Ismael Ouattara es un hombre joven nacido en Costa de Marfil, país del que partió en 2018 con su mujer y una hija, y que vio cómo su sueño de llegar a Europa y tener un futuro mejor se truncó con la muerte de dos de sus seres queridos y su entrada en prisión tras llegar a Tenerife en patera.
“Todas las desgracias sucedieron en solo cinco días, que han marcado mi vida”, ha explicado en una entrevista concedida a EFE en Barcelona.
En esos cinco días, asegura Ouattara, vio fallecer a una hija de meses y a su mujer, los servicios sociales canarios le quitaron a su hija mayor y a él lo internaron en una prisión española en Canarias por unos supuestos delitos que han quedado en nada, aunque le costaron pasar más de un año en la cárcel.
Este cúmulo de tragedias, que para una persona con nacionalidad española son difíciles de asimilar, se iniciaron 17 días antes, cuando Ouattara, su mujer y sus dos hijas menores se subieron a una patera en Marruecos con destino a Canarias.
La familia había llegado a Marruecos desde Costa de Marfil en autobús, pero se tuvieron que quedar varios meses en el reino alauí, donde nació su segunda hija, para intentar ahorrar dinero con el que pagar los billetes para la patera.
Ruta canaria
La ruta marítima canaria, una de las más peligrosas y mortíferas del mundo, según los expertos, fue también una experiencia mortal para esta familia, que vio morir primero a su hija más pequeña y después a la madre.
El mismo día que falleció la mujer de Ismael, la patera fue llevada a un puerto de Tenerife.
Nada más llegar a suelo español, la policía se incautó de su móvil y en el mismo se hallaron algunos datos que hicieron que fuese internado en una prisión, “sin que en ningún momento haya podido hablar con un abogado de oficio”, ha asegurado este activista.
A raíz de su ingreso en prisión, perdió la custodia de su hija mayor, que fue entregada a una familia de acogida en Canarias. “Como si fuese una menor no acompañada cuando estaba conmigo, su padre”, ha recordado.
Ismael no se conformó. “Escribí al juez para que supiera que no sabía de qué se me acusaba y que no tenía abogado”, ha explicado sobre esta protesta, que dio sus frutos tiempo después, ya que fue puesto en libertad tras un año y dos meses en la cárcel.
Hija perdida
La Fundación El Buen Samaritano de Canarias le ayudó al salir de prisión para buscar a su niña, de la que no sabía nada y, nueve meses después, con muchos trámites y burocracia por medio, pudo recuperar a su hija, que ahora tiene seis años.
Ouattara cuenta estas vivencias sin, aparentemente, expresar su sufrimiento por fuera, pero nadie atraviesa un océano de experiencias de este calibre sin que la vida le cambie radicalmente, explica.
Seis años después de su salida de Costa de Marfil, se ha asentado en Tenerife, donde vive y se ha vuelto a casar, tiene con él a su hija y ahora colabora con organizaciones no gubernamentales como mediador intercultural y defensor de los derechos humanos de personas migrantes como él.
La entrevista se ha desarrollado en el marco de la presentación de un informe, elaborado por las organizaciones Irídia y Novact, sobre las vulneraciones de derechos humanos que enfrentan las personas migrantes que llegan a Canarias.
Criminalizar a menores
Ismael Ouattara ha confirmado que existen muchas deficiencias en la identificación y protección de los niños que llegan en las pateras, como le sucedió a su pequeña, y en la criminalización de las personas recién llegadas.
Las organizaciones que defienden los derechos de los migrantes insisten en que, para proteger a los niños, hay que identificarlos correctamente cuando llegan porque “la identificación es la puerta de entrada al resto de garantías y de derechos que son fundamentales para poder atender al principio de interés superior del menor y garantizar su protección”, se indica en el informe de Irídia y Novact.
En cuanto a los adultos, describe Ouattara, muchos migrantes, según constató en prisión, “firman documentos por cansancio o desconocimiento, en los que se conforman con una pena de cárcel por delitos que a lo mejor no han cometido, para poder salir cuanto antes”.
El resultado es que esas personas salen de prisión con antecedentes penales, lo que puede complicarles mucho más su integración en la sociedad española o de otro país europeo a la hora de conseguir un trabajo y hacer una vida lo más normal posible, ha denunciado.