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Silbo gomero, internet y ‘fake news’

Demostración de silbo gomero.
24 de abril de 2025 11:28 h

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El principal problema del mundo moderno no es tanto la ignorancia. La ignorancia ha existido, existe y existirá siempre, porque es el estado natural, no del ser humano, que es humano porque tiene conocimientos morales y científicos, sino del hombre, que, aunque racional, pertenece a la estirpe de los animales. Para llegar a saber algo, el hombre tiene que cultivarse. El principal problema son los potentes medios de comunicación (internet, sobre todo), que riegan por la extensa geografía del planeta las opiniones (eso que suele denominarse “bulos”, “medias verdades”, “falsas noticias” o “fakes news”, como se dice hoy con término más glamuroso) de los ignorantes y los manipuladores de la opinión pública de todas las layas, convirtiéndolas en verdades incontestables. “La mentira repetida muchas veces se convierte en verdad”, dicen que decía el siniestro Goebbels. Cuanto más extendida por el mundo se encuentra una opinión, más verdadera parece. Las mentiras que no salen de casa sólo hacen daño a uno, o a unos pocos; aquellas que se extienden por la amplia extensión del planeta, a toda la humanidad. 

Pondré un ejemplo concreto para ilustrar lo que digo, sin nombrar a nadie, porque lo que interesa no es el pecador, sino el pecado. Acabo de oír (hoy se oye, más que se escucha o se lee) en internet una entrevista sobre ese ingeniosísimo sistema de comunicación subrogado que es el silbo gomero, que se ha usado secularmente en La Gomera, El Hierro, Tenerife, Gran Canaria, Cuba, Venezuela, etc. (adonde fue llevado por emigrantes gomeros) y que tan interesante resulta para la teoría de la comunicación. Los hitos de la historiografía de este particular lenguaje sustitutivo son sobradamente conocidos desde hace ya mucho tiempo. Enumero los principales de ellos a continuación, en orden rigurosamente cronológico. En el año 1881, el médico y etnógrafo tinerfeño Juan Bethencourt Alfonso descubrió que se trataba de un tipo de silbo articulado, no convencional, y lo bautizó con el nombre de “silbo gomero”, más por su singularidad frente al silbo corriente que porque se usara en La Gomera. 

En el año 1887, el estudioso alemán Max Quedenfeldt, señaló que en la base de este tipo de comunicación sólo operan dos señales vocálicas, opuestas por el contraste grave / agudo, y que se trata en concreto de un lenguaje sustitutivo; sustitutivo de la lengua hablada. En el año 1891, el militar y astrónomo francés Joseph Lajard advirtió que lo que silban los silbadores gomeros es la lengua española, que el silbo se usa para transmitir mensajes muy sencillos o elementales y que, además de en La Gomera, también se silba en la isla de El Hierro; información esta última que será ratificada más tarde por el profesor lagunero Buenaventura Bonnet y el periodista Carlos Álvarez Cruz en el año 1954 y por el profesor Maximiano Trapero en el 1991. 

En el año 1932, el historiador francés Robert Ricard advierte que no se trata de una especialidad canaria, sino que también hay lenguaje silbado en otras partes del mundo, como México, por ejemplo. En el año 1956, el profesor escocés André Classe, dio cuenta de forma detallada de las particularidades fónicas del silbo gomero, mediante pruebas empíricas incontestables, aunque sin separar los aspectos esenciales de los accidentales. En el año 1978, el profesor lagunero Ramón Trujillo desentrañó, por fin, su verdadera estructura fonológica, que es, obviamente, lo esencial en un lenguaje de esta naturaleza. Según don Ramón, se trata de un sistema fonológico en miniatura de 6 elementos (2 fonemas vocálicos y 4 consonánticos), construidos sobre los contrastes sonoros vocal / consonante, grave / agudo e interrupto / continuo, señales sonoras que imitan los fonemas del español, que es la lengua que hablan los gomeros. En realidad, el descubrimiento del profesor de La Laguna iba mucho más allá del silbo usado en Canarias, pues es muy probable que los demás lenguajes silbados no tonales que hay regados por el mundo tengan la misma o parecida estructura fonológica que la propia del gomero. 

