Todo, afortunadamente, ha quedado en un inusual sobresalto, pero “el susto no nos lo quita nadie”, ha indicado a LA PALMA AHORA una de las empleadas de la sucursal de La Caixa de la calle Real de Santa Cruz de La Palma que, en torno a las 08:45 horas, ha sido atracada a punta de cuchillo este viernes por un individuo. Una de ellas, expuso un vecino, sufrió un ataque de ansiedad. Aunque fueron sólo unos minutos, añadió, se han vivido unos instantes de gran tensión.
El supuesto autor del asalto, tras perpetrar el presunto robo (la policía lo califica de “intento de robo”), se dirigió al Centro Penitenciario de La Palma, ubicado en el barrio de San Telmo de la capital, y se presentó, con un cuchillo y una bolsa con calderilla, ante el agente de la Guardia Civil que custodiaba en ese momento la puerta, según ha indicado a este medio un funcionario del establecimiento de reclusión. El aludido agente de la Benemérita llamó a la Policía Nacional, que ya había iniciado una operación de búsqueda y captura, y procedió a su detención.
El citado individuo, según un portavoz de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Santa Cruz de La Palma, es conocido por la policía. Fue el mismo, confirmó otra fuente autorizada, que, en un suceso igualmente excepcional en La Palma, el pasado 25 de marzo, retuvo y amenazó a otro con un podona en el portal de un edificio de la calle Trasera, ubicada asimismo en el centro urbano e histórico de la capital. (Para ver aquella información pinchar aquí).
La Policía Nacional, en aquella ocasión, tuvo que acordonar parte de la reseñada calzada pues el arrestado había acorralado a otro en un portal de un edificio situado en la zona de bares existente en la reseñada vía capitalina y, al parecer, según testigos en el lugar de los hechos, lo amenazaba con una podona.
Según ha informado a Efe el presidente de la Asociación de Empresarios del Casco Histórico de Santa Cruz de La Palma, Juan Arturo San Gil, “este hombre ya es conocido por la Policía por provocar diferentes altercados en la zona, y se trata de una persona con desequilibrios psíquicos”.
San Gil expresó su deseo de que se actúe según corresponda para evitar que esta persona continúe causando el temor entre los comerciantes y vecinos, así como en las personas que se desplazan hasta el Casco Histórico para hacer sus compras.