Este martes, 26 de octubre, se cumple medio siglo de la explosión del Teneguía. Esta erupción de 24 días (del 26 de octubre al 18 de noviembre de 1971) tuvo lugar en el extremo sur de La Palma, cerca del barrio de Los Quemados, en el municipio de Fuencaliente. El Teneguía conmemora su 50 cumpleaños sin el título de último volcán terrestre de España y con el nuevo en plena ebullición.
El Teneguía, hasta las 15.10 horas del pasado 19 de septiembre, jornada en la que reventó la nueva erupción de La Palma en una ladera de la parte oeste de Cumbre Vieja, era el volcán más reciente del país en superficie.
En cuanto a agresividad destructora, el Teneguía, en comparación con el que de Cabeza de Vaca, como consecuencia de su menor potencia magmática y, sobre todo, ubicación, fue un volcán más tranquilo. En este sentido, la vigente convulsión, a la vista de su arrolladora virulencia, en cuanto a pérdidas materiales y devastación emocional, no tiene punto de comparación con la que explotó, hace cinco décadas, en un malpaís situado a unos 500 metros de la costa del municipio de Fuencaliente, justo al lado de Roque Teneguía.
El nuevo volcán, desde una ladera de la parte oeste de Cumbre Vieja, desde el pasado 19 de septiembre, no deja de provocar desolación, angustia, zozobra y tristeza, mientras que el que brotó a las 15.06 del 26 de octubre de 1971 en el cono sur de La Palma, tras los primeros momentos, al comprobarse que, por su emplazamiento, no iba a afectar a núcleos de población, como realmente ocurrió, aunque provocó la muerte de dos personas, durante el tiempo que estuvo activo, se limitó a ofrecer un espectáculo único de la naturaleza.
El alcalde de Fuencaliente, Gegrogio Alonso Méndez, que recuerda que su tío Juan Acosta falleció en la zona de Puntalarga cuando pescaba, al inhalar, al parecer gas de la erupción, siendo una de dos víctimas mortales de este evento, considera que el Teneguía “no era un volcán tranquilo ni más dócil que el actual. Lo que ocurrió es que salió en una zona baja del municipio, en un lugar donde no podía hacer daño porque no había nada que destruir. Surgió allí y se convirtió en un espectáculo. El nuevo, en cambio, es un drama que estamos viviendo con mucha preocupación. Debido al desastre social y económico que está provocando, todos estamos con el alma encogida”. En Fuencaliente, añade, “tenemos el enjambre sísmico al lado y sentimos los continuos temblores”.
Los daños originados por el Teneguía, efectivamente, fueron mínimos. Uno de los fuertes temblores causó el derrumbe de rocas que interrumpieron la carretera de acceso a la costa por Las Indias y Las Caleras. Los sismos también provocaron daños en paredes y casas. La lava, por su parte, quebró el Puente Roto y, como medida cautelar, se evacuó a los vecinos de los barrios de Las Indias y Los Quemados. En cambio, el balance destructor del volcán todavía sin nombre, no tiene parangón con las otras siete erupciones históricas, incluida la del Teneguía, registradas en La Palma en los últimos 574 años: la superficie arrasada por la lava del proceso eruptivo, hasta el 22 de octubre (34 días), superaba las 845 hectáreas; las construcciones destruidas o dañadas, ascendían, en el referido periodo, a 1.280 edificaciones, de las cuales 1.030 son de uso residencial, 132 agrícola, 64 industrial, 30 de ocio y hostelería, 11 de uso público y 14 de otros usos. Asimismo, la superficie de cultivos afectada alcanza las 258,23 hectáreas, de las que más del 56% (144,93 hectáreas) corresponden a cultivos de plataneras.
Para conmemorar el 50 aniversario del Teneguía, señala el primer edil, estaba previsto en Fuencaliente un congreso internacional con más de 70 científicos de todo el mundo. Este encuentro de vulcanólogos, añade, ha sido suspendido ya que “la situación no está para celebraciones: muchas personas se han quedado sin nada”.