En el año 2000 fue introducido en el sistema educativo de Canarias (en principio, sólo en las escuelas de La Gomera) por la Comisión Técnica del Silbo Gomero, nombrada a tal efecto por el Gobierno de Canarias, en el año 1998. A esta Comisión se debe asimismo la elaboración de una unidad didáctica que ha servido de base para la enseñanza del silbo, no sólo en la isla colombina, sino también en el resto del Archipiélago. Y en el año 2009, nuestro silbo fue reconocido como patrimonio intangible de la humanidad por parte de la Unesco, tras la ardua labor de la mencionada Comisión Técnica, que redactó un detalladísimo expediente sobre su importancia social, cultural, etnográfica y lingüística, y las eficientes gestiones político-culturales del gobierno de Canarias y el Gobierno de España. 

Obviamente, los trabajos de todos y cada uno de los autores citados se encuentran al alcance de cualquier persona interesada en el asunto; y más todavía desde el año 2007, en que mi compañero de Universidad Juan José Batista Rodríguez y yo mismo los recopilamos todos (con traducción al español en el caso de aquellos que habían sido publicados originariamente en lengua extranjera) en el libro El silbo gomero. 125 años de estudios lingüísticos y etnográficos, publicado por la Academia Canaria de la Lengua. Por tanto, nunca podrá aducirse falta de bibliografía para justificar ignorancia o desconocimiento de los hechos que nos ocupan. 

Pues bien, ¿qué nos viene a decir sobre el mencionado lenguaje silbado la persona entrevistada en el audio de marras? Dicho de forma muy resumida, lo siguiente: a) que el pionero de su estudio fue Ramón Trujillo, como si Juan Bethencourt Alfonso, Max Quedenfeldt, Joseph Lajard, Robert Ricard, André Classe y otros no hubieran existido nunca; b) que lo que hizo este importante estudioso lagunero fue hablar del silbo de forma “introductoria”, es decir, de forma secundaria o preliminar, sin entrar en los aspectos fundamentales del asunto, como si no hubiera sido él la persona descifró definitivamente los misterios que encerraba; c) que quien “profundizó un poco más” en el silbo fue el profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Maximiano Trapero, que es estudioso que, en realidad, no ha publicado nada esencial sobre el asunto; d) que fue este mismo profesor quien descubrió (de “momento de revelación total” habla enfáticamente la persona que hace la entrevista) que, además de en La Gomera, también se silbaba en El Hierro, como si esa información no fuera conocida desde finales del siglo XIX; y e) que el lenguaje silbado que se enseña actualmente a los jóvenes de Gran Canaria en los cursos que sobre él se imparte en distintos lugares de esta isla es el silbo de los viejos pastores del lugar, como si no fuera silbo gomero (y no silbo herreño, grancanario o tinerfeño) lo que se enseña en las distintas escuelas públicas y privadas del Archipiélago, porque sólo el silbo gomero tiene metodología para su enseñanza; la metodología creada por los maestros silbadores de La Gomera (Isidro Ortiz y Lino Rodríguez, particularmente) y la unidad didáctica (El silbo gomero. Materiales didácticos) que elaboró la citada Comisión Técnica del Silbo Gomero en el año 2005. Pues bien, con opiniones de este jaez, emitidas no sólo por esos ignaros eruditos a la violeta o Fray Gerundios de Campazas modernos que llaman influencers, sino también por profesores universitarios ignorantes de la tradición científica, inunda el mundo de confusión la cacharrería electrónica actual, sin que haya otra manera de remediarlo que formar al ciudadano cada vez mejor para que se defienda de tan grave manipulación ideológica y científica. Los prodigiosos avances materiales que ha experimentado la humanidad en los últimos tiempos han sido a costa de la cultura espiritual, que ha sufrido una evidente degradación.          

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