Bar La Punta cumple 35 años

No es habitual que un establecimiento de hostelería continúe abierto después de tres décadas y media. Y menos si el propietario continúa siendo el mismo. En una época en la que los locales se traspasan y los nombres de los mismos cambian cada dos por tres, existe un bar que aguanta el paso del tiempo y las circunstancias. Se trata del Bar La Punta en Tijarafe que cumple 35 años de vida. Y siempre, desde 1985, con Ana Isabel Lorenzo Aguiar detrás de la barra.

Ana y su marido Pedro inauguraron el Bar La Punta el 15 de agosto de 1985 en un local propiedad del matrimonio. Ana tenía 25 años edad y se convirtió en una joven emprendedora decidida a todo, desde entonces decidió dedicar todo su esfuerzo a su bar, que mima con celo y es su máximo orgullo. Siempre lo tuvo claro: queríamos que fuese un bar de barrio. Por aquellos años, esta zona de La Punta “estaba muerta, no había ningún bar”, rememora Ana. Con suelo de la época, unas cuantas mesas, butacas y una generosa barra bien surtida, el establecimiento arrancó. La única metamorfosis que ha vivido en estos 35 años de historia es alguna pequeña remodelación, pero siempre manteniendo la esencia de sus orígenes.

Su propietaria, una mujer luchadora, ha resistido a momentos complicados al pie del cañón como el actual marcado por la pandemia del Covid-19 o el inicio de la andadura donde no estaba bien visto que una mujer entrara a un bar y, mucho menos que fuera ésta quien lo regentara.

Un local que comenzó siendo un bar de barrio y que ha sabido ofrecer un breve descanso para los trabajadores de la zona o que están de paso. Además, de ofrecer a los visitantes de nuestra Isla una espléndida plaza desde donde poder degustar los mejores platos acompañados de unas preciosas puestas de sol. Pero el respeto y el buen ambiente están por encima de todo. De la misma manera que 35 años atrás,

De estos 35 años de vida, Ana tiene innumerables historias que ya forman parte del decorado del Bar La Punta, como la visita de Adolfo Suárez. Sobre su barra se han materializado fichajes de equipos deportivos, se han pintado cuadros y creado canciones, entre otras mil anécdotas. Después de estas tres décadas y media, su propietaria se confiesa “inmensamente feliz” porque su bar es un punto de encuentro cultural en el que comparten historia y tiempo los vecinos siendo un elemento más de “lo social” porque siempre oía “nos vemos luego en el bar”. Ana tiene la clientela que quiere y disfruta de su trabajo como pocas. Seguirán pasando los años y seguramente allí estará el Bar La Punta, “since 1985”, como testigo directo de la hostelería tijarafera.