CINTILLO: LA PALMA ARQUEOLÓGICA, LOS ASTRÓNOMOS DEL PASADO /1
Las Lajitas, el observatorio astral de los aborígenes palmeros

Uno de los 15 amontonamientos circulares del Llano Las Lajitas; detrás, otra estructura. Ambas conservan algunas de las lajas hincadas que las rodean. En la parte superior, dos telescopios.

Luis Socorro

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El 29 de junio de 1985 los Reyes de España y autoridades de otros cuatro países inauguraron el observatorio astronómico del Roque de los Muchachos, un centro científico de vanguardia internacional. Mil años antes, en ese mismo lugar, los benahaoritas o awaras –los guanches de la isla de La Palma- observaban el cielo y realizaban ceremonias, como reflejan las crónicas de la Conquista, junto a unas estructuras circulares de piedra: el yacimiento del Llano de Las Lajitas. Hoy, el astrónomo del IAC Juan Belmonte ha verificado la “conexión astronómica” entre Las Lajitas y Roque de los Muchachos –la montaña más alta de la Isla con 2.426 metros-, ya que “la luna llena que sigue al solsticio de verano surge tras esta montaña solo desde la zona ocupada por las estructuras de los antiguos palmeros”. Con este reportaje, iniciamos una serie de tres entregas semanales sobre el legado astronómico de los aborígenes palmeros y la cosmovisión de esa cultura.

Felipe Jorge Pais, director del Museo Arqueológico Benahaorita de La Palma, fue el arqueólogo que elaboró el inventario de los bienes arqueológicos y etnográficos de la zona en la que se encuentra el observatorio astrofísico. Fue en 1986 y durante tres meses recorrió palmo a palmo esta área del Parque Nacional de Taburiente. Pernoctaba en una cueva junto a Domingo Acosta Felipe. Pais catalogó todos los registros prehispánicos, entre ellos el yacimiento más importante del entorno del Roque de los Muchachos: Las Lajitas.

El conjunto ceremonial del Llano de Las Lajitas, explica a este periódico Pais, “está formado por quince estructuras circulares, perimetradas con lajas verticales hincadas en el terreno; su interior se rellenó con otras lajas y piedras”. A esta quincena de amontonamientos de rocas se unen dos estructuras, también artificiales, que “carecen de relleno”. El arqueólogo baraja la hipótesis de que fueran “cabañas relacionadas con la preparación de los rituales”. Este planteamiento, añade Pais, “viene avalado por el hecho de que su planta viene delimitada por el perímetro de algunos de los amontonamientos”.

El carácter ritual o ceremonial de Las Lajitas lo describe muy bien en sus crónicas Abreu y Galindo. Está descartado que fuera un lugar de hábitat porque en otoño e invierno es un lugar inhóspito por el frío. Uno de los aspectos “más llamativo de este conjunto prehispánico es que se encuentra rodeado por numerosos grabados rupestres”, la mayoría soliformes y circulares, característicos de La Palma. Pero, ¿por qué se construyeron estas estructuras en ese lugar concreto? La astrofísica tiene la respuesta.

Juan Antonio Belmonte, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), es una autoridad mundial en el universo de la arqueoastronomía. A mediados de los años 90 del siglo XX, realizó una investigación que certificó una “conexión astronómica” entre el yacimiento y el punto más alto de la Isla: el pico del Roque de los Muchachos (2.426 metros). Belmonte ha declarado a Canarias Ahora-elDiario.es que “la luna llena que sigue al solsticio de verano –la primera de esta estación- surge tras esta montaña solo desde la zona ocupada por las estructuras, singularizando este sector dentro de la extensa área de pastoreo de las cumbres”.

“Fue mágico”

Existe otra vinculación astral. Durante los días previos y posteriores al solsticio de invierno, la salida del sol se produce justo por encima del pico del Roque de los Muchachos. Belmonte, no obstante, matiza que “aunque imprecisa, no se puede descartar a priori una orientación ritual” de este fenómeno del solsticio de invierno.

