¿Quién dio la orden a la Policía Nacional de sacar a 227 inmigrantes del muelle de Arguineguín para dejarlos después en situación de calle? Las administraciones han activado un fuego cruzado buscando responsables del caos que vivió Gran Canaria el 17 de noviembre y que hizo estallar la bomba de relojería en la que se ha convertido este puerto del sur de la Isla, que lleva semanas albergando a más de 2.000 personas hacinadas. La “explosión” ha alcanzado al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que han pedido su dimisión el Partido Popular, Coalición Canaria, Ciudadanos e incluso de Podemos Canarias. La petición de la formación morada en las Islas fue desautorizada por el presidente de Unidas Podemos en el Congreso, Jaume Asens, que subraya que entre socios de gobierno no se piden ceses. También Nueva Canarias, a través del presidente del Cabildo insular, Antonio Morales, ha anunciado medidas judiciales tras la “actuación irresponsable” del Ministerio.
Una incógnita aún sin despejar atraviesa este escenario de enfrentamientos políticos. El origen de la decisión de abandonar a su suerte a cientos de magrebíes aún se desconoce. El departamento que lidera Grande-Marlaska ha abierto una investigación para saber qué ocurrió exactamente este martes en Arguineguín. “Se tomarán las medidas necesarias y si se observa que ha habido descoordinación, no tendré inconveniente en reconocerlo”, aseguró el ministro. Por su parte, la Delegación del Gobierno en Canarias se limita a reseñar la existencia de un “error de coordinación” y apuntando al problema creciente en el muelle, “que como todo el mundo sabe está saturado”.
La alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno (Ciuca), que fletó tres guaguas hacia la Plaza de La Feria sin ofrecer tampoco una solución para el grupo de migrantes, acusa a la Subdelegación del Gobierno en Canarias de lo ocurrido. “A ciencia cierta, sé que fue la Subdelegación la que dio la orden. Hay desbordamiento y falta de coordinación. Llamé la presidente del Gobierno de Canarias y le confirmé lo que estaba ocurriendo”. Según Bueno, la orden vino “de alguien superior, del Ministerio del Interior”.
Por su parte, el delegado del Ejecutivo central en Canarias, Anselmo Pestana, ha asegurado que ni su equipo ni él dieron la orden de desalojar a los migrantes del campamento de Arguineguín sin tener un recurso alternativo donde alojarlos, sin dinero y sin comida. El delegado declinó dar más detalles sobre de quién partió la instrucción, pero asegura que “no se va a repetir”.
El presidente canario, Ángel Víctor Torres, exige saber los detalles que dieron lugar a esa situación en el muelle: “Reclamamos que se aclare lo ocurrido y que no vuelva a suceder”. Además, ha aprovechado el incidente para insistir en una petición hacia el Gobierno de Sánchez que lleva repitiendo desde que se reactivó en 2019 la ruta migratoria canaria: “No podemos solos, es imposible”. También ha pedido acompañar al Marlaska en su visita a Marruecos, que tendrá lugar este viernes 19 de noviembre.
Dos días después del suceso que movilizó a la población local en favor de los migrantes, 2.247 personas siguen en el campamento de Cruz Roja, según los últimos datos facilitados por la ONG. Otras doscientas han sido trasladadas al campamento militar cedido por Defensa y gestionado por Interior en Barranco Seco. En Tenerife, 200 migrantes llegados desde Gran Canaria fueron bloqueados en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife al intentar subir a un barco para viajar a Huelva.
Las personas de origen magrebí llegaron al Archipiélago en los últimos días en pateras y cayucos y fueron retenidos sin poder subir al ferry al carecer de la documentación necesaria. Por ello, Cruz Roja coordinó su realojamiento en un establecimiento. Fuentes del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife han informado a Efe que estas personas han llegando durante la tarde de este miércoles a la Isla procedentes de Gran Canaria y esperaban poder coger el barco con destino hacia Huelva. Si bien la los migrantes, en su mayoría marroquí, han podido moverse entre las islas y comprar incluso los billetes, no les fue posible embarcar hacia la Península.