El 14 de agosto de este año, a las 21.30 horas, Artenara pregonará la vida. El pistoletazo de salida a las fiestas de La Cuevita 2024 no solo será un discurso para anunciar la celebración de la festividad. Será un momento y un espacio de emoción en el que se sumarán palabras, música e imágenes alrededor de diecinueve jóvenes para quienes el pueblo más alto de la isla de Gran Canaria se ha vuelto una oportunidad. De esta forma lo explica el doctor y profesor de Filología Española, Clásica y Árabe por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y verseador Yeray Rodríguez, quien ha asumido el difícil reto de ayudar a este grupo a preparar el pregón del municipio.
En el amplio comedor del ya recuperado albergue de Artenara desborda la alegría. Hablan, juegan y se hacen bromas entre ellos. Entre las conversaciones suena algún “chacho” -un canarismo que es la aféresis de “muchacho”- y hasta un “punto pelota” que cierra una conversación. Sus idiomas natales se mezclan con un español que unos dominan más que otros. Hablan de películas, de la piscina, de jugar al fútbol o con las patinetas y de la cámara del fotógrafo, que les llama especialmente la atención. En el ajetreo se despiden de uno de sus educadores, que acaba su turno, entre besos volados y “chaos”, y le dan la bienvenida a la que llega a completar su jornada laboral.
La conversación se gira en torno al pregón y con los dedos señalan los días que faltan para subirse al escenario del Centro Cultural y recitar las frases que han preparado junto a Yeray, a quien consideran un “buen profesor”. Están nerviosos y aunque no son del todo conscientes de la responsabilidad que tienen, están ilusionados porque van a decir el pregón. Algunos se lo saben de memoria, otros necesitan leerlo en un papel, pero aún quedan días de ensayos para terminar de perfilarlo.
Los 19 niños y niñas que viven en el centro de acogida de menores migrantes de Artenara serán los pregoneros de las fiestas patronales del municipio este año. Así lo decidió el grupo de Gobierno, del Partido Popular, encabezado por su alcalde, Jesús Díaz, quien reconoce que aunque ya tenía pensado otro pregonero para este año su idea cambió al ver la gran acogida que le brindaron sus vecinos y vecinas a este grupo de chicos. “La aceptación ha sido muy buena, participan en la vida del pueblo, en las actividades, van a la piscina, a bailar la escala en hi-fi…”, asegura el primer edil, quien ha manifestado en diversas ocasiones la alegría que le ocasiona tenerlos en su pueblo. Su mayor ilusión es que la gente de Artenara siga acogiéndolos y demostrándoles el cariño y la solidaridad que les caracteriza. “El pregón seguro que sale muy bien y lo disfrutaremos, al igual que las fiestas de La Cuevita”, alega.
Yanira Mederos está ilusionada con el pregón de este año, es vecina del municipio, pero vive en la capital junto a su marido y sus dos hijas -de 9 y 8 años-. “Yo hace muchos años que no vengo al pregón y este año voy a venir, creo que será divertido y diferente, solamente la idea de que sean ellos me parece muy original y una forma de fortalecer la integración en el municipio”. En medio de la conversación aparece su hija Carmen, de ocho años, quien pregunta qué es el pregón. Al darse cuenta de la situación, afirma con contundencia que quiere venir a verlos porque son sus amigos y les quiere mucho. Nora, algo más tímida, asiente con la cabeza al preguntarle si ella vendrá.
Junto a ella Verónica González garantiza que también estará ese día. Ella vive de forma continua en Artenara junto a su marido y sus dos hijos, que comparten mucho tiempo con los niños. “Ellos no son conscientes de lo que van a hacer, pero creo que en el pueblo se han tomado muy bien que sean los pregoneros. Se han integrado bien, se relacionan con todo el mundo. A mí me conocen como la mamá de Sergio”, cuenta con una sonrisa que le delata la alegría de que se haya ampliado el círculo de sus pequeños en el municipio. Ambas madres coinciden en que será una noche “muy especial e inolvidable”.
“El reto más hermoso que he tenido delante”
Yeray Rodríguez es hijo adoptivo de Artenara y, aunque nació en la capital, siempre se ha considerado artenarense. De hecho, es su estrecha relación con el pueblo y su contexto familiar, muy cerca de la décima, quien le han convertido en el verseador más popular de Canarias. El alcalde le llamó y le planteó el desafío de encauzar a los niños y niñas en esta importante tarea de ser pregoneros, el “reto más hermoso que tenido delante”, manifiesta. “Cuando me propusieron esta idea no lo dudé. Sabía que sería complejo pero eso también lo hace apasionante. Con humildad toca arrimar el hombro para gritar alto y fuerte que no tenemos otro mundo que este y que debemos salvarnos todos juntos”, clama.
Sobre la preparación del pregón, desde el principio se planteó que debía escucharlos y averiguar cómo se sienten y qué sienten para intentar plasmarlo con palabras. El objetivo, aclara, es que el resultado sea lo más suyo posible. La barrera del idioma ha hecho el reto “más apasionante” todavía, confiesa. “Mi principal preocupación es que entiendan en todo momento lo que van a hacer y que esta es una ocasión hermosa para dar las gracias a Artenara por su acogida”. Asegura que las ganas de hacerlo bien han superado los nervios, algo “maravilloso”. Sus palabras reflejan la emoción que siente porque estos niños sean los pregoneros de las fiestas patronales.
