La Coordinación del Partido Animalista con el Medio Ambiente (PACMA) en La Palma, representada por Fernando Martín Acosta, manifiesta en nota de prensa “nuestro apoyo a las movilizaciones previstas en todas las capitales de provincia del territorio nacional en contra de la caza”. Así mismo, añade, “manifestamos nuestra rotunda repulsa a esta actividad en La Palma. Esta actividad protegida y subvencionada por los poderes públicos es la responsable de la muerte de no menos de 30 millones de animales, pertenecientes tanto a especies cinegéticas como no cinegéticas. En esta cifra no se considera la pérdida de biodiversidad derivada de los efectos indirectos de la caza por alteraciones en los hábitats de las especies silvestres, incluidas las amenazadas. El lobby cinegético es el principal interesado en convertir la caza en una industria, pues este grupo de presión es el principal beneficiario de los importantes réditos monetarios que giran en torno a ella”, asegura.
“La actividad cinegética siembra nuestros montes con 300 millones de cartuchos y 5.000 toneladas de plomo y produce severas pérdidas de biodiversidad y fuertes desequilibrios ecológicos en los ecosistemas de nuestro país. Ello es debido a la permisividad en la intensificación de los usos cinegéticos tolerados desde las Administraciones públicas. El 85% de nuestro territorio es cinegético”, señala.
“Los montes y caminos de utilidad pública tampoco escapan del impacto que causa la caza al medio ambiente. Toneladas de plomo se vierten a la naturaleza sin el más mínimo control. La caza supone graves perturbaciones del derecho de libre tránsito en espacios naturales de titularidad pública, se cifran entre 50 y 60 las muertes anuales de personas por o entre cazadores y 2.000 los incidentes, esto pone freno al desarrollo de otras actividades en la naturaleza que pueden generar importantes beneficios para nuestro país y para el bienestar de las futuras generaciones. Actividades que, por otra parte, y por definición (turismo de naturaleza, actividades deportivas, etc.), son ambientalmente mucho más sostenibles y enriquecedoras de la persona”, subraya.
“Todos estos efectos negativos se quieren contrarrestar con la imagen que desde el sector cinegético se quiere lanzar. Dado que ya no es vendible la caza como actividad destinada al sustento para la población como lo fue en épocas históricas, para justificar la muerte de animales por diversión se acude cada vez más al argumento de la rentabilidad económica que genera y, sobre todo, a su presunto papel como garante de la conservación y de gestora de poblaciones animales. Es la salida de un sector que busca su supervivencia sin más, sin asumir un ápice de autocrítica y de autocontrol, y que lejos de resolver uno solo de los problemas que dice existen en el medio natural, los agrava cada vez más”, resalta.
“La caza no es un instrumento de gestión de la naturaleza, la caza es una actividad económica y social más, con sus propios objetivos e intereses, y como tal hay que afrontarla. Por eso, en un futuro que cada día está más cercano la sociedad entenderá que no se justifica de ninguna manera matar por simple diversión o negocio”, añade.
Desde la Coordinación de PACMA en La Palma “manifestamos nuestra repulsa a esta actividad, la cual se mantiene en cierta medida con el aporte económico de las subvenciones concedidas por las corporaciones locales, tanto de manera directa como indirecta. Así mismo, se fomenta el maltrato animal, todos sabemos la crueldad a la que son sometidos los podencos canarios, abandonados en solitarios zulos en nuestros barrancos. Al importe económico en forma de subvenciones que recibe la caza en La Palma, hay que recordar que casi el 70% de los perros abandonados y en el mejor de los casos no colgados o ejecutados, acaban en las protectoras que a su vez perciben dinero de las instituciones para poder alimentar a los animales abandonados por los cazadores”, asegura.
“La cacería de arruíes en los bordes de La Caldera genera importantes ingresos para el negocio de la caza, sufriendo nuestro entorno la contaminación del plomo y los desperdicios de los cazadores, que abandonan a los animales muertos, después de consagrar su éxito en una orgullosa foto. La actividad de la caza no obstante está en declive y nuestros jóvenes dan un sí a la vida, este dato lo conocen bien los que sustentan esta actividad y promueven actividades infantiles como escuelas de caza y ahora el novedoso Hunting Field Target, en el cual se pretende formar a futuros cazadores”.