La montaña de Guanapay, en el municipio de Teguise, es un enclave fundamental en la historia de Lanzarote. En su cima, a 445 metros de altura, se alza el Castillo de Santa Bárbara o de San Hermenegildo, la fortaleza más antigua de la Isla de las que permanecen en pie. El antiguo volcán, con su cráter y sus lomas, atesora, además del castillo, registros arqueológicos de factura indígena e histórica. A diferencia del yacimiento de San Marcial de Rubicón, en este enclave no hay pruebas de la cohabitación entre las culturas europea y la que trajeron del norte de África los primeros colonos: los majos (gentilicio de los guanches de Lanzarote). Guanapay es noticia porque el Ayuntamiento ha concluido la primera fase de la reforma de la fortaleza y paralelamente impulsa excavaciones arqueológicas en su entorno, bajo la dirección de Jesús Cáceres.
El Castillo de Santa Bárbara, una pieza arquitectónica singular de planta trapezoidal, fue durante diecinueve años Museo de la Inmigración. Luego, Museo de la Piratería durante otra docena de años, hasta que llegó la pandemia del coronavirus COVID-19. La historiadora Chani de la Hoz cuenta con orgullo que “3.000 escolares visitaron el museo en 2019”, su último año de apertura. De la Hoz es técnico municipal de Teguise y fue la directora de los citados museos y trabaja, entre otras funciones, para dirigir el futuro Museo de Historia de Teguise, que se abrirá tras las almenas del castillo, si se cumplen las previsiones, a finales de 2024.
Crear un espacio para ilustrar la historia del municipio, declara a esta periódico Chani de la Hoz, “es contar la historia de Lanzarote, porque la historia de la Isla empieza en Teguise, la primera capital insular”. Teguise es uno de los pueblos más hermosos del Archipiélago. Pasear por sus calles traslada al visitante al pasado, a un pasado ilustrado a tenor de la riqueza de los inmuebles que protagonizan la trama urbana de la Villa.
Los dos museos que se crearon en Santa Bárbara cumplieron su función social y cultural. El de la inmigración llegó a su fin porque había culminado un ciclo y los visitantes pedían algo más. Por eso se creó un museo dedicado a la piratería; Lanzarote es una de las islas canarias con más episodios piráticos.
Las visitas al Castillo de Santa Bárbara estaban en el calendario de las actividades extraescolares de todos los colegios lanzaroteños. La mayoría de los turistas que visitan la Villa subían a la fortaleza; “era raro el visitante que no preguntara por la historia del pueblo”. Por eso, se ha tomado la decisión de convertirlo en un museo de historia, señaló a Canarias Ahora Mar Boronat, concejala de Patrimonio de Teguise.
Museo del siglo XXI
El museo dedicado a la piratería cumplió una función, pero su equipamiento museístico era pobre. Por ello, el objetivo ahora es transformarlo en un centro museístico de primer nivel, del siglo XXI. La Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Canaria colaborará con la financiación necesaria para dotar de contenido al centro. ¿Cuándo se abrirá el nuevo museo? Esa pregunta se la hemos formulado al concejal de Cultura, Javier López. “El objetivo es abrirlo como museo antes de que concluya el próximo año, pero antes tenemos firmar un convenio con el Gobierno de Canarias para garantizar la inversión. Hemos tenido conversaciones con la consejera de Universidades, Cultura y Patrimonio, Migdalia Machín, y firmaremos un acuerdo antes de navidad; luego tendremos que sacar un concurso para la dotación museística, adjudicarlo y luego abrir el museo”. Mientras llega ese momento, el castillo volverá a abrir las puertas en breve “para que al menos se pueda visitar el recinto”.
Por lo pronto, explica a esta Redacción María Dolores Rodríguez Armas, historiadora y técnica municipal de Patrimonio Histórico, “las obras de reforma del castillo han concluido, que eran las que más tiempo e inversión requerían; ahora lo que hace falta es adaptarlo a su contenido museístico”.
Probablemente se contará que el Castillo de Santa Bárbara es el más antiguo de la Isla en la actualidad, pero antes hubo otras construcciones militares o defensivas pero no se conservan. Las de San Marcial de Rubicón (ver capítulo 1º de esta serie) están aflorando gracias a las campañas arqueológicas que se realizan donde los normandos de Jean de Bethencourt establecieron el primer campamento europeo al inicio de la conquista del Archipiélago. La otra construcción que supuestamente se levantó antes de las de Rubicón es el castillo de Lancelotto Malocello. Se sabe que este genovés arribó a Lanzarote –de ahí el nombre de la isla- en el XIV, siglo anterior al de la conquista, y también que hay referencias escritas de la fortaleza, pero debería de ser una fortificación pequeña porque no se sabe dónde está.
En 2011 se realizaron excavaciones en la montaña de Guanapay con ese propósito; se encontraron registros interesantes, pero ninguna prueba de la torre de Malocello. Ahora se están realizando nuevas investigaciones arqueológicas.
