Los Reyes, que el lunes viajarán a Ceuta y el martes a Melilla, completan con estas visitas el mapa de España, cuando están a punto de cumplirse sus 32 años de reinado, y con ellos uno de los periodos de la democracia parlamentaria más duradero de la historia del país. Mientras, el diputado del PP Gustavo de Arístegui atribuyó el origen de la crisis actual con Marruecos a la postura poco clara del Gobierno sobre la “españolidad” de Ceuta y Melilla, una cuestión “innegociable” al considerar que las dos ciudades “son ”españolas; lo dice la ley, la Constitución y la historia“.
Los habitantes de esas dos ciudades autónomas verán así colmadas sus aspiraciones de que Don Juan Carlos y Doña Sofía estén como Reyes de España en sus territorios, en los que ya estuvieron hace 37 años, en 1970, cuando eran Príncipes para presidir el 50 aniversario de la creación de la Legión, y cuando el futuro de la Corona española era aún incierto. Las dos principales plazas de esas ciudades españolas, la de África en Ceuta y la de España en Melilla, serán el centro neurálgico de la estancia de los Reyes en esas ciudades, que entregarán a Don Juan Carlos las llaves de oro de la ciudad, en dos solemnes actos que se celebrarán en sus respectivas Asambleas, ante las que hablará el Rey.
Pero antes los Reyes serán recibidos con los máximos honores, en dos ciudades que se integraron en el Reino de España hace más de cuatro siglos, y casi cinco antes de que naciera el Estado de Marruecos como país independiente, en 1956. Melilla se incorporó a la España unificada por los Reyes Católicos en 1497, dieciocho años antes de que Navarra fuera conquistada por el Duque de Alba para los soberanos españoles, y Ceuta en 1581, cuando Felipe II era Rey de España y Portugal.
Durante las seis horas que, aproximadamente, estarán Don Juan Carlos y Doña Sofía en cada una de esas dos ciudades españolas tendrán tiempo suficiente para palpar el sentir de sus gentes. Primero en la calle y después en los respectivos almuerzos que compartirán con los distintos sectores sociales de cada localidad.
Coincidencia con la 'marcha verde'
Desde que el pasado miércoles se anunció la visita real a las dos ciudades autónomas las reacciones han sido incesantes. El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha mantenido que este viaje no enturbiará las relaciones con Marruecos, a pesar de las repetidas protestas de los dirigentes del país vecino del sur, que lamentan que el viaje coincida con el 32 aniversario de la denominada marcha verde y que han llamado a consultas -paso previo a la ruptura de relaciones diplomáticas- a su embajador en Madrid, Omar Azziman.
También la visita, a principios de 2006, de José Luis Rodríguez Zapatero a esos dos enclaves españoles en el norte de África hizo historia. Era la primera vez que un jefe del Ejecutivo viajaba a Ceuta y Melilla desde que en 1980 estuviera allí el primer presidente de la democracia española, Adolfo Suárez.
Mucho más tiempo, en concreto ochenta años y un mes, han tenido que esperar los cerca de 75.000 ceutíes y los 66.000 melillenses, para ver a un Rey de España en su tierra natal. El 5 y 6 de octubre de 1927 Alfonso XIII, bisabuelo de Don Juan Carlos, visitó las dos ciudades.
Las dos ciudades ultiman los preparativos para la visita real. En Ceuta se repartirán más de 15.000 banderas españolas para el que se prevé un masivo recibimiento y en Melilla se han agotado las enseñas nacionales e incluso la tela para realizarlas.
En Melilla se colocarán 25.000 banderas, 5.000 metros de guirnaldas, otros 2.500 de tela y se repartirán alrededor de 30.000 tarjetas conmemorativas. La ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, acompañará a los Reyes en este viaje que comenzará en ambas ciudades a las doce de la mañana.
Los presidentes de Ceuta, Juan Jesús Vivas, y de Melilla, Juan José Imbroda, ambos del PP, han resaltado públicamente la importancia que tiene para sus ciudades la visita real, calificada de “histórica”, y que cuenta también con el respaldo de la oposición, tal como dijo el sábado públicamente su máximo responsable, Mariano Rajoy.
Superar las “sensibilidades”
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se mostró este domingo convencido de que las buenas relaciones entre España y Marruecos permitirán superar las “sensibilidades” que ha despertado la visita real a Ceuta y Melilla.
En una comparecencia en la sede del Ministerio, Moratinos insistió en la normalidad de la visita institucional de Don Juan Carlos y Doña Sofía y confió en que se desarrolle de forma positiva y satisfactoria. Tras recordar que España y Marruecos mantienen “discrepancias” sobre el futuro de ambas ciudades, reclamadas por el país vecino, el titular de Asuntos Exteriores reiteró que la posición del Gobierno español es conocida y no ha cambiado.
“Españolidad”
Por otro lado, el diputado del PP Gustavo de Arístegui atribuyó el origen de la crisis actual con Marruecos a la postura poco clara del Gobierno sobre la “españolidad” de Ceuta y Melilla, una cuestión “innegociable” al considerar que las dos ciudades “son ”españolas; lo dice la ley, la Constitución y la historia“.
En unas declaraciones en la sede del PP, el también portavoz popular en la Comisión de Exteriores del Congreso ha criticado la actuación “torpe” del Ejecutivo en sus relaciones con Marruecos y ha incidido en que si éste hubiera dado una “inequívoca muestra” de donde están los límites para la negociación y el entendimiento, “hoy no estaríamos en esta crisis”. El responsable del PP, que ha mostrado el apoyo al Gobierno “desde la responsabilidad y la lealtad”, ha subrayado la “prioridad” que supone tener unas relaciones “estrechas y fructíferas” con el reino alauita, lo que es compatible “con una defensa firme de los intereses de España”.
También ha calificado como algo “insólito” que el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, según Arístegui, haya culpado al PP en una conversación con su homólogo marroquí de los incidentes que se produjeron hace un mes en un asentamiento ilegal de viviendas en la Cañada Real (Madrid) cuando la Policía desalojó una casa de marroquíes para derribarla. “La Policía actuó en estricto cumplimiento de la ley y no hubo ningún ánimo racista”, ha manifestado el diputado, quien ha puesto de relieve que “no se puede tolerar” que un ministro de Exteriores haga este tipo de comentarios “partidistas y vejatorios” contra el principal partido de la oposición.