El Cabildo aprueba la gestión del Centro Triana

El Cabildo de La Palma, a través de la Consejería de Asuntos Sociales, ha hecho un seguimiento durante los últimos seis meses de la gestión del Centro de Discapacidad Triana, que primero fue asumida por la Corporación insular y posteriormente por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, mostrándose satisfechos por la buena marcha de las instalaciones, según se informa en una nota de prensa.

Una vez asumió la gestión la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, se nombró por parte del Cabildo un equipo técnico para la supervisión del centro, estableciendo reuniones periódicas de coordinación en las que se está llevando un control y adecuación de la gestión del servicio público con los responsables de la orden, todo ello para garantizar una intervención profesional que redunde en la mejora de la calidad de vida y bienestar de los residentes y asegurar una dinámica de convivencia en el centro.

Los 67 trabajadores de San Juan de Dios están supervisados por el Cabildo con el fin de que “el eje central de su trabajo sea la atención integral, llevada a cabo por un equipo interdisciplinar”.

Dicha supervisión, explican, “va encaminada a que la dignidad de la persona lleve aparejados de manera indisoluble elementos como la participación, accesibilidad, continuidad asistencial, seguridad clínica, gestión de procesos, evaluación de resultados y uso adecuado de recursos y de ética”. Se trata, por tanto, de que “las personas usuarias y su familia sean los protagonistas del proceso asistencial, participando de manera activa y autónoma”.

La finalidad del seguimiento técnico socioeducativo, señala la consejera insular de Asuntos Sociales, Jovita Monterrey, “tiene como objetivo garantizar que Triana sea un centro de carácter social, de atención integral continuada, de cuidados sociales y sanitarios adecuados a la situación de dependencia y a las necesidades personales de las personas usuarias, que prestan en interrelación con los servicios sociales, de salud y comunitarios de su entorno”. Por tanto, resalta, “queremos que sea un centro abierto a la comunidad, que dispone de espacios y equipamientos técnicos y recursos humanos adecuados para facilitar la correcta atención de las personas usuarias, proporcionando los apoyos necesarios para satisfacer sus necesidades afectivas, sociales, personales y materiales, siempre ofreciendo oportunidades y apoyos para que la persona adquiera habilidades que faciliten su autonomía, integración, participación en la comunidad y que se garanticen sus derechos”.

El centro tiene una capacidad máxima de 40 plazas, de las cuales en la actualidad están ocupadas 36. Cada usuario dispone de un programa de atención individual como registro planificado de la valoración e intervención que se realiza y que engloba un conjunto de actividades profesionales.