Canarias, la frontera más mortal del mundo: 6.007 personas murieron intentando alcanzar las islas en 2023

“Cuando los servicios de rescate de Fuerteventura llegaron, ya había personas en el agua. El mar se tragó los cuerpos de las fallecidas”. El 11 de septiembre de 2023, el avión de Salvamento Marítimo localizó una embarcación con 38 supervivientes rumbo a Canarias. La neumática estaba rota, con el lado izquierdo completamente deshinchado. Al llegar a tierra, los migrantes confirmaron la tragedia: al menos doce personas se ahogaron horas antes de que llegaran los equipos de salvamento. El Archipiélago volvió a ser el año pasado ''la región migratoria más letal del mundo''. En doce meses perdieron la vida 6.007 personas intentando cruzar el Atlántico.

Las cifras de la ruta canaria superan los datos del resto de rutas de acceso a España. En 2023, 147 personas murieron en el Estrecho; 30 en el mar de Alborán y 434 en la ruta argelina, según los datos publicados este martes en el Monitoreo del Derecho a la Vida de 2023 del colectivo Caminando Fronteras. De las 6.618 personas que fallecieron tratando de llegar a España, 363 eran mujeres y 384 eran niños y niñas.

En la mayoría de los casos, las embarcaciones desaparecen con todas las personas a bordo. “En muchas de las tragedias documentadas no se activaron medios de búsqueda y de rescate. Si se hizo, fue con una tardanza importante que puso en riesgo la vida de las personas”, reza el documento. Según Caminando Fronteras, existe un “sesgo migratorio” en la activación de los rescates, provocado por la externalización de las fronteras. “El Estado español presiona para que los rescates sean efectuados por terceros países, incluso si el otro país no tiene medios suficientes, capacidades o voluntad de hacerlo. El enfoque es de interceptación migratoria y no de rescates de personas”, añaden. 

La ruta de Agadir a Dajla

La ruta que conecta Marruecos y el Sáhara Occidental con Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote se ha cobrado la vida de 1.418 personas. Octubre fue el mes más mortal, con 436 víctimas, seguido de junio (371) y febrero (229). Las salidas desde la zona que va desde Agadir a Dajla marcaron la reapertura de la ruta canaria en 2019. “Es una zona militarizada. Las redadas son mucho más fuertes y luego te abandonan en el desierto”, cuenta un refugiado maliense.

Las embarcaciones de madera o fibra fueron sustituidas por neumáticas, un tipo de barcaza más inestable y peligrosa. Esta travesía también la protagonizan las mujeres que viajan con sus hijos, muchos de ellos nacidos durante el camino. “Mendigo para que puedan comer, no tienen ni registro de nacimiento ni nada. Lo único que puedo decir es que no puedo ir hacia atrás, solo hacia adelante”, narra una madre camerunesa. 

Caminando Fronteras apunta a la falta de coordinación entre España y Marruecos como una de las causas de las tragedias. El colectivo pone como ejemplo el naufragio del 21 de junio, que se saldó con la muerte de 39 personas y que está siendo investigado por la Fiscalía. “Sabíamos que no iban a ir, sabíamos que se iban a morir. Lo sabíamos porque es nuestro día a día en la frontera”, afirma una portavoz de la comunidad migrante en el informe. 

Tiroteos en los puntos de salida

La represión hacia las personas migrantes es cada vez mayor. El 25 de mayo, 43 personas llegaron a Gran Canaria en una patera. En el muelle, un superviviente declaró haber recibido disparos a pie de playa. Los médicos constataron que tenía heridas de bala. “Empezaron a disparar cuando estábamos en la zódiac, conté hasta cuatro ráfagas. En la orilla había un chico muerto”, relata un superviviente. Era un chico maliense.

“Aún no puedo dormir por la noche, escucho los disparos, veo su cara, me pregunto si sus padres sabrán que ha muerto y dónde está su cuerpo”, añade. Caminando Fronteras afirma que el cadáver está en la morgue de El Aaiún. Otras tres personas resultaron heridas en el tiroteo y, aunque pudieron montarse en la patera, murieron en el trayecto. 

La ruta de los cayucos 

La ruta que conecta Senegal con Canarias ha tenido en 2023 un “terrible protagonismo”. Miles de personas han salido del país escapando de la inestabilidad política que atraviesa. La travesía que emprenden los cayucos arrastra 3.176 víctimas solo el año pasado en 55 tragedias diferentes. 

Detrás de estas cifras hay miles de familias que aún no encuentran respuestas. “Aún no hemos asumido las pérdidas de vida del año 2006. En este barrio son cientos de pescadores que se fueron y nunca volvieron. No sabemos qué va a pasar con estas nuevas víctimas, qué va a hacer el pueblo de Senegal con su memoria”, cuenta en el informe una activista senegalesa. 

En Senegal se han creado asociaciones que trabajan el duelo. Estos espacios también surgieron en la crisis de los cayucos de 2006 y están conformados en su mayoría por mujeres. “De aquella época no hay datos de personas muertas, pero en el barrio se ven los huérfanos que ya crecieron. Querríamos que el Estado elaborase las cifras de los que han salido y desaparecido, pero es imposible”, plantea una activista por los derechos de las personas migrantes.  

La inestabilidad política y social en Senegal comenzó a agravarse en los primeros meses de 2023, con el encarcelamiento del líder de la oposición, Ousmane Sonko. Desde entonces, las desapariciones de jóvenes nacionales se multiplican. Un pescador de una cofradía senegalesa recuerda que denuncian desapariciones ''todas las semanas''. ''Hay muchísimas personas que se han preparado para abandonar el país, que se siguen preparando incluso ayer, hoy'', apunta. Ante la represión que sufren quienes protestan en las calles, muchos menores han optado por abandonar sus hogares. ''Muchos adolescentes no están listos para embarcarse en un viaje así, pero lo intentan de todos modos'', señala el informe.

Durante el segundo semestre de 2023 aumentaron las salidas desde Mauritania hacia El Hierro. y Gran Canaria. En esta ruta se contabilizaron 10 tragedias con 395 víctimas y siete embarcaciones desaparecidas. Entre Gambia y el Archipiélago se produjeron 1.018 muertes, de personas nacionales de Gambia, Senegal, Mali, Guinea Bissau y Guinea Conakry. “Sin el cuerpo no se cierra la herida, es como si siempre la cicatriz estuviese blanda y pudiese abrirse en cualquier momento”, concluye el informe.