Un nuevo estudio despeja incógnitas sobre la llegada de los primeros pobladores de Canarias

Los restos recuperados en La Fortaleza (Gran Canaria) con los que se pretendía retrotraer la población de Canarias hasta 1.500 años antes de Cristo pertenecen a estratos que en realidad tienen de 600 a 700 años de antigüedad

EFE

Las Palmas de Gran Canaria —

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Los restos recuperados en La Fortaleza (Gran Canaria) con los que se pretendía retrotraer la población de Canarias hasta 1.500 años antes de Cristo pertenecen a estratos que en realidad tienen de 600 a 700 años de antigüedad; es decir, proceden de los siglos XIII-XIV, poco antes de la Conquista.

Seis investigadores de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y Lyon (Francia), el Museo Canario, la empresa Tibicena Arqueología y el Centro de Investigación y Restauración de Museos de Francia publican en la última entrega del “Anuario de Estudios Atlánticos” (2020) una recopilación de 434 dataciones de Carbono 14 obtenidas en yacimientos prehispánicos de todas las islas del archipiélago; entre ellas, 31 inéditas hasta el momento.

Su conclusión es clara: no hay dataciones fiables ni pruebas físicas que permitan sostener que la primera población de Canarias se produjo antes del cambio de era, sino que todas las fechas contrastadas señalan a un momento situado entre los s. II y III dC.

Ello no significa, precisan, “que no puedan documentarse arribadas anteriores u ocupaciones esporádicas de humanos en el archipiélago, como de hecho aparentemente sucede en el islote de Lobos (Fuerteventura)”, donde hace unos años se encontraron restos romanos que parecen apuntar a un taller de púrpura de los s. I aC a I dC.

Estos investigadores se hacen una pregunta: ¿Si las Islas Canarias estuvieron pobladas desde tiempos muy anteriores Cristo, como sostienen aún algunos autores, por qué esa supuesta ocupación no dejó rastro alguno, por qué no se encuentran restos humanos, que sí aparecen de manera constante a partir de los s. III-IV de nuestra era? En resumen, remarcan, ¿porque hay hasta mil años “sin muertos”?

Su estudio subraya, además, que conviene ser crítico con toda datación de Carbono 14 hecha a partir de restos vegetales de especies muy longevas, como el pino canario o la sabina, porque la madera o el carbón usadas para datar un yacimiento pueden proceder de un árbol siglos más viejo que el enclave humano donde se halla.

Ignorar ese efecto, advierten, provoca resultados sorprendentes, como el del yacimiento funerario de El Chorrillo (Tenerife), que si se data con C14 a partir un fragmento de tablón, se remonta a los siglos I-III dC, mientras que si se fecha con los restos humanos asociados a él, se ubica en los siglos XII a XV. Es decir, para un mismo conjunto de restos, hay de 800 a 1.100 años de diferencia.

Con estos precedentes, abordan las dataciones más antiguas que se atribuyen a un yacimiento emblemático, La Fortaleza, en la caldera de Tirajana: las obtenidas hace tres décadas a partir de cuatro carbones recuperados durante una excavación hecha en 1990 en los estratos profundos de un recinto circular doméstico.

El laboratorio japonés de la Universidad de Gakushuin les atribuyó 2.190, 2.660, 3.010 y 3.360 años de antigüedad; es decir, según sus pruebas de Carbono 14, esos estratos de ocupación humana se remontaban hasta casi 15 siglos antes de Cristo. Serían, pues, coetáneos, por ejemplo, al momento en el que reinaban en Egipto el faraón Akenatón y su esposa Nefertiti (s. XIV aC).

Entre 2016 y 2018 se volvió a trabajar esa misma estructura doméstica, en la zona no excavada en los noventa. Los investigadores tomaron muestras de hueso animal en los mismos estratos controvertidos, no de carbones vegetales, que examinó otro laboratorio con técnicas más modernas (espectrometría de masas con aceleradores, AMS).

El resultado fue que el lugar que teóricamente había estado ocupado desde el segundo milenio antes de Cristo no tiene más de 700 años de antigüedad. Es de los siglos XIII a XIV, cuando comenzaron a llegar a las islas los primeros exploradores europeos.

Entre los científicos que sostienen estas conclusiones están el investigador de la ULPGC e inspector de Patrimonio del Cabildo de Gran Canaria Javier Velasco; la arqueóloga Veronica Alberto, de Tibicena; la conservadora del Museo Canario, Teresa Delgado; o el actual coordinador de las excavaciones en La Fortaleza, Marco Moreno, también de Tibicena.

A su juicio, las nuevas pruebas demuestran que las dataciones del laboratorio japonés tienen “nula fiabilidad” para el registro arqueológico de Canarias y más aún si se basan en carbones o en restos vegetales de especies de largo período de vida.

Los autores matizan que cuando se tomaron las muestras de La Fortaleza cuya data ahora rebaten, el estudio de carbones se consideraba un método válido y, sobre todo, se desconocían los errores que luego dieron las fechas obtenidas por ese mismo laboratorio japonés para varios yacimientos arqueológicos.

Abandonar esas dataciones, argumentan, “permitiría superar uno de los principales problemas epistemológicos” que se plantean al estudiar el pasado prehispánico de Canarias: “la pertinaz ausencia arqueológica de esos pobladores llegados supuestamente en el primer milenio antes de Cristo”.

“La información que manejamos hasta ahora solo permite caracterizar a las poblaciones canarias a partir de los siglos III-IV de la era, aunque su llegada pueda inscribirse en momentos previos”, añaden estos investigadores, que defienden que “merecería la pena volver sobre esos yacimientos” con fechas de Carbono 14 llamativamente antiguas “y obtener nuevos materiales para su datación”, con procedimientos más fiables.

Hay otras disciplinas científicas que están aportando indicios que sustentan su tesis, como la genética, que ha establecido que el haplogrupo M81, “el más abundante entre la población indígena de las islas, se habría originado en el continente africano muy probablemente en torno al cambio de era”, luego su presencia en Canarias ha de ser “necesariamente posterior”.

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