El Tribunal Supremo (TS) rebajó este lunes de trece años de prisión a entre seis y siete años y nueve meses de cárcel las condenas, impuestas por la Audiencia Nacional, a cinco de los acusados de formar una célula islamista conocida como comando Dixan, que fueron detenidos en Cataluña en enero de 2003.
La sentencia de la sala de lo penal del Alto Tribunal estima parcialmente los recursos interpuestos por los condenados contra la resolución dictada el pasado febrero por la Audiencia Nacional contra el citado comando, que recibió el sobrenombre de Dixan por el carácter supuestamente inocuo de las sustancias que le fueron intervenidas. El Supremo absuelve del delito de falsedad a Ali y Souhil Kaouka, a los que condena a seis años de cárcel por pertenencia a organización terrorista, el mismo delito que imputa a Mohamed Tahraoui, Djamel Boudjelthia y Mohamed Amine Benaboura, a los que también condena por falsificación de documentos e impone una pena en total de siete años y nueve meses de prisión.
La sección primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional absolvió a los cinco miembros de la célula, de los delitos de conspiración para cometer atentados y de tenencia de explosivos, al desmontar la tesis que sostuvo el FBI en un informe de que tenían intención de fabricar “napalm casero”. La Audiencia Nacional consideró probado que Tahraoui, Boudjelthia y Benaboura huyeron de Argelia, entre 1998 y 1999, “al estar perseguidos como terroristas por las autoridades de dicho país, refugiándose en España, donde se reagruparon, constituyendo una célula” terrorista en la que se integraron Ali y Souhil Kaouka.
Los objetivos de este grupo eran la “difusión del ideario extremista islámico (...), la creación de domicilios que sirviesen de refugio a los miembros combatientes perseguidos en otros países al tiempo que de escondite y depósito de material electrónico, informático y bacteriológico o químico, en su caso, preciso para la perpetración de atentados”.
“Ausencia de la debida motivación”
Los cinco fueron condenados por la Audiencia Nacional por pertenencia a organización terrorista a diez años de cárcel, pena que el TS rebaja a seis al estimar que la Audiencia únicamente la justifica por la adscripción temporal larga a movimientos extremistas y algunos de ellos a facciones armadas.
“La ausencia de una motivación adecuada e individualizadora que justifique el sustancial incremento de pena respecto al mínimo legal determina que deban reducirse las penas impuestas por el delito de integración en organización terrorista al mínimo legal que el artículo 516 concreta en seis años de prisión”, señala la resolución. Por este mismo motivo, la “ausencia de la debida motivación”, el Alto Tribunal también rebaja de 3 años a un año y nueve meses las condenas impuestas por falsedad documental con finalidad terrorista a Tahraoui, Boudjelthia y Benaboura, mientras que absuelve a Ali y Souhil Kaouka.
Para el TS, no obstante, “la naturaleza terrorista de las actividades desarrolladas por los acusados y en concreto la posesión de material electrónico y químico preciso para la perpetración de atentados y la utilización de domicilios que sirvieran de refugio para otros combatientes perseguidos en otros países queda evidenciado por una pluralidad de indicios a los que se refiere el Tribunal de instancia”. Así lo indica la sentencia que consta de 78 folios y de la que ha sido ponente el magistrado Carlos Granados.
Por su parte, el fiscal reclamó al TS que confirmara la sentencia de la Audiencia Nacional, al considerar que la Sala razonó “de forma lógica” las pruebas.
“Montaje para tapar la masacre terrorista”
Por otro lado, Mohamed Achraf, el presunto líder de la célula terrorista que supuestamente planeó atentar contra la Audiencia Nacional en 2004, aseguró este lunes que la operación Nova fue un “montaje para tapar la masacre terrorista del 11-M”.
Así lo manifestó Achraf, que se enfrenta a una petición de 46 años de cárcel, en el juicio que se sigue contra él y otros 29 terroristas islamistas procesados en el marco de la operación Nova quienes, según la Fiscalía, habían preparado atentar contra varios objetivos emblemáticos de Madrid, entre ellos la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo o la estación ferroviaria de Príncipe Pío. Tras manifestar que su detención y la del resto de acusados responde a un “complot” urdido por los confidentes Ismail Latrech y Abdelkader El Farssaoui, conocido como Cartagena -cuyas informaciones permitieron desarrollar la operación Nova-, Achraf, a preguntas de una de las defensas, dijo: “La Nova fue un montaje para tapar la masacre terrorista del 11-M”.
Achraf, cuyo verdadero nombre es Abderraman Tahiri, también acusó al magistrado Baltasar Garzón, que instruyó la causa y ordenó su detención, de ser un “juez injusto” y de odiar a los musulmanes. “Baltasar Garzón tiene odio a los musulmanes. Todo el mundo sabe que cualquier musulmán que reza o se deja la barba va a la cárcel. Yo soy un buen ejemplo, soy una persona que nunca he hecho nada y llevo tres años en la cárcel”, subrayó el acusado para añadir que es un “juez injusto con la democracia en la mano”.
“Le gusta mucho la fama y salir en televisión. Le llaman juez estrella y si lo que le gusta es salir en televisión, que participe en Gran Hermano”, aconsejó al magistrado.
“Nunca jamás”
Achraf negó todos los cargos que pesan contra él y ha condenado cualquier acto terrorista, tras lo que ha explicado que es miembro de una asociación que defiende los derechos humanos y que siempre ha denunciado los malos tratos y el racismo.
A preguntas del fiscal Pedro Rubira manifestó que “nunca jamás” formó un grupo salafista yihadista, sostuvo que ese término significa ser un “musulmán, un islamista” y le dijo: “si usted quiere juzgar el Islám, haga lo que le dé la gana”. Al instante, el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, le conminó a que no falte el respeto al Ministerio Público.
Según la Fiscalía, Achraf organizó inicialmente un grupo formado por reclusos de la cárcel de Topas (Salamanca), donde estuvo preso en diferentes ocasiones entre 2001 y 2002, que se denominó Mártires para Marruecos y que, posteriormente, se amplió hasta formar cuatro células “perfectamente estructuradas y conectadas entre sí”. El acusado negó conocer a la mayoría de los otros procesados, así como que haya mantenido correspondencia con ellos cuando estaban en prisión.