Aunque no es astrónomo, hay un investigador que se ha especializado en la cosmovisión de los antiguos canarios y también defiende la conexión astronómica entre Las Lajitas y el pico más alto de La Palma. Se trata del profesor de historia Miguel Martín González, promotor del colectivo Iruene. Martín busca la precisión de sus análisis a través de sofisticados programas informáticos que analizan los fenómenos astronómicos; por eso, “por ejemplo, podemos saber exactamente los lugares por lo que se ponía o salía el sol o los movimientos de otras estrellas en la época prehispánica”. Martín nos ha contado, durante los días en los que hemos visitado La Palma para realizar esta investigación periodística, que “tras estudiar el firmamento con los programas informáticos, los mismos que usan los astrónomos, luego voy a los sitios para comprobar mis conclusiones”. Por ello, “he podido constatar que el sol del solsticio de invierno sale por encima del Roque de los Muchachos si estamos situados en Las Lajitas”.

Precisamente fue Martín el primer observador en certificar que el sol durante el solsticio de invierno sale justo por encima del la cima del Roque “si estás en el yacimiento de Las Lajitas”. Fue el martes 23 de diciembre de 2003, “justo al día siguiente de acabar las clases en el instituto”. El investigador recuerda que “subí muy temprano a la cumbre para ver la salida del sol desde el yacimiento. Todo estaba iluminado y lo único que estaba a oscuras, en sombra, era donde estaba yo, en Las Lajitas. Poco a poco la luz venía hacia mi de forma piramidal; cuando empiezan a iluminarse las estructuras, miro y veo salir el sol por el mismo Roque de los Muchachos: Fue mágico”. 

Estado lamentable de abandono

Mauro Hernández, en los años 70 del pasado siglo, fue el primer arqueólogo que investigó Las Lajitas. Inicialmente, habló de cabañas, pero tras la investigación mucho más profunda de Jorge Pais y Domingo Acosta se descartó esa hipótesis. Recuerda Pais que a finales de septiembre, cuando finalizaba su prospección de tres meses, “al caer la tarde la temperatura baja mucho y hacía frío, imagina en invierno las duras condiciones para vivir aquí”. Además, no se encontró registro arqueológico alguno vinculado a un hábitat. Descartado que fueran viviendas, se pensó en aras de sacrificio, como las existentes en La Gomera y El Hierro, pero ante la ausencia de cenizas, de focos de combustión y de restos óseos de los animales que se sacrificaban y se incineraban en esas estructuras circulares de las dos islas citadas también se descartó que fueran aras.

Felipe Jorge Pais tiene claro que “son estructuras ceremoniales vinculadas a las creencias de aquellas personas”. Como la mayoría de las culturas prehistóricas, los antiguos canarios eran animistas, una religión, unas creencias vinculadas a hitos geográficos y a los astros, como el sol, la luna y algunas estrellas. En este sentido, las investigaciones del astrónomo del IAC dan fe de ello. Belmonte, afirma Pais, “es una autoridad mundial en esta materia, y si sostiene que existe una conexión astronómico entre Las Lajitas, el Roque de los Muchachos y la luna y el sol, no admite discusión”.

En definitiva, como nos ilustra Juan Antonio Belmonte, en algún momento de la historia indígena de La Palma, “la población reunida en las cumbres a principios del verano para celebrar unos de esos días bajo la luz de la luna llena, se daría cuenta de la singularidad del lugar al observar, sobre su montaña sagrada, el orto de una de sus grandes divinidades astrales, construyendo en él un lugar donde honrar a sus dioses”. Por eso, esas estructuras circulares de piedras, acotadas por lajas grandes hincadas en la tierra, se construyeron en lo que hoy denominados Llano de Las Lajitas. Aquí, como sentencia Belmonte, los benahoaritas iniciaron “una tradición astronómica que, con unos medios mucho más modernos y métodos científicos, la astrofísica actual trata de perpetuar”.

Es muy triste el lamentable estado en el que se encuentra el yacimiento, absolutamente abandonado y despreciado por los organismos competentes. A pesar de que hace unos años fue vallado, los expoliadores continúan entrando y han saqueado numerosas piedras con grabados. País y Acosta calcaron más de 60 grabados en el yacimiento cuando inventariaron la comarca; ahora quedan muy pocos. Realmente urge una acción inmediata. Es incomprensible que en medio de unas instalaciones científicas de vanguardia internacional, ni el Cabildo Insular de La Palma, competente en materia de protección, ni el IAC atiendan como merece el primer observatorio que se creó en la Isla.

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