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Las familias logran identificar a dos de los migrantes fallecidos en Lanzarote

Natalia G. Vargas

Arrecife —
14 de noviembre de 2024 13:06 h

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Dos de los migrantes fallecidos en los últimos días en las costas de Lanzarote han logrado ser identificados. El primero de los cuerpos corresponde a una joven de 25 años. Su cadáver fue recuperado el 3 de noviembre por la Guardamar Concepción Arenal. La mujer había caído al agua después de que la neumática en la que viajaba comenzara a desinflarse. Esa noche, los marineros de Salvamento Marítimo sí lograron sacar del mar con vida a otras dos jóvenes que iban en la misma lancha. El segundo migrante identificado es un joven marroquí, cuyo cuerpo fue localizado el 5 de noviembre por dos pescadores que faenaban en la isla. El Juzgado de Instrucción número 3 de Arrecife ha dado la autorización para repatriar los cuerpos a Marruecos.

Mientras tanto, un tercer cuerpo permanece en la isla a la espera de que sus seres queridos puedan reclamarlo. El cadáver de este joven también fue hallado el 5 de noviembre por el mismo barco de pesca. Los marineros contaron a Canarias Ahora que el primer fallecido estaba ''con una especie de cámara de bicicleta bajo los brazos y boca abajo''. Poco después, Jake Rory y Saúl Hernández vieron el segundo ''amarrado a un chaleco salvavidas''. ''Con el cuerpo medio metro por debajo de la superficie, pero se veía claro que era otro cadáver“, recuerdan. 

Gracias al aviso de los pescadores, Salvamento Marítimo pudo recoger los cuerpos, evitando que pasaran a formar parte de la lista interminable de personas que desaparecen para siempre en el Atlántico. Según el último informe de Caminando Fronteras, al menos 47 embracaciones desaparecieron intentando llegar a Canarias con todos sus ocupantes a bordo en los primeros cinco meses del año.

El capitán del pesquero, Saúl Hernández, ya se había encontrado antes con la realidad de la ruta atlántica. “Días anteriores habíamos encontrado una neumática con unas 50 personas a bordo sin motor y a la deriva”, afirma. Entonces, pudieron darles el poco alimento que les quedaba. “Vimos de primera mano lo que es el miedo y la desesperación que viven. Y, a su vez, la alegría y el agradecimiento de encontrarnos y sentirse a salvo después de no sé cuántos días en alta mar a la deriva sin ver tierra ni embarcaciones cerca”, contó.

Los pescadores no dudaron en capturar en imágenes el rastro de la muerte con el que se toparon. ''Sacamos las fotos porque es muy fácil odiar y criticar cuando no entiendes la desesperación'', explicaron a este periódico. ''La gente piensa que vienen en crucero, con comodidades, y no es consciente de lo que es el mar y lo duro que es“, lamentan.

Las últimas semanas han sido trágicas en la ruta que conecta Marruecos y el Sáhara Occidental con Lanzarote. Durante una de las decenas de operaciones de rescate que ha desarrollado Salvamento en la zona, el helicóptero Helimer 204 pudo rescatar a un superviviente y observó desde el aire al menos cinco cadáveres flotando. La neumática en la que viajaban estaba en apuros, por lo que el avión lanzó una balsa salvavidas que permitió salvar a 17 personas.

La identificación de los cuerpos sigue siendo uno de los grandes retos de las políticas migratorias en España. En los cementerios de las islas son muchas las lápidas en las que solo puede leerse un código que señala el número del cayuco en el que los fallecidos fueron encontrados. En la mayoría de los casos, y ante la falta de vías oficiales, las familias recurren a entidades como Cruz Roja o Caminando Fronteras para buscar a sus seres queridos.

El colectivo fundado por Helena Maleno diseñó en 2022 una guía que explica los pasos a seguir si se ha perdido a un familiar en las fronteras. El documento insiste en que todos los Estados deben velar por los derechos de las personas desaparecidas. “Puedes exigir que inicien las labores de búsqueda. Incluso puedes exigir que todos los Estados se coordinen”, apunta el texto. Para las labores de identificación. En España, la mayoría de protocolos pasan por la toma de muestras de ADN. No tener un cuerpo que despedir empuja a las familias a una ''pérdida ambigua''. La esperanza de encontrarlos se une a la frustración de no obtener respuestas, bloqueando a las familias e impidiéndoles avanzar.