El programa de observación de la Tierra de la Unión Europea, Copernicus, destaca en el balance de su décimo aniversario la actividad que desarrolló a lo largo de los 85 días de erupción del nuevo volcán de La Palma en Cumbre Vieja.
Copernicus resalta esta erupción como muestra de su utilidad en la monitorización de la actividad volcánica en todo el mundo.
En total, el programa de la UE realizó más de medio centenar de análisis de deformación del terreno, durante y después de la erupción, así como análisis de erosión y riesgos de deslizamientos de tierra posteriores al evento.
También realizó, “bajo demanda”, actualizaciones en alta resolución de los modelos topográficos de la Isla para monitorizar los cambios en su orografía y la altura y el volumen de las coladas.
De hecho, el año de mayor actividad de mapeo de zonas de riesgo por parte de Copernicus fue precisamente 2021, el año de la erupción en Cumbre Vieja.
Además de riesgos volcánicos, el programa europeo tiene utilidad en la detección de riesgo de incendios forestales, inundaciones, tsunamis, terremotos y otro tipo de desastres naturales, así como para crisis humanitarias y para el análisis de riesgos para el patrimonio cultural.