¿Cómo empezó tu padre Lionel a realizar servicios de taxi para el Observatorio?
Mi padre empezó en 1982. En algún momento conoció al director de los telescopios ingleses, en aquel entonces el Royal Greenwich Observatory (RGO), actualmente el Isaac Newton Group (ING), y éste le propuso subir a astrónomos en el taxi cuando vinieran. En esa época nadie quería subir porque la carretera era de tierra. Mi padre le dijo que sí y estuvo 25 años haciendo ese servicio, hasta 2007. Un año antes empecé yo, y mi hermano Leo se incorporó cuando mi padre se retiró. Actualmente, seguimos haciendo el mismo servicio, subiendo a estudiantes, astrónomos y personal relacionado con el Observatorio.
¿Y cómo mantuvo tu padre la exclusividad del servicio?
A los dos años de empezar el servicio al Roque, asfaltaron la carretera. A partir de ahí fue creciendo el Observatorio, vinieron más telescopios y el volumen de trabajo fue subiendo. Ya todo el mundo estaba dispuesto a subir, pero el director del RGO dijo: 'Si Lionel se comió las verdes, ahora se comerá las maduras'. Antes de que asfaltaran la carretera, mi padre ya había destrozado un coche nuevo, un Peugeot 604, que le duró dos años por las malas condiciones de la carretera. Tuvo 5 coches en 30 años. Con alguno de ellos llegó a hacer más de 1.200.000 kilómetros. El último coche que tuvo es el que conduce ahora mi hermano. El Observatorio confía en nosotros y, aunque no hay ningún tipo de contrato o papel, es algo que hizo mi padre y ahora hacemos nosotros.
¿Qué ventajas tiene para ustedes el servicio al Roque de los Muchachos?
Es un servicio que hacemos cada día y es una prioridad para nosotros. Aunque tenemos una tarifa más reducida, es un servicio seguro. Coger a un turista y dar la vuelta a la Isla es más rentable, pero el turismo dura 4 o 5 meses. En cambio, los servicios al Roque son 365 días al año. Mi padre podía llegar a hacer hasta 5 o 6 subidas diarias. En mi caso, no es tan regular y mi máximo es de 5 subidas y bajadas el mismo día. No vivimos exclusivamente de este servicio, pero sí es una ayuda.
¿Cómo es la conversación con los astrónomos durante un servicio al Observatorio?
Es una hora de subida al Observatorio y otra de bajada, así que al final se te van quedando bastantes palabras técnicas y, con los años, me he ido interesando por el trabajo de los astrónomos. Antes pensaba que la Astronomía era solo mirar las estrellas, pero es un trabajo complejo y que abarca muchos campos; no es como se ve en las películas. Lo primero que les pregunto es de dónde vienen o de qué universidad. Si conozco a gente de esas universidades, les pregunto por ellos. Algunos se sorprenden de que conozca a sus compañeros, pero con el tiempo he ido haciendo amistad. El mundillo de la Astronomía es bastante pequeño y todos se conocen entre sí. Después les pregunto por su trabajo: en qué campo estudian, si trabajan con exoplanetas, galaxias, etc. En general les gusta su trabajo y se les ve bastante ilusionados con lo que hacen. Cuando hay alguna noticia por televisión, miro a ver si conozco al astrónomo, si lo he subido o bajado.
¿Cómo consigues evitar los mareos?
Suele ser un problema frecuente. Para evitar que se mareen, los tengo entretenidos con la conversación. Hablando no están pensando en la carretera y el viaje se hace más ameno. Intento que estén lo más a gusto posible. Cuando la persona ya ha subido otras veces conmigo, entonces sé cómo tengo que conducir, si más rápido o más despacio. Algunos ya me lo dicen y los llevo delante para que se mareen menos. Antes de ponernos en marcha siempre les digo que, si notan algo, que me lo digan, que paramos las veces que haga falta. Mi padre tenía una cajita de biodramina en la guantera. Yo no la tengo porque hay que tomarla una hora antes y no serviría de nada.
¿Hay algún personaje que te haya resultado interesante llevar al Observatorio?
Recuerdo que cuando se celebró el festival Starmus bajé a Kaspersky, el de los antivirus informáticos. Lo llevé directamente al jet privado. Aunque no habló directamente conmigo, sino a través de su secretaria. También recuerdo que subí a un escritor mexicano, Carlos Chimal, que estaba haciendo un reportaje en el Roque.
Imagino que en tu trabajo es básico saber idiomas.
He aprendido inglés y me defiendo bastante hablando y también por escrito, ya que hay mucha gente que me escribe para reservar taxi. Siempre me han gustado los idiomas y he intentado aprender poco a poco. La mayoría de los servicios que doy es a extranjeros, especialmente, ingleses y holandeses, además de españoles. Mi padre también aprendió el inglés. Él no lo escribía, pero lo chapurreaba.
¿Crees que el Observatorio es beneficioso para La Palma?
El Observatorio es beneficioso para la Isla, y mucha gente que viene lo conoce. El Observatorio pone a la Isla en el mapa. Es algo bueno porque, aparte del trabajo que nos ha dado a nuestra familia, hay muchos palmeros y palmeras que trabajan en el Observatorio.
Su padre fue una persona muy querida por los astrónomos y el personal del Observatorio.
Tengo una carta muy emotiva que nos envió un astrónomo mexicano, Héctor Castañeda, cuando murió mi padre en 2011. Nos la hizo llegar un astrónomo del ING. La verdad es que me emocioné. Parece que subió muchas veces con mi padre y alguna vez paró a tomarse un vino en su bodega. A mi padre le gustaba presumir del vino que hacía. Para nosotros significa mucho mantener viva la memoria de nuestro padre. Era un buen hombre.