Los científicos que monitorizan el volcán de La Palma aprecian “signos positivos” que, pendientes de que se consoliden en los próximos días, podrían anticipar que el final de la erupción está más cerca.
Carmen López, portavoz del comité científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), ha destacado el descenso de la señal del tremor desde el mediodía de ayer martes y que se ha mantenido en las últimas horas.
A eso se añade la última medición de dióxido de azufre (SO2) en el penacho, en torno a las 9.600 toneladas diarias, lo que confirma la “tendencia descendente” de los días pasados, con el paréntesis del valor obtenido el lunes, si bien la emisión de CO2 sigue en ascenso: 1.750 toneladas.
El otro dato en el que se fijan los científicos es la actividad sísmica, que se mantiene en las mismas zonas y profundidades, con uno de magnitud 5 a primera hora de la mañana.
Carmen López ha enfatizado que la evolución de los datos del tremor y de emisiones SO2 “son signos positivos, no hay duda”, pero siguen siendo “valores muy altos”, aunque “si seguimos en ese camino, iremos bien”.
También se prevé que a partir de esta tarde la nube de ceniza gire hacia el sur, lo que plantea un escenario favorable para la operatividad en el aeropuerto de La Palma, y la predicción meteorológica apunta a que mañana habrá en la isla lluvias débiles en las zonas norte y este, que pueden ser localmente moderadas.
Sin embargo, la calidad del aire sigue mostrando niveles desfavorables en cuanto a los registros de dióxido de carbono en Puntagorda, Fuencaliente y Los Llanos de Aridane, si bien en las últimas horas este parámetro es razonablemente bueno.
En cuanto a las partículas de menos de 10 micras, se registran niveles extremadamente desfavorables en Los Llanos de Aridane, lo que refleja la incidencia en la localidad de la caída de cenizas del volcán y la dinámica de los vientos diarios.
Al respecto, el director técnico del Pevolca, Rubén Fernández, ha recordado que los elevados niveles de concentración de estas partículas han obligado a emitir una recomendación a la población de permanecer el menor tiempo posible en espacios abiertos y utilizar mascarillas FFP2.
También continúa la suspensión de las clases presenciales en los centros educativos de cinco municipios, y se mantendrán por vía telemática.
En cuanto a la lava, durante la noche se ha producido un avance en unos 150 metros en la denominada colada 11, la situada más al sur, y las coladas 3 y 9 continúan recibiendo aporte de material, pero en el resto básicamente se está produciendo el “relleno” en algunas “islas” que quedaban sin recibir magma.
De ahí que la superficie afectada sea de 981 hectáreas (4 hectáreas más que ayer) y la anchura entre coladas se mantenga en los 3.100 metros.
Además se han iniciado trabajos de mejora para establecer un camino complementario que pueda ser utilizado por vehículos de gran tonelaje para la asistencia a los agricultores en Puerto Naos, La Bombilla, El Remo y los trabajos de las desaladoras, y que podría estar plenamente operativo en unos diez días.
Asimismo se ha pedido a la Unidad Militar de Emergencias y al Ejército de tierra personal de refuerzo para ayudar en las labores de saneamiento y limpieza de infraestructuras que estén en riesgo de sufrir un colapso y el transporte de ceniza y material volcánico, fundamentalmente en la zona sur, mientras que los bomberos harían labores similares en la zona norte de las coladas.
Por el momento hay 455 personas alojadas en hoteles de Fuencaliente y Los Llanos de Aridane, y 43 personas dependientes se albergan en centros del Cabildo de La Palma.
Según el Catastro, 1.443 edificaciones se han visto afectadas por la erupción, de las que 1.166 son de uso residencial, 147 de uso agrícola, 69 industrial, 33 de ocio y hostelería, 13 de uso público y 15 de otro tipo.
Respecto a la afección a los cultivos, la superficie dañada alcanza las 283,25 hectáreas, de las que 158 corresponden a plataneras, 59 a viñas y 24 a aguacates.