QALA-I-NAW, 29 (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Laura Caldito)
El “fuerte espíritu” de grupo“ y la satisfacción del trabajo ”bien hecho“ permite a los paracaidistas mantener ”la moral por las nubes“ en Afganistán, pese a las situaciones de riesgo que afrontan a diario y que en ocasiones acaban en enfrentamientos que se prolongan durante horas como el de este miércoles, en el que ha resultado herido un caballero legionario paracaidista de 27 años.
Así lo explica la capitán psicóloga Concha Pantojo, desplegada en Afganistán con el contingente español, que está formado principalmente por miembros de la Brigada Paracaidista (BRIPAC) Almogávares VI del Ejército de Tierra.
La capitán Pantojo asegura que el despliegue de la ASPFOR XXI se está desarrollando sin ningún tipo de problemas, entre otras cosas porque la BRIPAC es “una unidad muy experimentada” y la mayoría de los miembros que se encuentra ahora en la zona de operaciones ya ha estado en varias ocasiones. “Y los que son nuevos tienen mucho apoyo del resto”, asegura.
Hasta la jornada de este miércoles, en la que los militares españoles han mantenido enfrentamientos que se han sucedido con interrupciones durante casi doce horas, el incidente más peligroso tuvo lugar el pasado 9 de julio, cuando otro paracaidista sufrió heridas en un combate que se prolongó también durante varias horas y para el que también se precisó apoyo aéreo.
Entonces, la capitán psicóloga no tuvo que intervenir para prestar atención especial a los compañeros del herido. “Al contrario, la moral estaba muy alta. El balance de la operación había sido positivo, fue una misión bien llevada por la que les felicitó y la moral estaba por las nubes”, afirma.
De hecho, explica que la situación que se vive en los puestos avanzados de combate de Moqur y Ludina, donde las condiciones son más duras que en la base principal de Qala-i-Naw, hace que los militares se unan más. “Llevan trabajando mucho tiempo juntos y el espíritu de grupo es muy fuerte”, asegura.
“LA GENTE ESTÁ BASTANTE TRANQUILA”
Desde que llegó a Afganistán, la capitán ha atendido a algunos militares que han solicitado su ayuda, pero en la mayoría de los casos por “problemas familiares que dejan en casa”. “La gente está bastante tranquila, no están surgiendo problemas”, asegura.
Reconoce que todavía existen prejuicios por parte de militares y apunta que en una “unidad de élite” como la Brigada Paracaidista no está “muy bien visto” acudir al psicólogo, pero asegura que ha sido muy bien recibida y poco a poco se van “abriendo” más. “Yo hablo con todo el mundo y trato de que todos sepan que estoy ahí por si me necesitan”, explica la capitán Pantojo.
Según indica, los militares saben a lo que vienen a Afganistán y las condiciones que se van a encontrar, lo que ayuda a que la adaptación no tenga problemas. De hecho, entre quienes despliegan por primera vez, muchos aseguran que pensaban encontrarse una situación peor.
Así lo afirma el soldado Erik Pérez González, que asegura rotundo que se ha llevado una “sorpresa”. “Me lo esperaba de otra manera, nos han preparado para lo peor, para algo más complicado, pero es mejor así que al contrario”, dice, antes de asegurar que volvería sin dudarlo. “Aunque igual mi novia me mata...”, afirma entre risas este tirador de un blindado RG31.