Los migrantes llegados en patera a Lanzarote permanecen hacinados en una nave precaria y sin duchas

Natalia G. Vargas

29 de septiembre de 2021 21:47 h

0

Más de un centenar de personas llegadas a Lanzarote en patera en los últimos días permanecen hacinadas en una nave portuaria de Arrecife. En un vídeo difundido por personas vinculadas a la defensa de los Derechos Humanos se observa a varios grupos de hombres acostados sobre colchones y camastros y, otros, en el suelo sobre una lona. De acuerdo con las imágenes, la distancia de seguridad recomendada para frenar la propagación de la COVID-19 tampoco se cumple en esta instalación custodiada por la Policía Nacional y reservada para la filiación de los migrantes. Además, fuentes próximas a la atención de los migrantes en Lanzarote explican que hay ''cerca de 500 personas'' que no han podido ducharse desde que llegaron y que los baños químicos están sucios.

La Policía Nacional ha confirmado a este periódico que se trata de una ''situación puntual'' que ya está recibiendo respuesta con la reubicación de las personas llegadas a la isla. ''Es un proceso que concluirá previsiblemente mañana, una vez finalizado el proceso de derivación al sistema de acogida'', apuntan.

En julio, el Ministerio del Interior aseguró a esta redacción que estaba trabajando en la instalación de un CATE (Centro de Atención Temporal a Extranjeros) en Lanzarote. ''En estos momentos, se están realizando gestiones para buscar las ubicaciones más idóneas'', apuntaron entonces desde el depatamento de Fernando Grande-Marlaska. Sin embargo, Interior aún recurre a instalaciones improvisadas para practicar la reseña policial. Con el fin de poder atender el aumento de llegadas, en el exterior de esta nave se han instalado carpas ''para darles un techo'', según fuentes jurídicas conocedoras de la situación en la isla.

En relación a la acogida, fuentes del Ministerio de Migraciones explicaron a este periódico que en Lanzarote hay un recurso para personas vulnerables, y cuando este centro está al completo, los migrantes son derivados a otros espacios de Canarias después de pasar la cuarentena en un centro de gestión compartida con la Consejería de Sanidad.

Lanzarote es la segunda isla a la que han llegado más embarcaciones en lo que va de año, con 2.800 supervivientes, solo por detrás de Gran Canaria. Desde el pasado 26 de septiembre, han llegado al territorio más oriental del Archipiélago cerca de 600 personas, de las cuales 290 alcanzaron la isla en una mañana. Diversas organizaciones vinculadas al fenómeno migratorio han advertido durante meses que esta isla y también Fuerteventura presentan importantes carencias para hacer frente a un repunte de llegadas. Además, la isla bate otro peligroso récord: es el punto de la comunidad autónoma donde más personas pisan tierra por sus propios medios, sin que sus barcazas hayan sido detectadas por los servicios de rescate.

Amnistía Internacional España se ha desplazado estos días a Lanzarote para investigar la situación de las personas migrantes y refugiadas. Voluntarios de la Red Ciudadana de Solidaridad con las Personas Migrantes explicaron a Amnistía que la gestión de las llegadas de pateras a la isla se caracteriza por ''la opacidad, los abusos de poder y la violencia institucional''. Tras la llegada de 600 personas en pocos días, la entidad advierte de que ''el hecho de que se haga todo tan rápido y poco personalizado puede provocar que se vulneren derechos''. Además, alertan de que en esta nave habilitada como CATE ''pueden repetirse imágenes que ya se han visto en el pasado''. ''No se garantiza la asistencia de un abogado, ni la correcta identificación de menores de edad o personas con necesidades especiales como las víctimas de trata''.

Las otras 'naves de la vergüenza'

La primera instalación bautizada como ''nave de la vergüenza'' se localizó en Las Palmas de Gran Canaria en 2020. En un establecimiento portuario de la capital grancanaria pasaron más de 72 horas bajo custodia policial cientos de migrantes. Fuentes sanitarias denunciaron entonces que la nave no reunía las condiciones básicas de habitabilidad, ya que las personas convivían en una situación de hacinamiento en plena pandemia, con moscas y mal olor en los baños y sin duchas. Además, muchos durmieron en el suelo o en camastros plegables.

El secretario de Estado de Migraciones, Jesús Javier Perea, también ordenó en abril de 2021 el desalojo progresivo de la Nave del Queso de Fuerteventura. En este espacio de gestión compartida con Sanidad pasaban la cuarentena las personas migrantes que llegaban a la isla. Perea exigió que primero fueran reubicadas las mujeres y los niños y pidió al consejero Blas Trujillo que su área buscara otros lugares más adecuados, después de que un informe del Defensor del Pueblo revelara que las condiciones eran precarias.