El halcón de Berbería o tagarote (Falco [peregrinus] pelegrinoides), que está muy emparentado con el halcón peregrino, es una rapaz sedentaria (no realiza migraciones) que se distribuye desde el Archipiélago canario hasta algunas zonas de Oriente Próximo, incluyendo todo el norte de África. Por lo tanto, en Canarias es una especie autóctona, es decir, que no ha sido introducida por el hombre, sino que llegó a estas islas de forma natural. Se encuentra amenazada, aunque en las últimas décadas sus poblaciones han experimentado una importante recuperación en casi todas las islas, pasando de unas pocas parejas a principios de la década de 1990 a más de 140 en los últimos años. Cría en grandes acantilados, especialmente en los que conforman muchos sectores costeros, si bien puede establecerse en algunos situados a varios kilómetros tierra adentro. Su alimentación se basa casi en exclusiva en aves que captura al vuelo.
Legalmente, este halcón está incluido como En peligro de extinción, tanto en el Catálogo Español de Especies Amenazadas (Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas) como en el Canario (Ley 4/2010, de 4 de junio, del Catálogo Canario de Especies Protegidas). Por ello, y en cumplimiento de esta normativa legal vigente, está completamente prohibido dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres, sea cual fuere el método empleado o la fase de su ciclo biológico, incluido su retención y captura en vivo, la destrucción, daño, recolección y retención de sus nidos, de sus crías o de sus huevos. En función de todo lo dicho, está más que claro que lo que propone el señor Alonso Lugo, protagonista de un desafortunado artículo sobre colombofilia y halcones en La Palma, aparecido en El Diario.es el pasado día 9, es algo completamente ilegal.
La colombofilia es una actividad muy arraigada y bien extendida en Canarias; de hecho, según los datos de la Federación Canaria de Colombofilia, en el año 2012 el número de colombófilos federados ya ascendía a casi 2.000 en todo el Archipiélago. Esta importante presencia, unida al notable crecimiento poblacional del halcón de Berbería al que se hacía referencia más arriba, ha originado en los últimos años un conflicto de intereses entre dicho colectivo y esta rapaz nativa. El hecho de que estos halcones depreden sobre palomas mensajeras domésticas con cierta frecuencia ya ha motivado que algunos ejemplares hayan sido abatidos por cazadores y/o colombófilos en varias islas. Por otra parte, el aumento demográfico de este halcón en las islas también ha propiciado que entre estos colectivos se haya extendido la idea errónea de que no son autóctonos y, como tal, que han sido introducidos por las autoridades.
Resulta necesario, ante esta situación, conocer con exactitud el número y la distribución de los territorios de halcón de Berbería, así como cuantificar las especies-presa que componen su dieta en las diferentes islas del Archipiélago para su correcta gestión. Además, urge llevar a cabo una campaña de educación ambiental dirigida a la ciudadanía en general, aunque sobre todo a los colectivos protagonistas de los nefastos conflictos de intereses, entre estos los colombófilos. Valga como ejemplo, como ya se hizo alusión antes, la entrevista publicada en La Palma Ahora en el diario digital El Diario.es, en la que un colombófilo, residente en Santa Cruz de La Palma, explica su punto de vista sobre la problemática existente entre la práctica de la colombofilia y los efectos de los halcones de Berbería en su desarrollo. Considerando que con dichas declaraciones esta persona no hace otra cosa que contribuir a la desinformación mediante datos completamente erróneos, creemos necesario relacionar las siguientes aclaraciones y comentarios sobre dicho artículo.
a) Estas aves rapaces nidifican en prácticamente todas las islas del Archipiélago canario y su número ha aumentado en los últimos años, bien sea por el abandono de ciertas prácticas negativas de uso tradicional, que ha contribuido a la mejora de las condiciones en muchas de sus zonas de cría, bien por el aumento de la disponibilidad de presas, o bien por la unión de estos y otros factores.
b) La problemática existente “entre los halcones canarios y la colombofilia” no es algo nuevo, y es por eso que el Cabildo de La Palma, en respuesta a las peticiones hechas por las asociaciones insulares de colombofilia, encargó a los autores de estas líneas un estudio –desarrollado durante los años 2015-2016– sobre la distribución, censo y dieta de los halcones de Berbería en esta isla.
c) Como resultado del mencionado estudio, se confirma que en la isla de La Palma existe en la actualidad un mínimo de 27 parejas nidificantes, si bien la población real debe situarse cerca de las treinta. Las parejas se distribuyen por toda la isla, y defienden sus territorios de cría ante otras parejas vecinas, es decir, crían de forma solitaria. La densidad de parejas encontrada en La Palma entra dentro de lo normal si tenemos en cuenta lo publicado para otras muchas regiones del mundo. En consecuencia, no hay más de un millar de halcones en La Palma (ni siquiera en toda Canarias) tal y como se señala erróneamente en el artículo. Además, al ser una especie depredadora que, como ya indicamos, no tolera a sus semejantes durante la época reproductora, el caso puntual que hace mención a La Caldereta es algo que se aleja de toda lógica, pues allí no podrían existir ni dos, ni tres parejas… Solamente hay un territorio con una sola pareja, y que encima no llegó a criar con éxito durante el periodo de estudio.
