José Luis Concepción (Breña Alta, 1948) ha analizado en su tesis doctoral, defendida en enero de este año y calificada Cum Laude por el Departamento de Sociología de la Universidad de La Laguna (ULL), la sociedad palmera de 1950 a 2015. El estudio sociológico, dedicado “a la madres solteras que han sufrido la incomprensión de la sociedad”, pretende “ayudar a reflexionar y que sirva para la recuperación económica y mejoras sociales en La Palma, llevando a cabo actuaciones relacionadas con ciertas actitudes y comportamientos, pues de ser esta isla en la que mejor calidad de vida había entre todas las Canarias, con una aceptable distribución de la riqueza, en 2015 es de las más pobres”, asegura en su trabajo, que fue presentado la semana pasada en la Sociedad Cosmológica de Santa Cruz de La Palma y en el Museo Benahoarita de Los Llanos de Aridane. “Según defienden bastante personas entrevistadas, La Palma es un paraíso, pero a su vez opinan que la Isla está abandonada. Soluciones sociales y económicas hay, solo debemos buscar las formas de desarrollarlas y aplicarlas”, sostiene el autor.
El estudio sociológico de José Luis Concepción se basa en 60 entrevistas y 400 encuestas extensas realizadas “proporcionalmente en toda la geografía de La Palma” a personas de distintas edades y niveles de estudio. Incluyen aspectos socioeconómicos, culturales, políticos, demográficos, así como “el impacto social que ha producido el turismo y los cambios derivados del ingreso en la Unión Europea”.
Entre los cambios “más notables”, José Luis Concepción cita “los referentes a las relaciones de la juventud y las uniones de parejas, pues comparativamente son antagónicos respecto a los años 50, 60 y 70 en los que las madres solteras abandonadas por sus novios eran normalmente discriminadas, lo que suponía un verdadero drama para ellas y su familia”. En su reconocimiento, indica, “la tesis está dedicada a las madres solteras que han sufrido la incomprensión de la sociedad”.
Desde el punto de vista económico, afirma José Luis Concepción, “queda patente que antaño los palmeros procuraban vivir de su rendimiento laboral y recursos propios, mientras que en el presente la situación ha pasado a ser muy dependiente, de lo que se deduce, según las personas entrevistadas, que las normas impuestas, especialmente las de la Unión Europea, han sido negativas para la sociedad palmera debido a que limitan el desarrollo económico, aunque también se observa que existe acomodo y dejadez”.
Respecto a las interrelaciones de “los magos del campo y los finos de la ciudad, también ha habido una evolución inverosímil, pues de las enormes diferencias que existían, especialmente en los años cincuenta y sesenta, desde los noventa son insignificantes debido a distintos factores como el acceso a carreras universitarias y al abandono del campo”.
Los palmeros también han cambiado en otros aspectos como “el sentido del humor y la socarronería”. “Ahora, además, existe bastante contraste referente a la confianza entre jóvenes y gente de mayor edad. Los más jóvenes, no obstante son más directos y abiertos que los mayores, mientras que los de más de 60 años echan de menos la alegría de antaño y opinan que los jóvenes no saben divertirse”.
Concepción asevera, por otro lado, que “los palmeros, por lo general, son bastante individualistas; algo que no sucedía en el pasado; no obstante, siguen siendo serviciales, pero de otra manera, no tan directa como antaño. Además, todo indica que son más serviciales con los foráneos visitantes que entre ellos mismos”.
Otro aspecto analizado es la brujería, en la que “apenas se creía en los años cincuenta, y que suponíamos que había desaparecido décadas después, pero se ha reforzado y en los últimos años se vuelve a practicar en determinadas zonas”, dice. En cuanto al mal de ojo, subraya, “los cambios no son notable, pues la mayoría de los palmeros siguen creyendo en él y acuden a curanderas para su sanación mediante rezados cristianos”.
La fuerza de la religiosidad durante el primer periodo objeto de estudio “fue evidente, pero una vez que llegó la democracia comenzó a debilitarse y en la actualidad el fervor religioso es relativamente débil, y el riguroso luto de antaño ha desaparecido”.
En lo que a la política se refiere, “no se notan cambios, salvo que ahora se puede votar, pues a la mayoría de los palmeros no le interesa la política, aunque los menos que participan son los jóvenes, que a su vez son más de izquierda y centro que los mayores”.