VALENCIA, 19 (EUROPA PRESS)
El administrador de Sastgor S.L., Francisco Gorina, ha confirmado ante el tribunal que juzga al expresidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps y al exsecretario general del PPCV y diputado en las Cortes Valencianas, Ricardo Costa, por un delito de cohecho pasivo impropio, la confección de cinco trajes en cuya etiqueta constaba el nombre de 'Francisco Camps' y que fueron facturados a Forever Young, y de otros siete y dos americanas facturadas a Milano.
No obstante, ha puntualizado que él no conocía el destinatario final de la prenda, y que su empresa se limitaba a indicar en la etiqueta lo que se le decía desde la tienda, que es --ha puntualizado-- quien debe concretar el cliente.
Asimismo, Gorina, que ha prestado declaración durante casi tres horas, ha afirmado, según la documentación que se le ha exhibido, que la primera factura que le consta a nombre de Camps por un traje de Milano es de 28 de noviembre de 2005. Además, ha dicho que en otra factura por la misma prenda figuraba 'francisco camp', y que en otra más se había modificado a mano el código de encargo, pero que este hecho “no invalidaba la factura”. También ha concretado que las medidas de encargo para los trajes de Milano no coincidían con las de Forever, aunque ha indicado que podía deberse a que “cada modelo puede ser diferente”.
Gorina, que fue administrador de la mercantil hasta su liquidación, en el año 2008, ha señalado sobre estos pedidos que él no sabía que estaba confeccionando trajes para Camps: “Me he enterado que hacíamos trajes para Camps porque me lo han dicho. Yo llevaba temas informáticos y de administración y nunca veía para quién eran los trajes”, ha puntualizado en diferentes momentos del interrogatorio.
DOCUMENTACIÓN NO MANIPULADA
Además, el administrador, quien ha mantenido que la documentación que remitió al juzgado no estaba manipulada porque eran facturas que constaban en los libros de la sociedad y en los del IVA, ha añadido que desde las tiendas les enviaban una hojas de pedido en las que podía aparecer o no un nombre en las etiquetas en los bolsillos.
También hay casos, según ha dicho, en los que no constaba ningún nombre desde la tienda. “Es una opción de la tienda, como si quieren poner su número de modelo”, ha puntualizado, y ha añadido que no es lógico que en el nombre de la etiqueta se pusiera un nombre diferente al del destinatario final. “No es lógico, pero eso ya es un problema de la tienda”, ha apostillado.
Asimismo, estas hojas de pedido llevaban un número determinado que luego correspondía con la hoja de confirmación de encargo y con la factura emitida. Gorina ha indicado que tras la confirmación del pedido, se confeccionaba el traje y, tras ello, se enviaba al cliente --Milano o Forever Young-- y se remitían las facturas correspondientes.
Al respecto, ha matizado que cuando se pagaba una factura por un cliente era porque se habían hecho las prendas y se habían entregado, y ha añadido que Forever “no les debe nada”. Además, ha indicado que había hojas de encargo que se remitían casi vacías, con lo que los datos se tenían que contemplar vía conversación telefónica. Esto, según ha dicho, no estaba bien hecho pero “era normal”, ha aseverado.
Preguntado por cómo se tomaba la talla a los clientes, ha explicado que de cada patrón o forma de traje se hacían una serie de tallas que remitían a las tiendas y allí tenían la colección. Sobre este patrón, se tomaban medidas al cliente y se indicaban datos para modificarlo, si era necesario. “Esto es lo que solía hacer, aunque no siempre”, ha dicho.
En este establecimiento --Forever--, el administrador ha concretado que existen hojas de encargo a nombre de Camps por un total de cinco trajes. Ha indicado que pese a que en el nombre de hoja de pedido figuraba 'Sr. Camps' y en la de encargo se indicaba 'Francisco Camps', el destinatario era el mismo puesto que coincidía el mismo número en los dos documentos.
En este punto, preguntado por qué en alguna hojas ponía 'Francisco Camp', sin la 's', ha indicado que no sabía a que se debía, pero ha apostillado que en las hojas de pedido y de encargo, pese a no ser el mismo nombre exacto, el número coincidía. Así, al ser preguntado si podía deberse a que fuera otro pedido diferente, ha contestado que “no” porque “lo que manda siempre es el número de pedido”.
En una de estas facturas emitidas a Forever y en la que constaba el nombre de Francisco Camps, se especificaba 'viajes señor Camps por orden señor Tomás', y al ser interpelado a qué correspondía esta anotación, el testigo ha declarado que podía intuir que se había hecho un viaje indicado por Tomás para discutir un tema de calidad o algo similar. “Aquí hay un viaje que se ha cobrado”, ha dicho sin concretar nada más.
A COSTA
Gorina también ha señalado, tras observar la documentación, que le constaba la confección de un traje y de seis pantalones en cuya etiqueta figuraba el nombre de 'Ricardo Costa' que luego se facturó a Forever Young. “La factura certifica que lo hemos facturado; consta que se han confeccionado y que se han enviado a Forever”, ha puntualizado.
Asimismo, figuran hojas de confirmación de pedido a nombre de Costa en la tienda Milano de la calle Serrano. Sin embargo, las medidas tampoco son las mismas que las que constaban en los trajes para Forever, algo que no ha podido explicar porque desconocía el motivo.
En una de las hojas ponía 'haced rectificaciones enviadas respecto al último pedido' y, sobre ello, al ser preguntado por el motivo de esta anotación, ha señalado que “en principio tuvo que haber un pedido anterior o porque salió mal el primero y se pidió que se repitiera”.
El letrado de Costa también se ha interesado en su turno de preguntas por si los trabajos que se realizaban a Forever y Milano correspondían al encargo final de un sastre de toda la vida, y éste ha indicado que “el sastre tampoco inventa el patrón de cero. Nosotros deformamos el patrón, que es matemático, es algo diferente a lo que hace un sastre”, ha agregado.
Asimismo, le ha exhibido dos pedidos, uno de Milano y otro de Forever, con un mismo modelo de pantalón en el que figuraba una diferencia entre ambos de cuatro centímetros, y le ha preguntado si eso era normal. El testigo ha apuntado que no era normal, que no sabía si había algún error, si estaba bien o mal, o si había solicitado que alguno se dejara sin acabar la vuelta.