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UNA INVESTIGACIÓN SOBRE EL ESTADO

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Stein, en un detallado y exhaustivo análisis, indaga en la formación del Estado, en los pilares constituyentes del Estado, en los deberes y obligaciones del Estado, y en la visión del Estado.

Así, por ejemplo, y centrándonos solamente en el territorio nacional, Stein promulga “Los vencedores adoptan en fuerza de su supremacía, que puede pensarse como una relación comunitaria pura, sin acto formal alguno de sumisión por parte de los vencidos y sin toma de posesión formal como la que sería exigible para una fundación de tipo social, el papel rector y todos los derechos y funciones que les placen.” ¿Acaso no les suena a cómo los territorios que se acogieron al “glorioso” alzamiento nacional adoptaron los modos y maneras dictados, en contraposición a la legítima República?

Y, más de actualidad, “Cuando dos poderes estatales diferentes que se establen a sí mismos reclaman el mismo ámbito de dominio, surge una tesitura de equilibrio inestable, pues el cumplimiento de la pretensión de uno excluye el de la otra pretensión. Aquel de los dos poderes al que se le rinden las circunstancias reales muestra con ello su existencia estatal. Mientras dura el estado de lucha y ninguno puede imponerse no se puede decir Estado a la esfera de dominio en disputa.” ¿Podría describir de mejor y más acertada manera el tira y afloja entre el Gobierno central y Cataluña, una vez iniciado el Procés?

¿Y qué hay del propio Procés? Pues ya bien que lo advirtió Stein... “Una situación amenazadora para la existencia del Estado se da cuando algunos elementos pertenecientes al mismo toman posición frente a él de manera negativa, considerándolo como poder enemigo.”

a centrándonos en qué es Estado, en cuáles son las reivindicaciones que pide Cataluña, en España; Escocia, en el Reino Unido; Flandes, en Bélgica; Córcega, en Francia; Lombardía, en Italia; Quebec, en Canadá; Kurdistán, en Iraq; Taiwan y Manchuria, en la China - y así la lista es bien larga- Stein lo resume de una forma concisa y fácil de entender, más allá de consideraciones históricas, culturales o socio-políticas. “Ser Estado significa tener el derecho, disponer de su ámbito de dominio; es decir, ordenar con libertad.” Mas claro, imposible.

A eso hay que añadir “Solo una formación que abraza en sí a personas libres puede declararse como soberana o mostrarse como soberana mediante la praxis.”

Una vez constituido el Estado -tan solo los libros de Historia podrán contar qué sucedió con esos territorios que hoy reclaman su independencia- hay que tener mucho cuidado con la gestión del mismo, pues ya indicó Stein “Es posible que individuos que no son portadores de la vida estatal ostenten un puesto de funcionario. Cuanto mayor es la medida en que éste es el caso, peor le va al Estado al respecto. Donde los cargos e instituciones estatales sehan convertido en botín de intereses privados, ahí está seccionado el nervio vital del Estado, aún cuando externamente pueda llevar todavía una existencia aparente.”

La anquilosada burocracia española podría verse reflejada en esta afirmación, además de la falta de transparencia que existe en cuanto a la financiación de los partidos políticos, ¿no les parece?

Es más, a ojos de Stein, una vez creado, el Estado debe poner todo de su parte para salvaguardar su integridad. “El Estado no pude dejar que en sus leyes se crucen las de otra potencia. Éste es el caso cuando miembros de Estados extranjeros pisan su suelo y no se adhieren a sus indicaciones, sino que obran según las de su propio poder estatal.” ¿Será que Kevin Rudd, Primer Ministro de Australia, se basó en la tesis de Stein para decirles a los musulmanes que querían vivir bajo la ley islámica en Australia que se fueran del país?

Además de todo lo comentado, el sesgo religioso de la autora -no en vano fue beatificada y canonizada- se deja notar en su tesis. “Toda persona está, ante todo y sobre todo, bajo el supremo gobernante, y esto no lo puede cambiar ninguna relación de dominio terrenal. Cuando el creyente recibe una orden de Dios -sea inmediatamente en la oración, o sea por mediación de sus representantes en la Tierra- debe obedecer, ya sea que con ello contravenga la voluntad del Estado o no.”

Precisamente, y debido a esta convicción, Stein dio con sus huesos en el temible y escalofriante Auschwitz II-Birkenau, debido el Estado que presidiera y controlara Adolf Hitler y el Partido Nacionalsocialista alemán. Dicho esto, la que discípula de Edmund Husserl, no culpa al Estado, sino al espíritu y las motivaciones de sus representantes. “Puede convenir al sentido del Estado que su 'política' respire un cierto espíritu; es decir, aparezca motivada conforme a un tipo fijado. Este espíritu corresponderá siempre al ethos del pueblo que constituye el ámbito de dominio del Estado, pues gobernar contra este ethos significa cercenar del Estado las raíces de su existencia. Donde la política se aleja de lo que prescribe el sentido del Estado; es decir, donde se compone de actos pseudoestatales, allí habla únicamente desde ella el espíritu que tiene poder en los representantes del Estado. En la medida en que éste gana influjo sobre ella también puede alguien que está fuera hacer que el Estado sirva a sus objetivos, y éste puede ser tanto Dios como Satanás.”

De lectura pausada, que invita al análisis y a la reflexión crítica, Una investigación sobre el Estado resulta de rabiosa actualidad y una guía indispensable para conocer a fondo qué implica un proceso de independencia para crear Estado.

Agradezco las facilidades dadas por Editorial Trotta para escribir esta reseña.

Una investigación sobre el Estado

Edith Stein

Prólogo y traducción de José Luis Caballero Bono

ISBN: 978-84-9879-806-7

136 páginas

1ª edición

Fecha de publicación: septiembre 2019

Encuadernado en Rústica

Trotta Editorial

Stein, en un detallado y exhaustivo análisis, indaga en la formación del Estado, en los pilares constituyentes del Estado, en los deberes y obligaciones del Estado, y en la visión del Estado.

Así, por ejemplo, y centrándonos solamente en el territorio nacional, Stein promulga “Los vencedores adoptan en fuerza de su supremacía, que puede pensarse como una relación comunitaria pura, sin acto formal alguno de sumisión por parte de los vencidos y sin toma de posesión formal como la que sería exigible para una fundación de tipo social, el papel rector y todos los derechos y funciones que les placen.” ¿Acaso no les suena a cómo los territorios que se acogieron al “glorioso” alzamiento nacional adoptaron los modos y maneras dictados, en contraposición a la legítima República?