Taina Tervonen, periodista: “Hay contradicción entre un mercado laboral que necesita migrantes y una política que pide cerrar fronteras”

La periodista Taina Tervonen ha publicado junto a Jeff Pourquié el cómic '¿A quién benefician las migraciones?'.

Alicia Justo

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La periodista independiente Taina Tervonen nació en Finlandia, pero muy pequeña se mudó con sus padres a Senegal. Con 15 años regresó a su país de nacimiento y años más tarde se trasladó a Francia, donde se encuentra actualmente. Sus cambios de residencia podrían guardar cierta semejanza con los movimientos migratorios de las personas procedentes de África. Sin embargo, hay un elemento lo suficientemente crucial que es capaz de separar la vida de la muerte. Tervonen posee un pasaporte europeo que le abre puertas y le impide, a diferencia de las personas africanas, poner en riesgo su vida por mudarse a otro país. Sobre esta cuestión, la periodista ha publicado recientemente, junto al ilustrador Jeff Pourquié, el cómic ¿A quién benefician las migraciones? (editorial Garbuix Books), un título elocuente que desgrana algunas partes del sistema migratorio: un mercado laboral dependiente de la mano de obra extranjera, una millonaria industria del control fronterizo y sus consecuencias, como las muertes provocadas por el férreo bloqueo de las fronteras.

En una entrevista concedida a este medio desde su casa en Francia, Tervonen enumera los múltiples agentes que ganan con las personas migrantes, al mismo tiempo que reina un entorno político cada vez más crispado y polarizado. “Cuando hablamos de migraciones y dinero, en Europa tendemos a hablar de la mafia y, efectivamente, es algo que beneficia a los pasantes, ya que es mucho menos caro coger un avión o un barco”, apunta. Pero hay más. 

La periodista señala que todos los mercados de trabajo de la Unión Europea (UE) cuentan con mano de obra de personas sin papeles, migrantes que aún residiendo en estos territorios no cuentan con permiso de trabajo, y por lo tanto, no tienen derecho a la seguridad social. “Esto es contrario al debate público que dice que esta gente viene a aprovecharse de nuestro sistema social. Una persona que no tiene permiso de residencia ni de trabajo, no tiene derecho a las ayudas del Estado”. Tervonen expone que se trata de un sistema del que sacan provecho los estados europeos y también sus ciudadanos. “Tú vas a un restaurante en París y hay un gran número de personas sin papeles que trabajan en la cocina. Y si hay tomates todo el año es porque hay gente que los coge en España. Pero algunas de esas personas no tienen permiso de trabajo, ni derecho a la protección social”, recalca. 

Al mismo tiempo, indica que muchos migrantes en Europa se ven abocados a usar los papeles de otra persona para poder trabajar de manera legal. “Es un mercado de trabajo que beneficia al empresario, porque ellos no son idiotas, la mayoría sabe que esa persona trabaja con los papeles de otro”, cuenta la autora. A la persona de la que obtienen su tarjeta de identificación vigente para los contratos y las nóminas se le conoce como “alias”. Según el trabajo realizado por Tervonen, los migrantes pagan un 10% de su salario a quien le presta sus papeles. “En ese caso, estas personas cotizan para su jubilación, a la seguridad social, pero al mismo tiempo no se pueden beneficiar. Es un dinero que va al Estado, que financia nuestra seguridad social. Estas personas con alias pagan sus impuestos, pero al mismo tiempo nada regresa a ellos”, se lamenta.

“Hay una contradicción ideológica. Por un lado está la realidad del mercado de trabajo que necesita a la población migrante y, del otro, una situación política que está hablando de que hay que cerrar las fronteras”, subraya. En esta línea, Taina recuerda que España es una “excepción en Europa” tras la aprobación del nuevo reglamento de la Ley de Extranjería, por el cual se disminuye el plazo de residencia en nuestro país para solicitar la regularización. Por contra, critica que incluso los partidos que no son de extrema derecha estén integrando sus discursos en posiciones extremistas: “Es un discurso que hoy en día atrae a los electores”, recalca. No se deja atrás el rol de las redes sociales, las cuales, sostiene que “nos empujan a posiciones radicales que polarizan el discurso sobre esta cuestión”. 

“No podemos poner guardas fronterizos cada 10 metros”

Hasta el momento, las medidas propuestas por la UE, como la ayuda a la cooperación a los países emisores o la presencia de Frontex no han frenado las llegadas de personas procedentes de África. La periodista sostiene que cerrar las fronteras es imposible: “No podemos poner guardas fronterizos o un barco en todos los rincones,  cada cinco o diez metros”. Añade que, incluso, con toda la tecnología de control fronterizo, la cual no impide que el trayecto sea peligroso, no ha sido posible acabar con la entrada de personas. 

La industria de defensa y de armamento son los otros sectores que se benefician de las migraciones. “Tecnologías que son desarrolladas a veces con fondos públicos europeos para el control de fronteras. Es la industria de la defensa y del armamento la que se ocupa y recoge este dinero y luego comercializa la tecnología necesaria para el control de fronteras”. La periodista habla en su libro de las alambradas de espinos de las fronteras terrestres, como en Ceuta o Melilla, de drones, radares, sistemas de control biométrico o softwares de vigilancia. En el libro se recoge que algunas de las empresas que mayor ventaja sacan del control migratorio son Indra o Israel Aerospace Industries.

Los acuerdos en materia migratoria entre la UE y terceros países también juegan un papel fundamental en el aumento de la peligrosidad de las rutas. La autora relata en su libro su estancia en Níger, país considerado la frontera avanzada de Europa, donde permanecen bloqueados durante meses cientos de jóvenes a la espera de llegar a Europa y en cuyo desierto han fallecido miles de migrantes en los últimos años. Níger es, además, uno de los países beneficiarios de los Fondos Fiduciarios de la UE aprobados en la Cumbre de La Valetta de 2015. “No es solo el control y la vigilancia de Europa, sino también los acuerdos que Europa firma o no firma con los estados de tránsito y los estados de salida. Hoy la presión migratoria, que es el término utilizado, es un arma política y de negociación para los estados, como Túnez o Marruecos”. 

Y a mayor control fronterizo, los migrantes deben elegir rutas cada vez más largas y peligrosas. De hecho, según los últimos datos de la ONG Caminando Fronteras, durante 2024 fallecieron 9.757 personas en su intento de llegar a las Islas Canarias. “No debemos olvidar que detrás de cada cifra, de cada número, hay una persona. Y que detrás de cada persona, hay una familia. Esto es algo que olvidamos”, se lamenta.

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