Los científicos y gestores de los parques nacionales de cinco archipiélagos del mundo (Azores, Guadalupe, Polinesia Francesa, Reunión y Canarias) que participaron en Fuencaliente en la fase final del proyecto internacional Moveclim (Montane vegetation as listening post for climatic change) han constatado que la alteración de las zonas naturales acaba con especies muy raras y endémicas de La Palma. La reunión de expertos ha concluido con “importantes resultados y grandes retos para el futuro”, según ha informado a LA PALMA AHORA Juana María González Mancebo, profesora titular del Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la Universidad de La Laguna e investigadora, que participa en el referido proyecto científico.
Moveclim tiene como objetivos principales “analizar el efecto del cambio climático utilizando para ello grupos de rápida respuesta a los cambios ambientales, los musgos y helechos”. En este sentido, una de las conclusiones que se desprenden de los resultados de esta reunión científica es “la utilidad y la importancia de usar a los briofitos (musgos) como indicadores del estado de los bosques”, explicó González Mancebo.
En La Palma, detalló la citada investigadora, “se está estudiando además cómo afecta a la biodiversidad la alteración de las zonas naturales, realizando parcelas de muestreo a lo largo de tres líneas desde la costa hasta la cumbre en zonas con diferente grado de alteración, y de esta manera se ha podido comprobar que muchas especies endémicas o muy raras desaparecen con las alteraciones de los ecosistemas. Este problema es especialmente importante en los bosques de laurisilva, ya que es ahí donde se encontraron las mayores pérdidas”, ha subrayado.
Con este proyecto, resaltó, “se ha generado un volumen de datos tan grande que se irán publicando de forma paulatina durante al menos diez años”. La reunión final del proyecto se inició en La Gomera, donde el grupo tenía el objetivo de “reconocer los bosques de laurisilva más antiguos de Canarias”, situados en el Parque Nacional de Garajonay, espacio en el que están actualmente estudiando los efectos del fuego en el clima y en la vegetación.
Después de varios días de sesiones de debate y comunicaciones celebradas en las instalaciones de la casa rural ‘Los Melindros’ de Los Quemados, en Fuencaliente, se han obtenido “conclusiones muy relevantes y valorado el proyecto de forma muy positiva”, subraya González Mancebo.
Como se ha apuntado anteriormente, los científicos han destacado la utilizada y la importancia de utilizar musgos como indicadores del estado de los bosques. “Estas plantas, al depender directamente de la humedad ambiental, son extremadamente sensibles a cualquier tipo de cambio en su hábitat, y se está utilizando la presencia, desaparición o reducción de sus poblaciones para detectar dichas alteraciones”, subraya la fuente mencionada. “Se estudian además los beneficios de estos grupos de plantas en los ecosistemas. Un ejemplo de los trabajos que están siendo realizados es la estimación del agua que captan los briofitos en los bosques nativos de Azores y La Reunión, con una compleja metodología que permite conocer con exactitud qué cantidad de agua absorben las diferentes especies de musgos que dominan en sus bosques, y lo que estos aportan a los ecosistemas”. “Gracias a experimentos como este sabemos que algunas especies (como algunas del género Sphagnum en Azores) pueden retener hasta 30 gramos de agua por cada gramo de peso de la planta. También se están investigando los factores que producen mayor riqueza de especies en unos determinados niveles altitudinales, ya sean factores climáticos, ambientales o espaciales, y una de las ventajas del proyecto es que va a permitir comprobar si estos factores actúan de igual manera sobre las especies en diferentes partes del mundo, o si cada isla es particular en este sentido”, ha remarcado.
El seguimiento de las parcelas permanentes que se han instalado en las cinco islas mencionadas “nos permitirá comparar en un futuro cercano los efectos del cambio climático en diferentes latitudes y condiciones climáticas”. En el caso concreto de La Palma, “se está estudiando además como afecta la biodiversidad a la alteración de las zonas naturales, realizando parcelas de muestreo a lo largo de tres líneas desde la costa hasta la cumbre en zonas con diferente grado de alteración, y de esta manera se ha podido comprobar que muchas especies endémicas o muy raras desaparecen con las alteraciones de los ecosistemas. Este problema es especialmente importante en los bosques de laurisilva, ya que ahí es donde se encontraron las mayores pérdidas”, alertó.
La coordinadora general del proyecto, Claudine Ah-Peng, de la isla de La Reunión, ha sido la encargada de clausurar las sesiones de debate, con un resumen de cómo han transcurrido estos tres años de Moveclim. “En este tiempo se han producido, por todo el equipo científico, 21 publicaciones en revistas científicas internacionales, 17 comunicaciones en congresos científicos y diferentes apariciones en los medios de comunicación (entrevistas, artículos de prensa e incluso un documental sobre el proyecto), lo que muestra el éxito conseguido hasta el momento”, resalta González Mancebo, quien asegura que “para el futuro quedan todavía objetivos por conseguir, y uno de los más importantes es trabajar en la difusión de los resultados, de manera que la población en general sea consciente del importante papel que los helechos y los musgos juegan en los ecosistemas, y sensibilizar así frente a los graves problemas de conservación a los que nos enfrentamos, especialmente el cambio climático en las islas, ya que son territorios muy pequeños, aislados, y por ello con una naturaleza extremadamente especial y única”.