Excavaciones en Guanapay
El arqueólogo lanzaroteño Jesús Cáceres dirige las nuevas excavaciones. Entre 2021 y 2022 se realizó una primera campaña, “con cuatro sondeos en los exteriores del castillo”. La memoria detalla los resultados de cada uno de los sondeos; en las conclusiones se aportan datos de sumo interés: “La prospección llevada a cabo por la zona de la caldera y el camino de Teguise al castillo ha mostrado numerosos elementos arquitectónicos desprendidos de la fortaleza, como bloques de toba volcánica que en muchos casos son irrecuperables por la pendiente o por la zona donde quedaron depositados. Se observa gran cantidad de material en superficie, que aporta datos sobre la vida cotidiana y remodelaciones del inmueble. Por tanto, se plantea en próximas intervenciones el sondeo del camino en alguno de los giros donde se acumula mayor cantidad de material y en el fondo de la caldera”.
Otra información de gran valor histórico, apunta Cáceres, es que “se descarta que la torre actual pudiera tener relación con la construida por Lacelotto Mallocelo, debido a los materiales utilizados en ésta, por la que toma fuerza la idea de que esta torre es diferente, tal y como se recoge en el testamento del Marqués, que habla de un castillo nuevo y viejo. Así pues, se debería estudiar los aledaños de la caldera y la zona conocida como ”El Castillo“ en las inmediaciones del depósito general del agua en la subida al Castillo de Santa Bárbara”.
Precisamente, estas recomendaciones del arqueólogo se están ejecutando este otoño, con el inicio de una nueva campaña en tres zonas: “Una línea recta que cruza toda la montaña, desde el cráter, el interior del castillo y el camino de bajada. Estamos excavando la torre que se encontró en 2011; están saliendo bastantes muros alrededor y una fortaleza de mayores dimensiones; posiblemente sea del siglo XVIII”, ha informado a esta redacción el director de las excavaciones.
El ámbito de uso de lo que es Guanapay es el objetivo principal de esta nueva campaña que acaba de iniciarse. “Están apareciendo varias zonas de uso, como un área de canteras y un muro que todavía no sabemos para qué se construyó. También estamos estudiando la profundidad y la capacidad de la mareta que se encuentra en el interior de la caldera, además de su forma de recogida de agua”. En definitiva, se trata de plantear las necesidades que tiene el conjunto de la montaña, para ver la posible relación con el castillo de Santa Bárbara“.
Respecto a la huella de los majos, muy cerca de la montaña se encontró una zona de enterramiento en Los Divisos. Se han localizado restos de malacofauna y vestigios de cerámica indígena, pero por ahora no hay rastros de estructuras que fueran habitadas por los primeros habitantes de Lanzarote.
Historia de la fortaleza
El Castillo de Guanapay âel nuevo, como lo designaba el I Marqués de Lanzarote, Agustín de Herrera y Rojas- fue erigido en distintas fases, correspondientes a diferentes momentos y sucesos históricos. El señor territorial de Lanzarote, Sancho de Herrera y Ayala, el Viejo, heredero del señorío de la Isla, en 1485, según refleja la memoria de la primera fase de la intervención arqueológica, firmada en abril de 2022, “mandó construir en la cima del Volcán de Guanapay una torre de planta rectangular que más que una fortaleza era un punto de observación sobre las costas circundantes, ya que en su interior cabían contadas personas, por lo que poca seguridad podía prestar a los habitantes de Teguise y a la propia edificación”.
Años después, se ordenó construir una edificación que permitiera proteger a las familias notables de la Isla ante las incursiones de los piratas. Alrededor de la torre primigenia y de las nuevas edificaciones “se levantó una ancha muralla de mampostería con una singular forma romboidal, que es la que atesora en la actualidad”. Con todo, la fortaleza experimentó cambios. El ingeniero Leonardo Torriani levantó unas garitas en 1591 y más de medio siglo después, en la segunda mitad del XVII, se realizaron los dos baluartes “que actualmente existen en la muralla”. En plena guerra entre España y Estados Unidos a cuenta de Cuba y Filipinas, el Castillo de Santa Bárbara –también denominado de San Hermenegildo- acogió un palomar militar para cubrir el servicio de transmisiones entre Lanzarote y Gran Canaria con 25 palomas mensajeras.
La fortaleza fue abandonada en el siglo XX, “a partir de la entrega en usufructo del Castillo de Santa Bárbara al Ayuntamiento de Teguise, en 1913”. Fue saqueado y desaparecieron puertas, ventanas e incluso piedras y bloques. Algunos vecinos de Teguise en 1923, indignados por el expolio que estaba sufriendo, “elevaron un escrito de denuncia al Jefe de la Comandancia de Ingenieros de Gran Canaria”. La queja cursó efecto y el gobernador militar de Las Palmas ordenó su protección y obras de mejora.
La historia se repite. Tras el cierre del antaño Museo de la Inmigración, coincidiendo con la pandemia, la fortaleza volvió a ser saqueada. Esperemos que esos episodios, propios de la época de la piratería, jamás vuelvan a suceder cuando cristalicen las buenas intenciones para fundar el Museo de la Historia de la Villa de Teguise.