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Austeridad cuaresmal en una Diada de crisis

BARCELONA, 23 (EUROPA PRESS)

La crisis económica y su impacto en las arcas de la Generalitat ha marcado la recepción oficial del Govern por la Diada de Sant Jordi, la más austera de los últimos tiempos.

El acto oficial también ha sido austero en tiempo porque ha limitado a dos horas una ceremonia litúrgica, una recepción con café y algunas pastas --frente a la abundancia de años anteriores en el Palau de Pedralbes-- y declaraciones de los políticos.

Sólo ha habido un centenar de invitados, mientras que los jardines de Pedralbes se llenaban con hasta 3.000 personas, con lo que el ambiente de este año en el Palau ha sido más propio de Cuaresma, pese a que ya ha pasado.

Ha habido austeridad incluso en las declaraciones políticas: más breves de lo habitual, y con tres jordis entre ellos: Turull (CiU), Portabella (ERC) y Cañas (C's), no muy lejos de Hereu, otro Jordi, que no ha hecho declaraciones en el Palau, sino en otro acto.

Lo más llamativo ha sido sus recomendaciones literarias: el presidente Artur Mas se ha decantado por un libro escrito por el diputado socialista del Congreso Germà Bel 'Espanya. Capital Madrid' --un libro crítico con el presidente del Gobierno central--, y uno del escritor y director del IRL, Vicenç Villatoro, que explica la muerte de su mujer por cáncer.

El socialista Joaquim Nadal ha optado por una recomendación más genérica, la lectura en lengua catalana, aunque también ha citado varios libros, incluidas la poesía completa de Joan Maragall y 'Un hotel a la costa' (Nancy Johnstone); y Alicia Sánchez Camacho (PP) ha descrito los libros que compraría para su hijo Manel, además del Premio Planeta: 'Riña de gatos', de Eduardo Mendoza.

Ricard Gomà (ICV-EUiA) no ha recomendado ninguna obra, Jordi Cañas (C's) se ha inclinado por 'Algo va mal', de Tony Judt, y Jordi Portabella (Unitat per Barcelona-ERC) ha recordado su propio 'Històries de Can Fanga'.

Los políticos han apelado a la unidad y la concordia, para evitar la guerra de declaraciones que caracteriza el resto de jornadas, y ERC, ICV-EUiA y C's han cedido el protagonismo a sus alcaldables por Barcelona y no a sus líderes.

CAMBIO RADICAL

Por vez primera en todos estos años de recepciones de la Generalitat, no se han repartido los bizcochos y chocolate a la taza que ofrecía Jordi Pujol en el Palau, ni el desayuno completo que el tripartito instituyó en Pedralbes.

Este Govern no ha sido austero en asistencia a la celebración litúrgica del Palau --sólo ha faltado el conseller Felip Puig--, que ha consistido en la bendición de las rosas en el Palau, ya que , al ser Sábado Santo, no ha sido una misa porque no se puede oficiar entre la muerte de Cristo y su resurrección.

El arzobispo barcelonés, Lluís Martínez Sistach, ha reivindicado en el acto las raíces cristianas de Cataluña y ha recordado la visita de Benedicto XVI a la Sagrada Familia, que este mismo sábado homenajea a Japón por su reciente catástrofe.

La situación es distinta a la de hace un año, cuando los dos consellers de ICV-EUiA y algunos de PSC y ERC se ausentaron de la misa, algo que este año han hecho los alcaldables barceloneses Alberto Fernández (PP), Ricard Gomà (ICV-EUiA) y Jordi Portabella (ERC) --que han llegado después al Palau--, mientras que sí lo han hecho el alcalde Jordi Hereu (PSC), Xavier Trias (CiU) y Jordi Cañas (C's).

Al saludar a los periodistas que estaban cubriendo la recepción, Mas ha destacado la importancia de la festividad, aunque ha reconocido la tristeza de su familia por el asesinato de su primo, Antoni Gavarró.