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¿Qué riesgos entraña para la salud la lluvia de ceniza volcánica?

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Un fino manto de ceniza procedente del volcán en erupción de La Palma cubre el suelo del sur de la isla y se deposita sobre viviendas y vehículos. Esta lluvia de pequeños fragmentos de roca volcánica (de menos de dos milímetros de diámetro) desplazados por el viento ha ganado en intensidad en el último día y ha enturbiado el ambiente en las localidades afectadas. Esta dispersión de partículas entraña riesgos para la salud, principalmente respiratorios, pero también irritaciones oculares e, incluso cutáneas. 

Estudios realizados en zonas de exposición prolongada a los efectos de la actividad volcánica, como determinadas islas de Japón o Islandia, han demostrado que los ingresos hospitalarios de pacientes con enfermedades respiratorias crónicas se han multiplicado por tres y que las visitas a urgencias se han quintuplicado durante esos periodos, explica el neumólogo Pedro Cabrera, que precisa que también puede incidir en estos incrementos la existencia de patologías respiratorias residuales de personas expuestas de manera continua.

“La ceniza volcánica no se puede equiparar al concepto que tenemos habitualmente de ceniza, la que se puede generar en un incendio forestal, en una barbacoa doméstica... La ceniza volcánica es material inorgánico, son minerales. Son como piedrecitas microscópicas que tienen aristas, agujas. Son mucho más agresivas”, aclara el también presidente del Colegio de Médicos de Las Palmas. Esas partículas finas pueden ser aspiradas profundamente hasta los pulmones y generar una afección respiratoria que puede llegar a ser grave tanto en pacientes con patologías crónicas como en personas sanas con exposiciones prolongadas.

La Red Internacional de Amenazas Volcánicas para la Salud (IVHHN, por sus siglas en inglés) detalla en una guía cuáles son los síntomas agudos (inmediatos) más comunes, los que se producen ante acontecimientos como el que vive La Palma desde que el pasado domingo se abriera la primera boca del volcán en la zona de Cabeza de Vaca, en el edificio de Cumbre Vieja. Son, principalmente, la irritación y secreción nasal y el dolor de garganta, que puede venir acompañado de tos seca. En el caso de personas con problemas pulmonares previos, se pueden desarrollar síntomas severos de bronquitis que persisten días después de la exposición a la ceniza (tos seca, flema, pitidos) o falta de aire (disnea). La respiración cortada, el jadeo y la tos son las manifestaciones más frecuentes en los asmáticos. 

Según este documento, a largo plazo, la exposición prolongada a ceniza volcánica puede producir enfermedades pulmonares serias, aunque “en raras circunstancias”. “Si estas ocurren, se debe a que las cenizas son muy finas y contienen sílice cristalino (que produce silicosis) y las personas afectadas debieron haber estado expuestas a altas concentraciones de cenizas durante muchos años”, expone la guía, que matiza que para la población en general ese umbral recomendado de exposición puede ser superado en periodos de corta duración sin conllevar daños significativos a la salud. 

El mayor riesgo, insisten los especialistas, está en las personas que padecen patologías respiratorias previas, como por ejemplo los asmáticos o los pacientes de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), a las que se les recomienda no salir de sus viviendas. “Se sabe que las partículas que van a llegar a los pulmones son microscópicas, de menos de cuatro micras. La afección depende de la cantidad que se respire, incluso de fenómenos atmosféricos. Es muy variable”, afirma Cabrera. El neumólogo explica que cuando se producen este tipo de episodios, lo habitual es que se traten en urgencias, que se mida la oxigenación, que se aporte respiración artificial en caso de que el paciente lo requiera y que, si el problema persiste, se trate con medicamentos broncodilatadores y corticoides. 

Según el presidente del Colegio de Médicos de Las Palmas, el efecto de la ceniza volcánica puede llevar a la disnea (pérdida de aire) a las personas sanas cuando se ha inhalado una cantidad importante de estas partículas. “Y cuando se respira a más profundidad, mayor es el volumen de ceniza que ingresa en nuestro cuerpo”, señala Cabrera, que añade que, por ello, no se aconseja hacer ejercicio al aire libre. 

Para la población en general, la Dirección de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias insta a los ciudadanos que tengan que abandonar sus domicilios a que lo hagan con una mascarilla que les cubra nariz y boca, así como unas gafas de protección tipo máscara. “Lo ideal es que las gafas sean lo más herméticas posibles. Para la ceniza, sirven las que estamos utilizando para la prevención de la COVID-19, pero no para los gases que emite el volcán. Por eso no podemos estar cerca de donde se desprenden los gases de la lava y, por supuesto, bastante lejos cuando la lava llegue el mar, porque el desprendimiento va a ser tremendo”, advierte el neumólogo, que aconseja a los vecinos humedecer “con una regadera”, sin empaparla, la capa superior de la ceniza que se deposita en los patios y azoteas de la vivienda para recogerla con mayor comodidad y seguridad. “Conviene levantar la menor cantidad de cenizas posible y ponerse gafas de protección”. 

Y es que la ceniza volcánica también puede ocasionar importantes irritaciones oculares, rasguños dolorosos y conjuntivitis. “Cuando cae en los ojos, uno no se puede frotar, porque son como pequeños cristales que los dañan”. La guía elaborada por la Red Internacional de Amenazas Volcánicas para la Salud advierte, además, de que el uso de lentillas durante estos episodios de lluvia de cenizas puede “abrasar la córnea”. Otra afección, “no muy común”, que puede provocar este fenómeno son las irritaciones cutáneas, sobre todo si las partículas son ácidas. “Muchas veces esos materiales llevan en su superficie, adheridas, sustancias ácidas, sulfuros e hidrocarbonos policíclicos, que tienen cierta toxicidad” y que pueden causar irritación en los pulmones y en los ojos. 

Aparte de los efectos directos sobre la salud de las personas, la lluvia de cenizas puede causar otras consecuencias indirectas que también suponen potenciales riesgos. Por ejemplo, en la carretera, tanto por la reducción de visibilidad por las partículas en suspensión, como por las capas finas que se depositan sobre el asfalto, que son “muy resbaladizas”. Reducen la tracción de los vehículos e incrementan el peligro de accidente. También puede afectar al suministro eléctrico, al abastecimiento de agua, al saneamiento y a la salud animal, ya que la ceniza es “muy tóxica” para los animales que pastan-.

Además de las recomendaciones ya mencionadas, la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias insta a la población a no permanecer en áreas descubiertas, quitar la ceniza acumulada de los techos planos y de las canaletas de lluvia, mantener tapados depósitos y cisternas de agua, evitar que la ceniza haga contacto con los alimentos y lavar bien frutas y legumbres, además de no consumir alimentos al aire libre. Se aconseja también limpiar arbustos y plantas y sacudir los árboles si es posible, además de usar la aspiradora, si se tiene, para limpiar muebles y alfombras con frecuencia y recoger con bolsas plásticas la ceniza acumulada y depositarla en contenedores, evitando tirar estas partículas al alcantarillado público.

La Aemet monitoriza las emisiones

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) envió este martes a cuatro técnicos a la zona del volcán para instalar los instrumentos necesarios para monitorizar las emisiones del volcán. El organismo estatal está realizando modelizaciones a partir de los datos aportados por el comité científico y actualizando el desplazamiento de la ceniza. El comportamiento varía en función del viento y de las alturas. En los niveles más bajos, la ceniza viaja este miércoles hacia el suroeste de la isla, mientras que en cotas más altas se desplaza hacia el este/sudeste, señala David Suárez, director de la delegación canaria de la Aemet. 

“Hace dos días, con imágenes de satélite, las emisiones habían llegado al norte de La Gomera. Con el cambio de viento, se ha desplazado hacia el suroeste”, apunta Suárez, que espera que en las próximas horas se produzca un cambio en la dirección del viento que dirija la ceniza hacia el este de la Isla Bonita.