El Instituto Nóos rechazaba aquellos trabajos cuyo ingreso previsto no superara los 100.000 euros, según sus empleados

MADRID, 20 (EUROPA PRESS)

El Instituto Nóos rechazaba cerrar acuerdos con grandes empresas cuando la previsión calculada de ingresos era inferior a los 100.000 euros, han desvelado trabajadores de la Fundación presidida por el duque de Palma, Iñaki Urdangarín, en declaraciones a la revista Vanity Fair.

Los empleados del Instituto aseguran que Urdangarín y su socio Diego Torres tenían una regla a este respecto según la cual “no hacían trabajos por menos de 100.000 euros”. Indican, además, que nunca vieron “nada raro” en las diferentes sedes que tuvo la asociación sin ánimo de lucro.

El reportaje de la revista indica que la opinión de los trabajadores sobre el duque de Palma era positiva --le califican como una persona “sencilla y humilde”-- y consideran que su intención mediante su trabajo en Nóos era “crecer profesionalmente” y “dejar de ser considerado como el marido de la Infanta Cristina”.

Tachan por su parte a Torres como “un hombre inteligentísimo pero cuya incapacidad para confiar en los demás le había impedido triunfar profesionalmente” y explican que creó el Instituto Nóos en 1999 para conseguir subvenciones de la Administración, pero no logró que el proyecto despegase hasta que se asoció con el duque de Palma.

“Torres era estricto y desconfiado. Tenía un concepto de lealtad a la italiana”, cuentan sus trabajadores, quienes aseguran, por el contrario, que el duque de Palma “sólo quería trabajar”.

Los ex consultores de Nóos defienden también la calidad de los trabajos realizados por el Instituto y especifican que “Torres prefería hacer informes de sólo 20 páginas que rellenarlos de paja hasta las 150”. Según el consultor Xavier Agulló, la obsesión de Torres era lograr “estandarizar y simplificar” aquellos informes “para crear modelos que vender después, con mínimos cambios, a diferentes clientes”.

Además, explican, cómo se cerraron algunos acuerdos hoy investigados por la Justicia, como el de los congresos Valencia Summit, firmado con la Generalitat que presidía en aquel momento Francisco Camps.

Vanity Fair asegura que el gobierno valenciano recurrió a Nóos en 2004, tras la adjudicación de la Copa del América, para que creara una red de patrocinio que involucrase a las empresas de la región en el evento. Aunque finalmente el proyecto no salió adelante, la colaboración sirvió como germen para los contratos que la Generalitat le adjudicó después por un importe de 3,7 millones de euros, dice la revista.