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‘Casa Amarilla’: una propuesta de transformación social

Los miembros de la Asociación Mareando, en la imagen, en la Casa Amarilla. Foto: LUZ RODRÍGUEZ

Esther R. Medina

Breña Baja —

Después de un año y medio de ‘papeleo’ y burocracia, han logrado, por fin, comenzar a sentar los cimientos del proyecto que habían diseñado hace tiempo. Kesiá Castillo Rodríguez, Walter Marcucci, Roberto Rodríguez, Luismi Castillo y Mónica Pérez, integrantes de la Asociación Cultural Mareando, están convirtiendo, con sus propias manos, la Casa Amarilla de Las Ledas, en Breña Baja, un edificio de valor patrimonial y etnográfico, en un espacio sociocultural agrícola que contempla la organización de actividades integradoras, educativas y formativas, el fomento de la agricultura ecológica, la concienciación medioambiental y el desarrollo sostenible en el medio rural.

El objetivo de esta iniciativa de la Asociación Mareando es “crear puestos de trabajo en el medio rural relacionados con la agroecología y el desarrollo social y cultural”, explican. Para ello, están llevando a cabo la rehabilitación y puesta en uso de una finca rústica y, posteriormente, crearán vías comerciales alternativas para dar salida a la producción y desarrollarán un plan formativo en agricultura ecológica.

El proyecto, denominado ‘Casa Amarilla. Espacio sociocultural y agrícola. Por un desarrollo sostenible“, también persigue, por otro lado, ”mostrar a la ciudadanía un modelo de desarrollo productivo sostenible en los aspectos energético y económico“. Se trata, precisan, de ”utilizar la agricultura como motor del desarrollo individual y colectivo, transformar un inmueble común en un espacio alimentado por energías renovables, y hacer de ese nuevo espacio un observatorio de energías limpias y un centro de estudio de recursos económica y ecológicamente sostenibles“.

Educar, formar e integrar a las personas en los principios de mejora social que propone el proyecto, es otra de las metas a lograr. “Queremos insistir en políticas de igualdad de género y oportunidades, implicando al entorno cercano en las actividades cotidianas y puntuales, y desarrollando un programa cultural propio e innovador”, afirman.

Las actividades que contempla esta propuesta están dirigidas a la población en general, aunque cada programa se centrará en un colectivo concreto: infancia y juventud, mayores, mujeres rurales, personas con diversidad funcional o intelectual de centros ocupacionales y asociaciones, así como colectivos medioambientales, culturales, agrícolas y ganaderos o centros educativos.

La metodología de trabajo consiste en “favorecer la integración, acordar y ofrecer un programa cultural alternativo a la población, así como abrir las puertas a nuevas ideas que surjan de las personas que comienzan a acercarse a la asociación”, explican los miembros de Mareando.

La primera fase a ejecutar es “el trabajo y desarrollo de la producción agroganadera ecológica, así como la divulgación de sus beneficios entre productores y consumidores”. Seguidamente, diseñarán un plan que “dé respuesta a la demanda formativa tanto a nivel cultural (música, teatro, danza, arte, artesanía, cocina creativa, etc.,) como educativa (clases de apoyo, juegos educativos, aula didáctica)”.

La Asociación Mareando, para el desarrollo del proyecto, ha establecido un convenio de colaboración con la Fundación Canaria Sagrada Familia, una entidad colaboradora de la Dirección General de Políticas Sociales e Inmigración del Gobierno de Canarias, que tutela a las propietarias de la vivienda rústica, las hermanas Carmen Teresa y María Reyes Álvarez Rodríguez.

La Casa Amarilla, que también albergará una tienda de productos agroecológicos, es un inmueble de relevancia arquitectónica, histórica y etnográfica que, con el proyecto de Mareando, se pondrá en valor. Los trabajos de rehabilitación de la vivienda y la limpieza de la finca se iniciaron el pasado mes de julio y han supuesto la retirada de enormes cantidades de basura y vegetación. Con sus propias manos y con la ayuda de herramientas agrícolas, Kesiá, Luismi, Walter, Roberto y Mónica han logrado ‘resucitar’ la Casa Amarilla, oxigenar un inmueble patrimonial que se encontraba en total estado de abandono y abocado al derrumbe.

Los jóvenes de Mareando se están dejando literalmente la piel en este proyecto, aunque Luismi Castillo resta importancia al esfuerzo que realizan. “Esto es lo que ha hecho siempre la gente del campo”. Tienen mucha ilusión y pocos recursos económicos, así que están abiertos al micromecenazgo para sacar adelante la iniciativa. En noviembre comenzarán a impartir los primeros talleres, que estarán centrados en temas medioambientales. Los interesados pueden contactar con la Asociación Mareando en el correo mareandolapalma@hotmail.com.

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