Expulsión o dimisión: Ana Oramas mete en un callejón sin salida a Coalición Canaria
Ana Oramas levanta todo tipo de pasiones con su indisciplina de voto en la investidura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. También dentro de Coalición Canaria, a la que su diputada por Santa Cruz de Tenerife ha metido en un callejón sin salida, si no quiere saltarse a la torera sus propios estatutos. Las normas lo dicen claro: Artículo 49. Faltas y sanciones. El incumplimiento y el alejamiento desobediente de las decisiones de sus órganos es una infracción grave y por tanto motivo para causar baja.
El Comité Permanente Nacional de CC-PNC (su aliado, el histórico Partido Nacionalista Canario fundado en 1924 en Cuba) se reúne este viernes [inicialmente estaba previsto este jueves] para marcar la hoja de ruta del caso Oramas. Y aunque en la cúpula del partido, muy dividida, no se quiere que nadie ajeno marque sus tiempos, sobre la mesa solo quedan dos salidas viables para no hacer saltar por los aires la disciplina orgánica: expulsión o dimisión.
El propio secretario general, José Miguel Barragán, ya lo avanzaba el martes tras la consumación del no a Pedro Sánchez. Las disculpas de Ana Oramas a su partido “no son suficientes”. Ahora debe presentar un informe a esa Permanente para marcar los pasos de un expediente “garantista”, pero en esa misma comparecencia Barragán dejaba abierta “alternativas” y otras posibilidades a la conclusión lógica de la baja.
En esa línea “alternativa”, el sector más crítico con Ana Oramas tiene claro que “hay que actuar con firmeza, porque si no seríamos como el ejército de Pancho Villa”. Pero a nadie en la organización le agrada una ruptura tan traumática como expulsar a la diputada que representa a la mayoría de la organización con más peso de CC: Tenerife. Y menos en un momento de absoluta debilidad de toda la organización en todas las islas, donde ha perdido el poder institucional que ha ostentado durante décadas.
¿Y qué otra alternativa quedaría? “Muchos nos contentaríamos con que dejara su acta de diputada por esa indisciplina. Que corra la lista y que asuma el escaño alguien que siga las directrices de Coalición Canaria”. La dimisión sería una medida tan contundente como acabar el proceso que se abra en expulsión, entiende un sector del partido que no quiere que se siente un precedente de desobediencia tan grave. “Muy grave”, como calificó la propia Permanente el caso en su nota oficial.
Esa dimisión, muy improbable tal y como ha expresado desde la propia tribuna del Congreso de los Diputados la diputada –“esté o no en mi partido”, le dijo a Sánchez- bastaría en estos momentos al grupo del partido que promueve un viraje más hacia la izquierda y requilibrar CC territorialmente, que tras la escisión de Nueva Canarias en 2005 ha quedado más en manos de lo que marque el centro derecha de Tenerife. Y la segunda en la lista por Santa Cruz de Tenerife es Guadalupe González Taño, de CC de La Palma, otra isla que se ha unido al movimiento interno de unificar el nacionalismo.
Esa será la batalla legal, interna, que se abra a partir de ahora en el partido. Ya lo vienen apuntando, de manera abierta, esos sectores de CC de Tenerife que defienden a capa y espada a Oramas, una de las suyas, por no decir su lideresa natural. No ha sido tan trascendental el voto negativo a Sánchez como para tomar una medida de ese calibre, la baja. “Su voto no fue decisivo”, ha dicho el que fuera alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez. “No se puede masacrar” a Oramas, y eso del expediente “está por ver”, dijo el expresidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso.
Así, Coalición Canaria no solo enfrenta en estos tiempos el reto de la fría oposición, de no tocar el poder en la Comunidad Autónoma, cabildos y grandes ayuntamientos. Sino el problema de cómo llegar a su Congreso de mayo: de momento, con un aspirante a líder del partido, Fernando Clavijo, investigado por la Justicia por su etapa como alcalde de La Laguna. Y en breve, con otro de sus referentes, Ana Oramas, con un expediente abierto por una falta catalogada como “muy grave” por su propio partido.
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