Juan Carlos Carracedo, profesor jubilado de Investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y responsable del Mapa Geológico de La Palma elaborado por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) en 1999, es un referente en el estudio del volcanismo de Canarias y Hawái y experto en islas oceánicas. Cuando surgió el Teneguía “era muy joven (contaba con 30 años) y no tenía experiencia de lidiar con erupciones volcánicas: para mí, el Teneguía fue una etapa muy importante. Entonces estaba haciendo la tesis doctoral sobre la historia geológica de Tenerife y el profesor Fuster que la dirigía me pidió que le ayudase en el seguimiento de la erupción de La Palma en 1971. Y fue tal el impacto que realmente enfoqué, una vez terminada la tesis, toda mi actividad profesional al estudio del volcanismo, no solo en Canarias, sino en muchas regiones del mundo”.
Apunta que “aquella España era muy autárquica y la instrumentación era prácticamente nula”. De hecho, comenta, “la detección temprana de la erupción la hizo la CIA (Agencia Central de Inteligencia de EEUU) por un sistema hidrófono que tenía en Puerto Naos para vigilar el paso de los submarinos soviéticos”.
Visto con perspectiva, señala, “el volcán de ahora es totalmente diferente. Primero, el Teneguía era un volcán muy pequeñito y tuvo muy pocos efectos porque no había casas ni zonas de cultivos ya que estaba en el extremo sur de La Palma. En cambio, la erupción de 2021, es todo lo contrario, es una de muchísima mayor magnitud que afecta con un frente de coladas muy amplio que ha causado enormes destrozos y la evacuación preventiva de más de 6.000 personas”.
Subraya que, aunque “está originando mucho sufrimiento, no ha provocado ninguna víctima humana, que sí lo hizo el Teneguía, que causó la muerte de dos personas. Eso se debe a que el seguimiento de la actual erupción, tanto en la etapa preeruptiva, como durante la erupción, ha sido muy eficaz, tanto de los científicos encargados de su vigilancia como, especialmente, de las autoridades de Protección Civil”. Esta cuestión, asegura, “marca un hito”.
El Teneguía apareció en portada de noticiarios de todo el mundo al abrirse y brotar de su interior miles de metros cúbicos de magma (unos 43 millones de m3 en total). Cubrió de lava y gravilla volcánica buena parte del extremo sur de La Palma. También creó un nuevo atractivo turístico. Para preservar las vírgenes lavas del volcán Teneguía y las de su compañero del siglo XVIII, el volcán San Antonio, se declaró ese entorno monumento natural.
Juan José Santos, especialista en etnografía de La Palma y reputado fotógrafo, es una de las personas que, posiblemente, más ha retratado al Teneguía. Fue el primero en inmortalizar el volcán en postales que se han distribuido por todo el mundo y que, todavía, se siguen vendiendo. Entiende que “este volcán no tiene nada que ver con el actual. El Teneguía, con respecto al nuevo, fue un volcán amable, sobre todo por el sitio en el que reventó”. A los pocos días de su nacimiento, se convirtió en foco de atracción de visitantes: “Se podía ver desde una zona, en alto, como un espectáculo”.
Insiste en que “el Teneguía no tenía ni la la dimensión ni la potencia de actual. No echó tanta ceniza ni lava. Antes de estallar fue un poco traumático por los terremotos. Mucha gente, estos días, se fue de Fuencaliente a otros pueblos de la Isla, pero al poco volvió”.
Por su parte, Eduardo Pérez Camacho, responsable del Bar Parada, punto de encuentro de residentes y visitantes situado en Los Canarios, centro urbano de Fuencaliente, opina que el Teneguía “no tiene nada que ver con el nuevo. En comparación con el actual, el Teneguía fue como un parque de atracciones y este es un drama que cada día se multiplica. Es un desastre total. Para recuperar las zonas afectadas se tardará mucho tiempo. El futuro es bastante incierto”.
Dice que, cada día, “se me encoge el alma cuando vienen al bar algunas de las personas que han sido evacuadas y están alojadas en el Hotel Princess, sobre todo, cuando cuentan con angustia que sus casas ya no están. Son historias terribles que se alargan y agravan. Cada día te enteras de que otra familia está perdiendo su casa y su medio de vida”.
El nombre del Teneguía proviene de un roque cercano que contiene petroglifos auaritas. La Palma, con los más 40 millones de metros cúbicos de lava que arrojó el Teneguía, creció por Fuencaliente 290.000 metros cuadrados. Este volcán, situado a 439 metros sobre el nivel del mar, cada año, es visitado por más de 100.000 personas.
Formó siete cráteres, el mayor de 87 metros de altura. El magma fluyó mansamente, a un ritmo de 120 metros a la hora, hacia el Atlántico por la zona de Puntalarga.