Le han dado la vida al pueblo
Los primeros niños y niñas llegaron al pueblo el pasado mes de mayo. El alcalde relata que ante la situación que se estaba viviendo en las Islas, con muchos centros desbordados y con el objetivo de colaborar con el Gobierno de Canarias y el Gobierno nacional, ofrecen el albergue del municipio, que se encontraba cerrado desde hace muchos años. Se acondicionó el espacio y se buscó el mobiliario adecuado para darles la bienvenida. “Al final hemos visto que esos 19 niños han generado puestos de trabajo a jóvenes de aquí, economía en los comercios y la alegría de tenerles, porque dan mucha vida al pueblo”, cuenta Díaz. Cree que el beneficio ha sido para todas las partes.
En esa línea piensa Miqueas Sánchez, gerente de la Panadería Artesanal Abraham Romero y presidente de la Asociación Empresarial para el Desarrollo Rural, Turístico, Cultural y Económico de Artenara (EDARTE), quien afirma que es “indiscutible” la actividad económica que se ha generado, pues son 20-25 personas más en el municipio. Declara que el albergue llevaba muchos años sin actividad y hubo que hacer adaptaciones, la actividad en los espacios públicos, en un lugar donde la población es tan baja, y todo lo que tenga que ver con visitantes, genera economía. El colegio gana estabilidad, las tiendas ganan estabilidad porque hay aumento de las ventas, los servicios a los restaurantes les generan actividad directa o indirecta, porque los propios trabajadores hacen llamamiento a las familias para que visiten Artenara.
“No es solo que ese servicio esté dando actividad a Artenara, es que no está dando la vida, es el extracto de edad más positivo que puede venir a un pueblo con las características de Artenara”, afirma de manera contundente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) el municipio cerró 2023 con 1.032 habitantes, siendo paradigma de la Canarias vaciada. Antes de que llegaran los menores migrantes el colegio sobrevivía con 12 alumnos matriculados. Pero, además de ello, Sánchez insiste en que es muy importante las vivencias y los recuerdos que se están imprimiendo en estos niños, una feliz infancia en Artenara de la que él tanto presume.
Con esas reflexiones coincide Verónica quien insiste que “le han dado mucha vida al pueblo y se han adaptado muy bien en el colegio y en las actividades”, aunque llegaron a final de curso. Yanira detalla como el primer día que su hija vio al grupo en la piscina del pueblo quiso hacerse amiga de ellos, especialmente de los de su edad -el rango va desde los 4 hasta los 15 años-. Tal fue la complicidad que el pasado sábado 10 de agosto les invitó a todos a su cumple en el parque del pueblo. Desde que se le ocurrió la idea le planteó a sus padres que, aunque sus amigas eran dos o tres, tenían que venir todos porque no iba a dejar a los demás mirando. Interrumpe su juego para venir a contar que se lo está pasando “genial” con sus nuevos amigos y que ha sido un verano “diferente y más divertido”. Este lunes en el centro, los niños contaban lo bien que lo pasaron en esa celebración.
“Los niños viven muy cerca de mi casa y los vecinos y los parientes se alegran al oír voces jóvenes en el barrio que no se han oído durante décadas”, apunta Yeray, quien muestra su preocupación por la despoblación creciente, valorando de forma positividad la vida que le está dando esta nueva realidad al pueblo. Así mismo, destaca la “tenacidad” de las personas natales que se han quedado a hacer su vida en la Cumbre.
La estabilización de los menores, una gran preocupación
El presidente de EDARTE aprovecha el espacio para hacer un llamamiento a la consciencia, de los vecinos y vecinas y de la administración, de que este centro es temporal. Insiste en que la estabilidad debe ser una de las prioridades que deben tener los niños acogidos y ese aspecto reconoce que le genera una “presión importante”.
En el pueblo se comienza a rumorear que se irán algunos de ellos y la preocupación crece. “Son niños que no tienen un espacio familiar, que son los centros y que para la administración un centro de menores en un sitio o en otro es lo mismo. Para ellos son números y para la gente de Artenara no son números, son como los hijos de cualquier familia del pueblo, que tienen su propia personalidad, su forma de ser y que no los podemos mover, traer, llevárnoslo…”, reclama. Hace referencia a que no es igual la situación de un centro en una gran ciudad que en un lugar como Artenara, donde les conocen por su nombre.
No obstante, anima a las personas dirigentes a empezar a trabajar en el día de después. “Esto es un empujón, ahora deberíamos empezar a pensar en cómo conseguir que las personas que están trabajando generen vida en Artenara, se queden a vivir aquí, que si terminan de trabajar ahí puedan emprender o buscar otra solución laboral en el propio municipio, y esa captación de habitantes no la perdamos instantáneamente con la pérdida del centro”. Invita a las administraciones a sentarse a realizar mesas de trabajo a través de las que se puedan planificar el futuro. “Tenemos que dar un significado a este proyecto más allá del tiempo que esté, que no nos quedemos con ese vacío existencial por ese grupo de personas y además económico y social”.
La estabilización preocupa a todos. “Aquí vienen a cumplir una doble función, descongestionar los servicios en la capital y a luchar contra el despoblamiento”, apunta Yanira, y recalca la importancia de la estabilidad de los niños. “Es importante para ellos, para sus cuidadores, para sus compañeros y profesores en el colegio y para todo el pueblo”, sentencia Verónica.