La ex parlamentaria socialista Rosa Díez presentó este sábado en Madrid su partido Unión, Progreso y Democracia (UPD) como una fuerza “necesaria y hasta urgente” para defender “sin complejos” el “orden constitucional”, “tomar de la solapa” a quienes no lo hacen pese a ser su obligación y “regenerar la democracia”.
La presentación oficial del UPD tuvo lugar en el auditorio de la madrileña Casa de Campo, abarrotado de un público que siguió con entusiasmo y continuas ovaciones las intervenciones del director teatral Albert Boadella, del filósofo Fernando Savater y el escritor Mario Vargas Llosa, que precedieron a Díez en el uso de la palabra.
Además de una reforma electoral para evitar que se siga primando el peso “desproporcionado” de los nacionalistas en el Parlamento, Díez anunció que su partido planteará una reforma de la Constitución para revisar la distribución de competencias, y se preguntó a modo de ejemplo si tiene sentido que haya 17 leyes educativas en España.
En un escenario donde figuraba el logotipo del partido -sus siglas impresas sobre un fondo magenta- una bandera europea y la enseña nacional, la dirigente del UPD hizo una encendida defensa del uso público de la bandera española, acogida con fuertes aplausos.
Dijo que en España se está produciendo una “degradación del orden constitucional” de la que es muestra la “destrucción de sus símbolos”, como la quema de fotografías del Rey o la ausencia de la bandera en edificios públicos.
Los aplausos arreciaron cuando señaló hacia el lugar donde había sido colocada la enseña para proclamar que “nuestra bandera” no es sólo “una tela”, sino que representa “los derechos de los españoles” y además ella ya la había visto “en demasiados féretros”.
La convocatoria de un referéndum sobre el futuro del País Vasco por parte del lehendakari Juan José Ibarretxe también mereció un capítulo de su discurso. Reprochó al jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que no haya dado una respuesta más contundente a ese “chantaje” para aclarar que el Estado utilizará “todos sus instrumentos” para que “no se ponga ni una urna en ningún pueblo remoto del País Vasco”.
Rosa Díez dijo que el UPD apuesta por “regenerar la democracia” para “caminar hacia un país de ciudadanos libres e iguales” y explicó que busca “recuperar” para los ciudadanos la política, “secuestrada” por los grandes partidos.
La defensa “sin complejos” del modelo de Estado tratando de “recomponer” los consensos básicos perdidos con el PSOE es otro argumento que lanzó acompañado de una idea que repitió varias veces: la necesidad de un partido nuevo que “tome de la solapa” a quienes tienen la obligación de defender las libertades y no lo hacen.
Antes, el actor Albert Boadella había bromeado con gran éxito sobre la distinción entre derechas e izquierdas para luego aplicar a España las palabras de Hamlet: “Algo huele a podrido en Dinamarca”. Para él, este partido es necesario ante la “inquietante putrefacción de las estructuras políticas españolas”.
El filósofo Fernando Savater se quejó por la “violencia” que se ejerce contra los símbolos institucionales y dijo que él quería ver la bandera “porque eso quiere decir que allí van a defender mis libertades públicas”.
Mario Vargas Llosa describió un panorama político en el que el PSOE ha dejado de ser un “dique” para contener los nacionalismos que socavan la transición y en el que el PP, con cuya política económica reconoció estar de acuerdo, sólo tiene un sector liberal minoritario que no logra influir en su ideario. Por ello consideró que el nuevo partido puede movilizar a muchos “desencantados” de derecha e izquierda, principalmente jóvenes.
Entre los invitados estuvieron dirigentes de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, encabezados por Albert Rivera.