Mari Carmen Cuesta, compañera y superviviente de uno de los primeros sucesos de represión del régimen del general Francisco Franco una vez finalizada la Guerra Civil, conocido como el de Las 13 Rosas, falleció el sábado en Valencia a los 87 años, ha informado el PSM.
Mari Carmen fue detenida por la Policía franquista y encarcelada en 1939 junto a un grupo de militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) en la cárcel de Ventas cuando tenía 16 años. El 5 de agosto el grueso del grupo, trece jóvenes mujeres -había 7 menores de edad-, fueron fusiladas por pertenecer a esta organización en el paredón del Cementerio del Este, actualmente conocido como Cementerio de La Almudena.
Su historia fue reconstruida hace unos años en la novela de Carlos Fonseca, adaptada más tarde al cine. Carmen, al que el grupo de mujeres conocía como la peque por ser la menor de todas ellas, fue condenada a 12 años y desterrada a 350 kilómetros de Madrid al recobrar la libertad. Fue al salir de la cárcel cuando comenzó su nueva vida en Valencia, donde vivió con su hermana Angelita, que también había sido detenida, aunque fue liberada por no pertenecer a las JSU.
El drama de estas hermanas fue más allá de su reclusión en la cárcel de Madrid. Al padre lo fusilaron junto a otros 17 presos, y otro de los hermanos, piloto de la República, también fue encarcelado. Precisamente Angelita, de 91 años, sigue luchando por encontrar los restos de su progenitor.
La muerte de Mari Carmen, uno de los últimos testigos de los primeros episodios de represión, ha conmocionado a numerosos dirigentes de la izquierda y en especial a la Fundación Trece Rosas, cuyo presidente, José Cepeda, la ha recordado como “una mujer irrepetible que con su aportación a la memoria colectiva de aquel hecho histórico, ha permitido que millones de españoles, 70 años más tarde, conozcan esa parte de la historia que estuvo silenciada por El Caudillo”.
“Su nombre, sus ideas, su lucha, su trabajo hoy están más vigentes que nunca en Madrid, en España y en el mundo; y su memoria al igual que la de su padre y sus compañeras de las Juventudes Socialistas Unificadas, jamás será borrada ya de la historia” ha concluido Cepeda.