El Consejo Internacional del Telescopio de Treinta Metros (TMT), aunque la Corte Suprema de Hawái ha autorizado la instalación de esta infraestructura científica en la montaña Maunakea, ha comunicado al director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Rafael Rebolo, su “firme voluntad” de culminar, como segunda opción, el procedimiento administrativo para obtener la licencia municipal de obras del citado proyecto en las cumbres de Puntagorda, ha manifestado este miércoles a La Palma Ahora el administrador del Observatorio del Roque de Los Muchachos, Juan Carlos Pérez Arencibia. Es decir, el trámite para construir el megatelescopio en la Isla, presupuestado en más de 1.300 millones de euros, pese a que las posibilidades de que se ubique en el complejo astrofísico de La Palma se han reducido de forma significativa, “sigue adelante”.
El citado proceso administrativo, añadió Arencibia, “está a punto concluir” pues, una vez aprobada la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto del TMT en Puntagorda por parte de la Dirección General de Protección de la Naturaleza del Gobierno de Canarias, solo falta la licencia municipal de obras que tiene que otorgar el Ayuntamiento del reseñado municipio.
El Consejo del TMT, órgano integrado por la Universidad de California y el Instituto Tecnológico de California (Caltech) de Estados Unidos (EEUU), los observatorios nacionales de China (NAOC) y Japón (NAOJ), así como otras instituciones científicas y técnicas de Canadá e India, “quiere asegurar que es posible construir el Telescopio de Treinta Metros en La Palma”.
Los miembros de la reseñada entidad, que celebran este 30 y 31 de octubre una reunión en la sede de la Universidad de California en Pasadena, están valorando la resolución de la Corte Suprema de Hawái que permite instalar el TMT en el observatorio situado en la montaña Maunakea. También tienen prácticamente decidido iniciar las obras del megatelecopio en abril de 2019 “en una isla o en otra”. La decisión definitiva puede ser adoptada esta misma jornada.
La Palma siempre ha sido la segunda opción para acoger el TMT, pero la fuerte oposición social que esta potente infraestructura científica ha encontrado en Hawái, al proyectarse en un lugar considerado sagrado por los nativos, ha hecho y hace todavía albergar la esperanza de que el TMT venga a la Isla.