“Me estoy muriendo, me estoy muriendo”, han sido las únicas palabras que ha proferido el empresario José María Ruiz-Mateos a su llegada a los Juzgados de Palma de Mallorca para ser interrogado por la jueza por una presunta estafa de 13,9 millones de euros en la compraventa de un hotel de Mallorca.
El imputado ha hecho acto de presencia en las dependencias judiciales en torno a las 8.00 horas flanqueado por la Policía y se encuentra en los calabozos, a la espera de pasar a disposición de la jueza de refuerzo del Juzgado de Instrucción número 3, María Pascual. Numerosos cámaras y periodistas se encuentran congregados en los pasillos de los Juzgados con motivo de la cita judicial.
El impulsor del holding de la abeja debía comparecer el pasado jueves ante la jueza, que ordenó su detención un día antes para asegurarse así su comparecencia. No obstante, tras doce horas detenido, fue finalmente puesto en libertad “por razones humanitarias” con el requerimiento de que se desplazase hasta la capital balear para ser interrogado. Sin embargo, el empresario finalmente decidió no viajar a Palma alegando que el arresto le había pasado factura a su salud.
La jueza ordenó este martes su detención por segunda vez en una semana. Ruiz-Mateos fue arrestado por la Policía sobre las 10.00 horas en su domicilio de Madrid y por la tarde fue trasladado a Palma de Mallorca, donde ha pasado la noche en los calabozos de la Jefatura Superior de la Policía de Palma.
El empresario ha responsabilizado “jurídicamente” a la magistrada y a la Policía de las “adversidades” que se deriven de la demora de este traslado. “Se responsabiliza jurídicamente a la jueza y a la Policía de las adversidades derivadas de la demora, habida cuenta del antecedente de daños en su salud que Ruiz-Mateos tuvo que soportar en pasada fecha reciente”, señaló el portavoz del empresario en un comunicado.
En el auto mediante el que se ordenaba por primera vez su privación de libertad, la jueza ya le apercibió de “no reírse de la Administración de Justicia” haciéndose valer de su avanzada edad y “presunto” mal estado de salud. Y es que de las varias veces en que ha sido emplazado a comparecer, tan solo ha hecho acto de presencia en dos de ellas y lo hizo para acogerse a su derecho de no declarar.
“No es de recibo que se pretenda eludir una obligación legal amparándose en unos supuestos daños físicos y psicológicos que a día de hoy no han quedado demostrados”, llegaba a incidir la jueza en el auto en el que ordenaba la búsqueda y detención del jerezano, después de que éste no compareciese la última vez que fue citado por ella alegando la fractura del cuarto dedo del pie derecho.
Todo ello en el marco de un procedimiento judicial cuya tramitación no quiere la magistrada que Ruiz-Mateos obstaculice “sin justificación para ello”, y que fue iniciada a raíz de la querella presentada el pasado año por la sociedad Inversiones Grupo Miralles (IGM) como consecuencia de la presunta estafa en la compraventa del hotel Eurocalas. Posteriormente, la denuncia fue ampliada al atisbar indicios de que la mercantil que avaló la operación incurrió en un delito de alzamiento de bienes para evitar posibles embargos.