente.