Desde el primer momento en el que comenzara, el pasado 19 de septiembre, la erupción del volcán en Cumbre Vieja la patrullera 'Pico del Teide' del servicio marítimo de la Guardia Civil ha estado presente en el litoral de Tazacorte realizando la vigilancia de la zona costera.
Ahora, casi tres meses después y con la erupción parada, el brigada Francisco José Frías Jiménez confiesa los difíciles momentos que han vivido en su labor de proteger y servir a los vecinos afectados.
“Nuestra misión ha sido la de garantizar la seguridad dentro del perímetro de exclusión marítima establecido por las autoridades, pero hemos vivido también la misma incertidumbre que los habitantes del Valle de Aridane”, explica el brigada mientras realiza las maniobras de salida del pantalán del puerto bagañete.
El agente comenta a Efe que a bordo de este buque han tenido que realizar, entre otras actividades, las mediciones de los gases cuando las coladas han tocado el mar, ayudando en ello a los científicos.
Pero que su cometido principal es el de evitar que otras embarcaciones se acerquen a la zona de exclusión en la que hay diversos riesgos, como es la emanación de gases tóxicos.
La tripulación de esta patrullera de la Guardia Civil consta de cuatro agentes que se van rotando cada diez días, explica Francisco José Frías.
“Parte de la que está en estos momentos tiene vinculación con La Palma, pero el interés y la necesidad de ayudar en esta emergencia volcánica por parte de todos los agentes destacados en la isla ha sido admirable”, reconoce el brigada.
Dos de los cuatro agentes a bordo tienen lazos directos con el Valle de Aridane.
José Luis Hernández es un Guardia Civil casado con una palmera del municipio de El Paso.
“He vivido el volcán a través de la familia de mi esposa, con la preocupación lógica por el daño que ha ocasionado a muchos de sus vecinos y amigos”, relata.
“Atracamos en el puerto de Tazacorte minutos antes de la erupción, apenas habíamos amarrado la patrullera cuando nos dieron el aviso. Ya desde el mar, pude ver la inmensa columna de humo y cenizas en la zona alta de Las Manchas”, explica.
Jesus Manuel Ramos Pérez es natural de Los Llanos de Aridane. Ahora reside en Tenerife donde tiene su atraque habitual la patrullera 'Pico del Teide'. Su hermana es una de las más de 2.000 personas damnificadas por el volcán.
“Ella ha perdido su casa y su finca. La colada le llevó la casa en la zona de El Corazoncillo”, señala con resignación el agente. “Además del servicio en la patrullera, he estado haciendo servicios en la zona de exclusión, y también en los momentos de los desalojos”, señala.
“Es muy triste ver a vecinos que conoces cómo se despiden de sus hogares llevando sus enseres en un camión”, relata Jesús mientras mira hacia el litoral en el que las coladas del volcán han modificado toda la geografía que él conocía desde pequeño.
“Soy hijo de platanero y sé lo duro que es construir una finca y ponerla en producción; me duele mucho ver ahora la lava negra cubriéndolo todo. Esas fincas dieron mucho futuro a jóvenes como yo que pudimos salir a estudiar fuera de la isla”, apunta.
Pero este Guardia Civil recuerda que el palmero tiene la tesón suficiente para hacer frente a este revés de la Naturaleza.
“Siempre hemos sido capaces de salir de las adversidades, trabajando sólo como nosotros sabemos. Y ahí tenemos el ejemplo: lo que antes era terreno improductivo, lo convertimos en las mejores plantaciones de Canarias”, asegura mientras señala los deltas de otras coladas históricas y sobre los que se asientan importantes fincas de plataneras en el litoral de Los Llanos de Aridane.
Desde la vista privilegiada que da la patrullera 'Pico del Teide' se divisan perfectamente tras los primeros rayos del sol las diferentes coladas volcánicas que desde lo alto, en Cumbre Vieja, se abrieron paso cubriendo todas las edificaciones del barrio de Todoque y muchas en La Laguna.
Cada día, desde que se iniciara la erupción, el personal de esta patrullera ha estado atento en el cumplimiento de su misión al devenir del volcán.
Una tarea que también es necesaria agradecer y que pone de manifiesto que una emergencia de la magnitud ocurrida en la isla de La Palma precisa también de la máxima coordinación y dedicación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que junto a otros operativos del plan de emergencia han velado por la integridad de los vecinos afectados.