El ex patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Nuestra Señora de Las Nieves, Hermenegildo Martín, está convencido de que los 12 inmigrantes que recalaron este martes en Tazacorte pudieron llevar a cabo el periplo, como aseguran, desde Gambia. “Una patera no, pero un cayuco, como es el caso, sí puede realizar, incluso con mal tiempo, una travesía de 18 días”, asegura este veterano hombre de la mar, con más de 48 años de experiencia en el sector. De cualquier forma, subraya, han concluido una odisea en la que “se han jugado la vida”.
Con la llegada de los citados 12 subsaharianos, como ya ocurriera con las dos arribadas anteriores de inmigrantes a las costas de La Palma (48 al Porís de Mazo en 2005 y 161 de nuevo a Tazacorte en 2007), las especulaciones en torno a la imposibilidad de efectuar un viaje tan largo y en una pequeña embarcación, junto con la conjetura de que fueron acercados en un barco nodriza, han vuelto a reaparecer.
Hermenegildo Martín, sin embargo, insiste en que “los cayucos, con dos proas, son barcos valientes que resisten mala mar” y, por tanto, reitera, “es posible” hacer con ellos un viaje de 18 días por el océano y alcanzar el punto de destino. Otra cosa es que el lugar al que llegaron, indica Martín, sea el que pretendían cuando zarparon desde algún punto de la costa africana. Seguramente, la borrasca que la semana pasada zarandeó el Archipiélago, expone Martín, “pudo desviarlos un poco del rumbo trazado inicialmente y encontraron, al final, la Isla más lejana”.
Otras fuentes, en cambio, opinan que “el mar es muy duro y 18 días navegando por el Atlántico, a la intemperie, en una barcaza de fibra de 12 metros de eslora y dos motores, son muchos días” y, forzosamente, consideran, “deben dejar, aunque seas joven y fuerte, alguna huella en el estado físico”. Sin embargo, de las 12 personas que iban a bordo, sólo dos tuvieron que recibir asistencia médica por agotamiento, señalan.
También se ha puesto en cuestión el Sistema Integrado de Vigilancia y Control (SIVE) implantado por el Gobierno central en el Archipiélago para, precisamente, detectar, sobre todo en las Islas orientales, este tipo de embarcaciones clandestinas. En el caso del cayuco que recaló el martes en La Palma, según todos los indicios, penetró en las aguas interiores por una zona que está fuera del alcance del radar ya que nadie advirtió su presencia hasta que un pescador, cuando faenaba en la costa de Tijarafe, lo avistó frente a la playa de La Veta, en un tramo bastante escarpado del litoral de la comarca noroeste.