La palmera Ángeles García-Poveda, una de las altas ejecutivas más poderosas de Francia

Antonio Torres del Cerro/Efe

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«Las cuotas femeninas resultan», asegura la canaria Ángeles García-Poveda, presidenta del consejo de administración de Legrand, empresa de infraestructuras eléctricas y redes de información, y una de las pocas mujeres dirigentes de grandes compañías francesas.

En una entrevista con EFE, García-Poveda explica cómo venció sus reticencias iniciales y acabó por convencerse de la utilidad de las cuotas femeninas en los consejos de las empresas, obligatorias en Francia gracias a una precursora ley de 2011.

Una de las altas ejecutivas más poderosas de Francia entiende las suspicacias que puede generar este sistema entre sus pares hombres, pero asegura que ellos también saldrán beneficiados del mismo.

«No me gusta que las necesitemos (las cuotas), que nos tenga que obligar una ley a algo que debería ser natural, pero me gusta lo que producen», refiere la directiva española, desde un restaurante parisino a dos pasos del Arco del Triunfo.

Nacida en 1970 en La Palma, criada en Madrid y afincada en Francia desde hace más de dos décadas, García-Poveda se desarrolló profesionalmente en un mundo de la alta empresa controlado por hombres.

En el inicio de su carrera las cuotas eran algo que no entendía, pensaba que con el mérito y el esfuerzo bastaba.

«Pero me di cuenta del poder que tenían en Francia cuando las vi actuar en los consejos de administración», relata, en alusión a la pionera norma francesa de 2011 conocida como la ley Copé-Zimmerman, denominada así por dos de sus impulsores, los conservadores Jean-Francois Copé y Marie-Jo Zimmermann.

¿Qué ocurrió después de la entrada en vigor de esa norma que establecía un equilibrio en la representación de sexos en los consejos de administración y supervisión (de al menos un 40 % de cada sexo)?

«Algo inesperado -anota la ejecutiva de Legrand-, no solo se logró feminizar los Consejos. Gracias a esta obligación llegaron otros elementos de diversidad importantísimos: aumentó la tasa de extranjeros en las empresas, se rebajó la edad media, se encontraron nuevas competencias».

Las organizaciones -puntualiza- fueron «más diversas», lo que generó un aumento de la «creatividad» y «mejores resultados».

Temor masculino a la discriminación positiva

Esa discriminación positiva puede generar roces con otros colegas, asume García-Poveda.

«Es un miedo legítimo que tenemos todos a cambiar las reglas de juego (….) Hay muchos ejecutivos masculinos que se preocupan por su próxima promoción porque hay una corriente muy importante para aumentar la diversidad empresarial», señala.

García-Poveda, sin embargo, les incita a que vean el vaso medio lleno. «Si las empresas son más diversas -dice-, ellos estarán en un ecosistema mejor y tendrán más oportunidades para crecer. La diversidad provoca creatividad, innovación y apertura de espíritu y eso es un beneficio para todos».

La ejecutiva española, que forjó su carrera como alta directiva en Boston Consulting Group (BCG) y en Spencer Stuart antes de presidir el Consejo de Administración de Legrand desde 2020, describe lo importante que es pasar de ser la excepción a la minoría.

«La excepción generalmente no sobrevive al sistema, no es capaz de influir, pero cuando tienes una minoría lo suficientemente visible, empieza a modificar el ecosistema en el que vive, a cambiar las reglas y las miradas», sostiene.

Las cuotas han servido, apunta, para acelerar cambios que «habrían tardado demasiado» si se hubiese esperado a la evolución de la mentalidad social.

Para ella, «en ciertos casos, un poquito de presión tiene efectos secundarios estupendos, nos obliga a pensar diferente».

Madre de tres hijos e integrante de la ejecutiva de la Patronal francesa Medef, García-Poveda preside los consejos de administración y la junta de accionistas de la multinacional Legrand, especialista en infraestructuras eléctricas y redes de información y que cotiza en el CAC-40 francés, una de las principales bolsas europeas.

El sector al que pertenece su empresa, el industrial, busca abrillantar su imagen para atraer talento femenino (y masculino).

«A la industria se le cargó durante mucho tiempo sobre sus espaldas esa visión contaminante, sucia (…) pero hoy en día el combate al cambio climático es imposible hacerlo sin tecnología y la industria es responsable a nivel mundial del 80 % de la investigación tecnológica. Forma parte de la solución», defiende la directiva de Legrand.