Daniel Mentrel del Pozo asegura que lleva “cerca de 10 años tratando de recuperar cultivos tradicionales de secano, principalmente castaños y manzanos, aunque en realidad estoy realizando una gestión agroforestal en la que aprovecho todos los recursos disponibles para aumentar la rentabilidad”, ha explicado a este periódico.
Cultiva castañas, peras, manzanas, hierbas aromáticas y hongos comestibles. También es apicultor, trabaja la madera, cuida los pastos y practica el micoturismo. “Todo el trabajo es ecológico y 100% sostenible, ya que no uso ni venenos, ni abonos ni prácticamente insumos del exterior”, afirma.
“Mi trabajo es perfectamente rentable si pudiera cosecharlo, pero continuamente me roban las cosechas, me producen daños en los cultivos y vallados, recibo amenazas…los arruís y cabras arrasan árboles y cosechas enteras, no puedo acceder a muchas propiedades por el estado de los accesos, no tengo conexión a agua para regar los árboles jóvenes en verano, aunque dispongo de tubos que pasan al lado, no hay control en la comercialización de los productos agroforestales (setas, castañas...)”. Esta situación que describe lo tiene sumido en un estado de desánimo.
“Llevo años instando a las diferentes administraciones que solucionen estos problemas y podamos trabajar tranquilos, pero parece que no hay interés alguno en que se trabajen las medianías para recuperar la diversidad de producción local, mejorar el paisaje agrícola, dar seguridad antiincendios y diversificar la economía”, dice, y admite que “actualmente estoy de baja médica por ansiedad provocada por todos estos factores, unidos a la frustración de tanta energía y tiempo gastado con los diferentes órganos de la administración y el coste económico que supone ser autónomo”.
“Algunos de los productos que salen de las fincas son altamente cotizados en el mercado, y prueba de ello es que los comercializo en los mejores restaurantes de La Palma, e incluso restaurantes de Tenerife y Gran Canaria como el Martín Berasategui y el Kabuki han contactado conmigo porque están muy interesados en esos productos exclusivos, ecológicos y de producción local”, indica.
“Actualmente se está financiando la recuperación de cultivos de plátano sepultados por la lava, con un enorme coste e impacto, para que parte de la producción se tire y los agricultores estén quejándose por su escasa rentabilidad continuamente. ¿Eso es transición ecológica?”, se pregunta Mentrel del Pozo. “Y mientras tanto, todo lo demás abandonado y al olvido”, añade.
“Como ejemplo de la productividad y rentabilidad de los cultivares de castañas, solo en hongos comestibles salen más de 200kg/ha con un precio mínimo de 10 euros/kg (algunas alcanzan el precio de 1.000 euros/kg),y con un coste e impacto mínimo para su producción, ya que salen solas sin necesidad de hacer nada”, subraya.
“Estoy en una situación complicada, ya que la administración se ha comprometido en regular estas situaciones, pero hasta el momento no se ha hecho nada efectivo. Al ritmo que vamos y con nuevas plagas en la isla, es muy probable que nos quedemos sin producción de castañas, a la vez que se pierden variedades únicas”, advierte.
Daniel sostiene que “la pérdida de recursos y conocimientos es enorme, y todo debido al abandono de la Administración por no regular las situaciones descritas. Las medianías agonizan, cuadras cerrando, ganado muerto, robos en cultivos, falta de agua para reponer cultivos, accesos intransitables, daños por herbívoros. ¿Quién quiere trabajar con ese panorama?”, se cuestiona.
“Y no necesito subvenciones para hacer rentable mi trabajo, solo demando regular esas situaciones para que todo avance solo. Como ejemplo, ahora mismo, tras la primavera más seca desde que se tienen registros y tras dos olas de calor, estoy cosechando ‘Cantharellus’ que en el mercado local alcanzan los 30 euros/kg”, destaca.
“En fin, no sé qué voy a hacer, pero no quiero seguir peleándome con todo el mundo para poder cosechar y vender mi trabajo”, se lamenta.
Mentrel del Pozo también ha participado en el incendio que afecta a los municipios de Puntagorda y Tijarafe, y el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. “Me he jugado la vida para salvar casas, personas y animales; si otros ciudadanos hicieran el trabajo que yo hago y la Administración apoyara las medianías, estas cosas no pasarían. El fuego se ha propagado por cultivos de almendros abandonados mayormente”, concluye.