Zapatero se enfada

Muy mal le ha sentado al jefe del Gobierno que el líder del PP, Mariano Rajoy, le haya acusado de engañar a los ciudadanos desde la tribuna del Congreso, así que en su réplica del debate sobre economía Zapatero se lo ha hecho notar y ha intentado devolverle el argumento, para regocijo de los diputados socialistas.

El largo discurso inicial de José Luis Rodríguez Zapatero, en plena hora de la siesta, no levantó tantos entusiasmos como su réplica a los portavoces, animada por abundantes ovaciones de la bancada socialista, que ha aplaudido a rabiar sus ataques al jefe de la oposición.

Zapatero ha dejado claro que su objetivo era ofrecer “confianza a los ciudadanos y a la Cámara”, un argumento que chocaba frontalmente con el duro reproche de Rajoy por mentir a los electores.

Así que le ha pedido que dejara de buscar excusas por su derrota electoral, para después invocar la autoridad de organismos internacionales como el FMI, la OCDE y la Comisión Europea, que han ido rebajando las previsiones de crecimiento económico de España.

“¿Estaban engañando a los españoles?”, ha preguntado al hemiciclo.

En tono muy serio, ha tratado de devolver la pelota a Rajoy, y tras aclararle que la subida sin freno del petróleo tiene malos efectos en las economías, le ha apostillado: “...como todo el mundo sabe, salvo que quiera hacer demagogia o engañar a la gente”.

Pero Mariano Rajoy tenía cinco minutos para contestarle, y los ha aprovechado bien.

Primero le ha pedido que no se enfadara, que fuera “más humilde” y que escuchara a la gente y después le ha hecho notar que todos los portavoces le han dejado “en la más absoluta de las soledades”.

Los diputados del PP han aprovechado para respaldar con palmas a su líder, que ha vuelto a dar caña: “Un mitin en un Parlamento no sirve para recuperar la confianza, ni mucho menos para salir de la crisis”.

También ha desacreditado sus famosos “400 euros” de devolución del IRPF como la medida “más antisocial” nunca vista, porque el dinero, ha recordado, lo cobra el presidente de un banco pero puede no percibirlo el conserje de la entidad.

Y no se ha bajado del estrado hasta no haber echado en cara a Zapatero que antes de las elecciones prometiera buenas perspectivas económicas; así que, para él, sí ha “engañado a la gente”.

Más aplausos del grupo popular, puesto en pie.

Zapatero no sólo se ha enfrentado con Rajoy, y aunque de rebote, el líder de IU, Gaspar Llamazares ha recibido también lo suyo por haberle reprochado el “síndrome de la Moncloa” y la pérdida de cualidades.

“No le voy a decir lo que ha perdido usted”, le ha dicho el jefe del Gobierno; eso sí, sin dejar de sonreír.

Al único diputado de IU en esta legislatura se le ha quedado tal semblante que el presidente ha intentado arreglarlo declarándole su aprecio y exhibiendo una relación de halagos; hasta algunos diputados socialistas han aplaudido a Llamazares.

Por lo demás, Zapatero ha evitado nuevamente mencionar la palabra “crisis”, salvo en una ocasión en su primera alocución, al referirse a la “crisis de la construcción”.

Los portavoces de la oposición no se han cansado de subir el término una y otra vez a la tribuna, como si se tratara de un mantra.

Hasta tal punto, que el portavoz de ERC, Joan Ridao, ha advertido de que la recesión está a la vuelta de la esquina y va a acabar con el “concurso semántico” y la logomaquia practicada hoy en el pleno.

Pues eso, en tiempos donde el buen uso del castellano está de moda, logomaquia: “discurso en que se atiende a las palabras y no al fondo del asunto”.