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“La Palma no estará exenta de sufrir las consecuencias del calentamiento global”

Continuamos esta sección de Scientia Palmensis dedicada a la labor científica de las personas que han nacido o trabajan en nuestra isla de La Palma con una entrevista a Omaira García Rodríguez  (Los Llanos de Aridane, 1978) doctora en Física e investigadora  del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña (CIAI, Agencia Estatal de Meteorología, AEMET). La doctora García estudió el Bachillerato en el IES Eusebio Barreto Lorenzo en Los Llanos de Aridane, se licenció en Ciencias Físicas en la Universidad de La Laguna, donde realizó también su doctorado en Física de la Atmósfera.  En origen, sus primeros trabajos se centraron en el estudio de los aerosoles atmosféricos y su influencia en el balance radiativo del sistema Tierra-atmósfera. Actualmente sigue muy vinculada a la investigación de la composición atmosférica, pero desde el punto de vista gaseoso. Desde 2010 es responsable del Programa de Espectrometría de Infrarrojo por Transformada de Fourier (FTIR) del CIAI, que opera el único sistema FTIR que actualmente existe en España para la monitorización de la composición atmosférica. Las actividades de este programa se centran en la continua monitorización de diversos gases traza atmosféricos (gases de efecto invernadero, especies relacionadas con la destrucción de la capa de ozono, vapor de agua e isótopos…) y el desarrollo de nuevas estrategias para su observación y, por otro lado, en la validación de observaciones de satélite y estimaciones de modelos climáticos. 

-Doctora García, existe a nivel mundial una gran preocupación por las emisiones a la atmósfera, el calentamiento global y su efecto sobre el clima.  ¿Con qué grandes problemas se enfrenta la comunidad científica que aborda actualmente este campo? 

-El principal problema al que nos enfrentamos hoy en día está intrínsecamente ligado a la propia definición de nuestro problema. La atmósfera no tiene fronteras físicas, es decir, no existen barreras que impidan que las emisiones de un país afecten a las regiones próximas y, por ende, a todo el sistema Tierra-atmósfera. Esto hace que el calentamiento que estamos experimentando a nivel global y sus consecuencias climáticas sea un problema global, sumamente complejo y con múltiples aristas, no sólo científicas, sino políticas, económicas, sociales, etc. Consecuentemente, las posibles soluciones, que pasan por establecer medidas de control de emisiones y políticas activas de mitigación, implican adquirir compromisos globales, difícilmente alcanzables en muchos casos. Un ejemplo de esta complejidad son los escasos compromisos alcanzados en las últimas Conferencias de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP). En una situación utópica la investigación en todas las ramas de la ciencia debería estar desvinculada de compromisos políticos y socioeconómicos. Sin embargo, la realidad es muy diferente. En nuestro campo, son necesarios muchos recursos humanos y económicos para establecer y mantener redes globales de monitorización de la composición atmosférica, tanto a nivel de superficie como desde plataformas espaciales. Estas observaciones son fundamentales para saber qué estamos emitiendo, en qué cantidad y cómo está respondiendo la atmósfera a estos aportes extras. Además, estas medidas son necesarias para tener estimaciones más precisas de las proyecciones de cambio climático, es decir, para poder saber con más precisión qué le ocurrirá a nuestro clima en un futuro cercano.  Existen múltiples mecanismos de interacción y retroalimentación en el sistema Tierra-atmosférica que aún presentan grandes incertidumbres, como por ejemplo el ciclo del agua, y cuyo papel es clave para conocer lo que nos ocurrirá. 

-Afortunadamente la atmósfera de La Palma sigue estando bastante limpia, pero la preocupación por el clima es una cuestión permanente principalmente entre los agricultores ¿Cómo cree que La Palma puede verse afectada por la situación global de la atmósfera? 

-Efectivamente, la atmósfera o el cielo de La Palma tiene mucha calidad. Éste es el principal motivo de que se realicen observaciones astronómicas y atmosféricas desde hace muchos años. Pero esta calidad del aire viene determinada por la baja o casi ausencia de emisiones de gases y partículas contaminantes asociados a industrias, núcleos urbanos, tráfico, etc. Este hecho, sumado a nuestra situación geográfica bajo la influencia de la rama descendente de la célula de circulación atmosférica tropical de Hadley y a nuestros famosos vientos alisios, confiere a las Islas Canarias unas condiciones privilegiadas para la observación de nuestros cielos. Debemos tener presente que estas emisiones de gases y partículas contaminantes tienen además un efecto nocivo sobre la salud de las personas, por lo que existe normativa específica respecto a los valores permitidos en la atmósfera. Si bien los gases que provocan el calentamiento global, conocidos como gases de efecto invernadero  como el dióxido de carbono, el metano, etc., son otros, y tienen la particularidad de que permanecen mucho tiempo en la atmósfera, desde años hasta siglos. Esto hace que se mezclen mucho y circulen por toda la atmósfera, afectando a zonas donde no se han emitido como es nuestro caso.  En ese sentido, La Palma y todas las Islas Canarias, no estarán exentas de sufrir las consecuencias del calentamiento global. En particular, las predicciones climáticas basadas en modelos numéricos para nuestra región apuntan a que habrá un aumento de los fenómenos meteorológicos adversos así como cambios en los patrones de precipitaciones y aumento de la temperatura en un futuro medio, lo que afectará directamente a la agricultura. Ya existen estudios, por ejemplo, que apuntan claramente a que el aumento de la temperatura está provocando un adelanto de las floraciones, etc. Como dije antes, la atmósfera no tiene fronteras y todos estamos implicados. 

-A pesar de su juventud, atesora usted una amplia y brillante experiencia en la investigación científica. ¿Recomendaría a los jóvenes palmeros orientar su futuro hacia el cultivo de la ciencia? 

-Ésta sí que es una pregunta realmente complicada. Todos los que de una manera u otra nos dedicamos a la ciencia disfrutamos enormemente de nuestro trabajo.  Para nosotros es realmente apasionante intentar encontrar soluciones, grandes o pequeñas, a los problemas que nos rodean. Pero es una elección completamente vocacional: la mosca de la ciencia te pica o no te pica. Actualmente, tanto en España como a nivel global, es muy complicado vivir de la ciencia y dedicarte profesionalmente a la investigación científica en cualquier rama. Esta es una realidad que no se puede negar ni esconder.  Sin embargo, creo que a nivel personal y profesional dedicarte a la ciencia un periodo de tu vida es muy recomendable, ya que te aporta muchas vivencias y experiencias que no encontrarás en el sector profesional tradicional: te abre horizontes, te enseña a ser mucho más crítico, a plantearte y resolver problemas muy diversos, cualidades altamente recomendables en cualquier sector profesional. Además, debemos tener presente que la ciencia no incluye sólo las ramas más tradicionales de investigación básica o pura, sino que cada vez más se realiza investigación puramente aplicada, conectando directamente la investigación y el desarrollo al tejido empresarial como un único sistema. 

-¿Le gustaría añadir algo más? 

-El calentamiento global no es un problema de otros, es nuestro problema. Todos somos responsables de él y todos estaremos afectados en mayor o menor medida. Pero también, todos podemos poner nuestro granito de arena para intentar solucionarlo: ser más conscientes de nuestro papel, controlar nuestras emisiones y nuestro consumo (qué compramos y dónde lo compramos), etc.  En este sentido, la concienciación de nuestros niños y jóvenes es fundamental, ya que ellos, y las generaciones futuras, serán realmente los que sufran las consecuencias del calentamiento global.