El Cabildo de La Palma ha procedido al cierre del yacimiento arqueológico de La Zarza y La Zarcita, en Garafía, debido a los desprendimientos registrados en los últimos días, informa en una nota de prensa. Una decisión, añade, que se extenderá hasta que se pueda dar solución a estos derrumbes, para lo que, representantes de la primera Corporación de la Isla, se encuentran en conversaciones con la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias.
“Agradecemos la predisposición y sensibilidad que nos ha mostrado desde el primer momento el director general, Miguel Ángel Clavijo, para poner en marcha las acciones necesarias y que este enclave, de interés histórico y cultural, pueda ser visitado garantizando la seguridad de los usuarios”, destaca el consejero insular de Patrimonio Cultural, Pablo Díaz Cobiella.
Cabe recordar, se apunta en la nota, que no es la primera vez que tienen lugar incidentes de esta naturaleza en la estación de grabados rupestres. Este año se han sucedido dos desplomes de riscos que, si bien no han afectado a la integridad de las creaciones artísticas, sí han sido de magnitud. De hecho, el último sepultó el camino de acceso a los yacimientos de La Zarza y La Zarcita, rompiendo, además, los muros de delimitación.
Tras las comprobaciones realizadas por los expertos, se ha categorizado la situación de “muy grave”, especialmente para los usuarios, por la caída de rocas y riscos. Es por eso que se evalúan las fórmulas adecuadas para mitigar los efectos de los desprendimientos. No obstante, el epicentro de las actuaciones, entienden, debe ser La Zarcita I, donde las raíces de la vegetación vuelven a agrietar e inestabilizar las rocas que están inmediatamente encima de algunos petroglifos y que amenazan con desplomarse.
La Zarza y La Zarcita
La estación de grabados rupestres de La Zarza y La Zarcita fue descubierta en 1941. Sus magníficas representaciones de motivos geométricos (espirales, círculos-semicírculos concéntricos, meandriformes, etc), enmarcadas en un precioso bosque de laurisilva y enormes pinos de tea, la convierten en una de las más bonitas e interesantes de la antigua Benahoare.
Por todo ello, este conjunto prehispánico fue declarado Bien de Interés Cultural. En 1998 se convirtió en el primer Parque Arqueológico de Canarias que se abrió al público, gracias a la colaboración entre la Dirección General de Patrimonio Cultural de Canarias, que es la propietaria de toda el área, el Cabildo de La Palma y el Ayuntamiento de Garafía. Consta de un Centro de Visitantes y un recorrido que permite la visita de los petroglifos de La Zarza y La Zarcita I y II, así como las fuentes de Los Palomos y La Zarza.
Tras 24 años de apertura ininterrumpida, ante los desperfectos del edificio y una información obsoleta y desfasada, la Dirección General decidió acometer la remodelación del Centro de Visitantes con la intención de mejorar su accesibilidad, dotarla de nuevos servicios (cafetería y terrazas), así como la renovación total del centro expositivo a través de nuevos contenidos didácticos y el uso de las nuevas tecnologías. Estos trabajos se están ejecutando en la actualidad, por lo que se hizo necesario cerrar el Parque Cultural a las visitas turísticas.
Los petroglifos de La Zarza y La Zarcita, desde siempre, han estado sujetos a numerosos e importantes problemas de conservación debido a su ubicación, las condiciones climáticas y la frondosa vegetación que cubre el lugar. Todo ello ha provocado que los grabados rupestres se vean invadidos y ocultados por líquenes y musgos, si bien el deterioro más grave es provocado por el desplome de los riscos sobre las que se ejecutaron las inscripciones prehispánicas.
Desde su apertura, se han constatado hasta cinco grandes derrumbes de riscos, aunque este proceso parece haberse intensificado en el último año debido, entre otras razones, a la profunda sequía que afecta a toda la Isla, incluidos estos parajes que antaño contaban con una intensa humedad ambiental, que está ocasionando una mayor fragilidad del terreno que se deshace y cuartea con mucha más facilidad ante la labor constante y callada de las raíces de la vegetación.
No obstante, este tipo de desastres naturales ya habían tenido lugar en épocas anteriores. Así, en abril de 2012 se tuvo que llevar a cabo una actuación de urgencia para evitar que las raíces de un enorme pino, que crecía en la parte superior del risco donde se sitúan los grabados rupestres de La Zarcita I, provocase el desplome de buena parte de los paneles con motivos prehispánicos. Estos trabajos, ejecutados gracias a la colaboración entre la Reserva de la Biosfera de La Palma, la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de La Palma y el Ayuntamiento de Garafía, consistieron en la construcción de un muro de contención que impidiese la caída del risco, tal y como así ha sucedido hasta la fecha.