d) Estos halcones solo intentan criar una vez cada año. En Canarias empiezan en febrero a poner los huevos y los pollos abandonan el nido en el mes de mayo o primeros de junio. No todas las parejas tienen éxito en la cría y, por ello, el número de pollos que vuelan por pareja y temporada es algo inferior a dos.
e) Como hemos dicho, en La Palma solamente habita una especie de halcón, el mencionado de Berbería o también conocido como tagarote. Es completamente falso, por tanto, que existan otras especies de halcones en la isla o que la visiten con asiduidad para criar. Bien es verdad que algunos ejemplares (sobre todo los juveniles) de estos halcones autóctonos pueden realizar desplazamientos dispersivos, moviéndose incluso entre islas, antes de empezar a reproducirse, lo que puede dar pie a pensar, sobre todo las personas desconocedoras del comportamiento de estas aves, que hayan sido introducidas o que no son las “autóctonas”, como se comenta erróneamente en el artículo.
f) Efectivamente, la principal presa de los halcones de Berbería en La Palma son las palomas, sobre todo las silvestres (Columba livia). Las palomas componen hasta el 82% de las presas capturadas, aunque incluyen otras especies de aves como pueden ser la pardela chica, la chocha perdiz, la tórtola turca, el vencejo unicolor o el canario. A título orientativo, dado el carácter preliminar del estudio, de todas las palomas depredadas por los halcones en el periodo de cría estudiado (marzo-julio) solo el 6,3% podrían ser palomas domésticas mensajeras anilladas, lo que supondría un máximo de 657 palomas depredadas por las aproximadamente 15 parejas con nidos cercanos a palomares. Estos datos, comparados con una cifra aproximada de palomas federadas en la isla, que estaría en torno a 10.000, hace entrever que las palomas mensajeras afectadas no constituyen más del 7% del total de palomas federadas.
g) Algo que nos pareció bastante sorprendente es que el entrevistado mencionó un nido de halcón que contenía 60 anillas de paloma, puesto que este hecho podría ser motivo de ilegalidad si se accedió a la zona en época de cría sin permiso, provocando molestias a las aves. Indicar que los nidos de halcón suelen ser utilizados año tras año y, consecuentemente, las anillas al no degradarse se van acumulando en ellos durante mucho tiempo.
h) Nos parece muy grave confundir a la opinión pública comparando una especie nativa y amenazada de la avifauna canaria con varias especies exóticas invasoras, como por ejemplo el rabo de gato o el arrui. Estas especies exóticas constituyen una terrible amenaza para la biodiversidad insular, como ha quedado de manifiesto en numerosos estudios científicos desarrollados en todo el mundo. Todo esto demuestra una vez más el alto grado de desconocimiento que se posee acerca de la naturaleza en Canarias, hecho que contribuye a poner en riesgo aún más la conservación de estos halcones canarios y otras especies autóctonas.
i) Por último, resaltar que una sociedad informada y cívica no puede anteponer los intereses personales, en este caso el desarrollo de un hobby (colombofilia), frente a la protección y la conservación de los valores naturales (halcones). Esto puede causar mucho más repudio cuando se utilizan argumentos económicos sobre el precio de bienes personales (palomas domésticas).
Más información general en www.gohnic.org
Más información sobre el halcón de Berbería en Canarias en https://www.africanbirdclub.org/sites/default/files/CI_tagaroteen.pdf
Los autores de este artículo son:
Beneharo Rodríguez, biólogo interesado en el conocimiento y conservación de los vertebrados terrestres de Canarias, pero especializado en las aves marinas y rapaces. Su actividad científica se ha centrado en numerosas especies, pero sobre todo en el halcón de Berbería, del que ha publicado varios trabajos en revistas nacionales e internacionales. Es miembro fundador del Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas Canarias (GOHNIC).
Felipe Siverio, naturalista y ornitólogo que ha trabajado en numerosos proyectos relacionados con la conservación del medio natural de las Islas Canarias, y es autor de varios artículos y notas, tanto científicas como divulgativas, sobre temas ornitológicos, ecológicos, entomológicos y botánicos. Además de miembro del Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas Canarias (GOHNIC), desde hace unos dos años gestiona su propia empresa, InsularNature, donde aborda diferentes tareas relacionadas con la investigación, divulgación científica y conservación de la biodiversidad macaronésica.